EL PAíS › INTIMIDADES DE LA CENA DE GALA EN EL PALACIO REAL

“Esto con Kirchner no pasaba”

En un encuentro protocolar, con (casi) todos vestidos de gala, la Presidenta reafirmó “la necesidad de colaborar en la integración de la Comunidad Europea y América del Sur”.

 Por Daniel Miguez

Desde Madrid

Era una cena con toda la pompa. En un ambiente de fastuosidad regia, todos los presentes sentados a lo largo de la extensa mesa del rey, como en las películas sobre la Edad Media. Las mujeres, entre ellas la Presidenta, estaban vestidas de largo. Y los hombres de frac, luciendo sus condecoraciones. En el Palacio Real anoche hubo sólo dos rebeldes: Hugo Moyano y el diputado Agustín Rossi, de traje y corbata. “¿Por qué no acató la vestimenta protocolar?”, le preguntaron al líder de la CGT. Las carcajadas estallaron ante su respuesta: “¿Entonces, si vamos a Escocia me tengo que poner pollerita? No viejo, la última vez que me disfracé tenía 13 años y fue para ir al corso en Carnaval”.

Una hora antes de que comenzara la cena, los varones argentinos iban bajando de sus habitaciones al hall del hotel para salir todos juntos hacia el Palacio Real, el majestuoso escenario de la gala, enfundados en sus entallados e incómodos fracs, con levita y moño blanco. Unos a otros se iban descubriendo así vestidos –varios, además, con ostentosas condecoraciones– y como en alegre estudiantina cambiaban risas y burlas. Algunos salían del ascensor tratando de medir con la mirada el impacto que producían, como si llegaran a una fiesta disfrazados de jeque árabe o de cura jesuita. La mayoría había alquilado sus vestimentas –que debían cumplir una extensa lista de normas– en Buenos Aires y varios debieron hacerlo en Madrid, porque habían llegado con la esperanza de esquivar el trance.

“Esto con Kirchner no hubiera pasado. ¿O vos te imaginás a Néstor vestido de frac?”, murmuraba un empresario, mientras se acomodaba el moñito y enderezaba en el centro de su pecho un prendedor ovalado del tamaño de un huevo. Con casi todos acostumbrados al frac, Moyano y Rossi pasaban a ser los raros: los miraban como si estuviesen vestidos de astronautas, con sorpresa ante la osadía o quizás con secreta envidia.

Cuando llegó la hora de la verdad, juntaron aire y salieron al frío de la calle, con la frente alta y sin importar el qué dirán de los rivales políticos, que seguramente verán sus fotos en los diarios. Allá iban los ministros Julio De Vido y Lino Barañao, los gobernadores Daniel Scioli y José Alperovich, los senadores Miguel Pichetto, Jorge Marín y Eric Calcagno, el diputado José María Díaz Bancalari, los sindicalistas Antonio Caló y Omar Viviani, y los empresarios Ignacio De Mendiguren, Alejandro Moretti, Enrique Eskenazi y Adrián Kochen, entre otros.

En el Palacio Real, un edificio imponente que sólo está destinado a las actividades protocolares del rey Juan Carlos y la reina Sofía, los 140 invitados se sentaron a una mesa de 50 metros de largo. A mitad de camino entre una punta y la otra estaba sentada la Presidenta, con el rey y el príncipe Felipe a sus costados. Enfrente, la reina, la princesa Leticia y el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. Los otros comensales eran ministros, legisladores, dirigentes del opositor Partido Popular y destacados empresarios españoles, incluso muchos que no tienen inversiones en la Argentina. También estaba el cantante Raphael, un icono popular de España, quien contó que en abril dará una serie de recitales en el Luna Park.

Antes de comer, la Presidenta dijo unas palabras. Sostuvo que “la relación con España fue, es y será inalterable” y que los sentimientos entre ambos países “son perdurables y definen para siempre la vida de cada uno de nosotros”.

“Quiero reafirmar esos lazos de amistad inalterable, seguir profundizando esta relación y alcanzar compromisos que reflejen esta común visión de cómo deben desempeñarse los organismos internacionales”, sostuvo en uno de los párrafos con contenido político. Otra frase con igual impronta: “La proximidad del Bicentenario debe obligarnos a reflexiones, a nuestra necesidad de colaborar con un proceso de integración entre la Comunidad Europea y América del Sur”. Fue una respuesta a los pedidos de Rodríguez Zapatero y el propio rey Juan Carlos de que Argentina colabore en la facilitación de acuerdos comerciales pendientes entre los dos bloques. Luego, durante el brindis, recordó a sus tres abuelos españoles: “Me hubiera gustado esta noche ver sus caras, condecorada por el rey de España, se hubieran frotado los ojos y no lo hubieran podido creer”, dijo. Llegó la hora de comer y entre ensaladas de bogavante, medallones de rape con pasta fresca, pularda asada con verduras y un bizcocho de chocolate amargo con helado, el diputado Rossi recordaba con el presidente de la Real Academia de la Lengua Española, Víctor García de la Concha, el Congreso de la Lengua que se hizo en Rosario y la memorable disertación del Negro Roberto Fontanarrosa. La senadora Haidé Giri charlaba con el canciller español Miguel Moratinos y la diputada Patricia Fadel, de elegante vestido negro perlado, era observada con disimulo por varios comensales locales. Igual, los mayores elogios se los llevó la princesa Letizia, elogios compartidos incluso por las mujeres argentinas.

Argentinos y españoles contaron que se sintieron muy a gusto, lo que explica la prolongada duración de un evento protocolar: más de tres horas. Los locales comentaban al salir que no tenían memoria de haberse retirado pasada la medianoche del Palacio Real, como ocurrió ayer. De principio a fin, la orquesta real estuvo tocando música española y argentina, desde el Concierto de Aranjuez hasta la Marcha de San Lorenzo.

Después del postre, la multitud pasó a otro salón a tomar café y los fumadores, además, a fumar, entre ellos el rey Juan Carlos, que lo primero que hizo fue encender un habano. Así entre charlas informales, de pie y cambiando de interlocutores, se terminó una gala que quedará en el recuerdo de muchos, también de Moyano y Rossi, que pese al gesto hosco de los encargados de ceremonial, habían logrado burlar el rigor del frac.

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Cristina Fernández habló antes de la cena, flanqueada por el rey Juan Carlos y el príncipe Felipe.
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