EL PAíS › LAS REPERCUSIONES DE LA SALIDA DE FERNáNDEZ ENTRE SU PROPIA GENTE

Una jornada con más incertidumbres que certezas

 Por Santiago Rodríguez

En los cinco años que estuvo en su cargo, Alberto Fernández armó un entramado político con ramificaciones en muchas de áreas de la administración pública kirchnerista. Los funcionarios que en su momento llegaron al Gobierno de su mano sintieron más que nadie el cimbronazo que provocó su renuncia. “Y... acá estamos”, repetían ayer en varios despachos, entre resignados y expectantes, y completaban con frases dignas para la ocasión, como “pero ojo que yo soy kirchnerista de antes que Alberto” o “soy un engranaje de un proyecto que en este momento lidera Cristina”. Los mayores niveles de ansiedad se registraron en la estructura de la propia Jefatura de Gabinete. Anoche daban por descontada la continuidad de los secretarios Enrique Albistur (Medios) y Juan Manuel Abal Medina (Gestión Pública) y ponían en duda la de Carlos Riviere (Evaluación Presupuestaria). Romina Picolotti tiene intención de seguir en Ambiente, pero hoy pondrá su renuncia a disposición de Sergio Massa.

Como interlocutor de todos aquellos que no reportaran al ala “pingüina” de la administración kirchnerista, Fernández fue el encargado de abrirles la puerta del Gobierno a varios de los actuales funcionarios. Al saliente jefe de Gabinete siempre se le atribuyeron, entre otras, las incorporaciones de Graciela Ocaña en el PAMI primero y después en el Ministerio de Salud, Mercedes Marcó del Pont en el Banco Nación y la misma Picolotti. De su tropa son, por ejemplo, los titulares de la Superintendencia de Seguros de Salud, Héctor Capaccioli, y de la Sindicatura General de la Nación, Julio Vitobello.

Ocaña fue una de los integrantes del gabinete nacional que logró ubicar a Fernández después de la presentación de su renuncia. También lo buscaron para saludarlo los ministros de Educación, Juan Carlos Tedesco, y de Trabajo, Carlos Tomada. Algunos senadores peronistas consiguieron, al menos, intercambiar algunos mensajes de texto.

“Más allá de estar identificada como ministra de Alberto, Graciela ha dado muestras de que es una ministra de la Presidenta”, remarcaron en la cartera a su cargo y agregaron: “Nosotros seguimos trabajando como siempre”.

La ministra de Salud no compartió actividades con la Presidenta, una posibilidad que sí tuvo Marcó del Pont: la titular del Banco Nación acompañó a la mandataria en el acto en el que se anunció la refinanciación de deudas con esa entidad a pequeños productores rurales de Entre Ríos. Al mediodía, Marcó del Pont había almorzado con Tomada y la ministra de Defensa, Nilda Garré, y la renuncia de Fernández fue tema inevitable de conversación.

La noticia de la salida de Fernández sorprendió a Picolotti en una audiencia por el tema del saneamiento del Riachuelo con el juez federal de Quilmes, Luis Armella. La funcionaria también consiguió hablar con el ahora ex jefe de Gabinete y después se juntó con los suyos para analizar la situación. “Va a poner la renuncia a disposición de Massa porque es lo que corresponde, pero su deseo es seguir en funciones”, contaron a PáginaI12 en la Secretaría de Ambiente, donde suponen que será ratificada: “En los últimos meses –enfatizaron– compartió como diez actos con la Presidenta”.

Más allá de que sea confirmado en su puesto, un funcionario que venía reportando a Fernández dio por seguro que las cosas ya no serán como fueron hasta ahora. “Sin el jefe en la gestión, todo espacio político pierde peso”, se sinceró ante este diario, con un dejo de amargura.

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Graciela Ocaña, ministra de Salud.
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