EL PAíS › ARCAICO CARTEL EN EL AEROPUERTO

La capilla de Ezeiza

 Por Andrés Osojnik

El cartel estaba allí para los “sacerdotes en tránsito”, los curas que entre vuelo y vuelo pretenden despuntar el vicio con una misa. El cartel contenía las instrucciones para el uso de la capilla del aeropuerto de Ezeiza. En el ítem quinto, no ofrecía dudas para quien quisiera elevar una plegaria: indicaba que allí se debe rezar “por las intenciones del obispo castrense, monseñor Antonio Juan Baseotto”. Nada decía sobre las intenciones del vicario de arrojar al mar con una piedra al cuello a un ministro, pero en medio de la polémica sobre su permanencia en ese cargo, días atrás y luego de que este diario comenzara a preguntar por el tema, el cartel fue reemplazado por otro en el que su nombre fue borrado.

Aunque el propio protagonista reniega del bajo perfil al que le gustaría someterlo la cúpula de la Iglesia, el caso Baseotto se encuentra en un cono de sombra. El obispo de las Fuerzas Armadas que escandalizó al Gobierno con su propuesta sobre Ginés González García está en un auténtico limbo. Sus funciones como vicario castrense fueron desconocidas por el Estado, pero el Vaticano lo sostiene, gracias a los buenos oficios del laico más influyente en la curia romana: Esteban “Cacho” Caselli.

El Episcopado preferiría verlo fuera de combate, pero tampoco quiere ir contra los designios papales. Consecuencia: Baseotto mantiene su título, pero con sus funciones notoriamente recortadas. Lo más probable es que el devenir de ese limbo transcurra hacia su retiro a los 75 años. Baseo-tto los cumplirá el año próximo.

La otra alternativa es que finalmente Baseotto renuncie antes, ya sea por propia voluntad (por ahora, un hecho difícil) o forzado por sus camaradas. Una y otra posibilidad conllevan el implícito de que el tema decaiga en el interés periodístico. Baseotto se ocupa de que ello no suceda: el mes pasado rezó una misa por las Malvinas con Mario Benjamín Menéndez en primera fila. Ahora se prepara para presidir un encuentro con lo más granado de la derecha nacionalista católica.

El cartel de Ezeiza lo mantenía en su cuestionado papel de “obispo castrense”. Un afiche móvil instalado a las puertas de la capilla de la terminal A del aeropuerto, que lleva el nombre de “Nuestra señora de Loreto” y está en el primer piso, donde se accede al preembarque. En su interior hay un altar, unos pocos bancos y una pequeña sacristía. Suelen verse allí pasajeros temerosos que antes de subirse al avión elevan algún rezo en busca de protección divina. Dos placas conmemoran sendas visitas de Juan Pablo II. Para los sacerdotes en tránsito, el cartel ubicado a la entrada indicaba en el punto 1 que “en la sacristía se encuentra todo lo necesario para la celebración de la santa misa”. El punto 2 refería al lugar donde se encuentra la llave la sacristía; el 3 observaba que “al finalizar la celebración, el sacerdote debe dejar asentado sus datos en el cuaderno de actas”. El cuarto punto aclaraba que “la capilla se encuentra a cargo del capellán castrense de la Guarnición Aérea Ezeiza, padre Aníbal Eugenio Sosa”, de la parroquia Nuestra Señora de Loreto. El quinto es el que se refería al vicario de la discordia. Textualmente, decía: “En esta capilla se reza por las intenciones del Obispo castrense monseñor Antonio Juan Baseotto”. “Buen viaje y que la Virgen del Loreto los proteja”, cerraba el texto el cartel. Luego proponía una “oración para los viajeros aéreos” y otra “a la Patria”.

Las “intenciones” de Baseotto refieren a cuestiones litúrgicas. En todas las misas se reza por el Papa y el obispo que corresponda. Como la capilla pertenece al Obispado castrense, allí se debe pedir por “nuestro obispo Antonio Juan”. Este diario había consultado al sacerdote Aníbal Sosa sobre el significado de la alusión. Tiempo después, sobrevino el cambio. “Ese cartel estaba allí desde hacía tiempo, ahora se lo cambió para hacerlo más ágil, para que los sacerdotes que quieran usar la capilla sepan cómo hacerlo”, explicó el sacerdote el viernes pasado.

–¿Ahora ya no figura el nombre de Baseotto?

–No hace falta que el cartel tenga tantos detalles –respondió.

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En Ezeiza, Baseotto seguía siendo obispo castrense.
Imagen: Rafael Yohai
 
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