EL PAíS

Chaco, una provincia peculiar

 Por Mario Wainfeld

El pueblo de Chaco elige hoy su gobernador. Los resultados de las Primarias Abiertas, las encuestas, la sensación térmica y la gestualidad de los propios competidores auguran la reelección del gobernador kirchnerista Jorge Capitanich. Se presagia una diferencia holgada, con una cosecha muy por encima del 50 por ciento, quizá mayor al 60 por ciento, cifra que superó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en agosto.

Aunque siempre la verdad la expresan las urnas, parece clavado que se acollarará otra victoria del oficialismo local en comicios provinciales, en lo que es ya una tendencia avasallante.

El rival de Capitanich, el ex gobernador radical Roy Nikisch, aspira a un resultado decoroso, bien superior al 20 por ciento. El radicalismo consiguió algo más del 21 por ciento en las primarias.

No mueven el amperímetro las demás fuerzas que presentan candidatos presidenciales (el Peronismo Federal, el Frente Amplio Progresista, el espacio que conduce Alberto Rodríguez Saá). Es otra constante de las consultas provinciales, el Frente para la Victoria (FpV) es fuerte en todos los distritos, los otros partidos sólo en algunos, en el mejor de los casos.

En 2007, Capitanich venció al ex gobernador radical Angel Rozas por el canto de una uña, menos del 0,8 por ciento de diferencia. Llegó al Ejecutivo tras dos derrotas previas, ante Rozas y Nikisch (que cumplió un mandato al frente de la provincia).

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El bipartidismo prima en las provincias argentinas, con un rotundo predominio del peronismo. Los terceros partidos son, todavía, una excepción. Por eso, son contadas las provincias en las que, desde 1983, llegaron a gobernar partidos de tres signos distintos. Tierra del Fuego es una (peronismo, radicalismo, el partido de la gobernadora Fabiana Ríos) y la Ciudad Autónoma otra (radicalismo, Frente Grande y PRO). San Juan y Corrientes (con especificidades de color local que complejizan un encasillamiento) podrían ser consideradas otros dos ejemplos.

Chaco integra esa peculiar minoría, con bastante alternancia. Los justicialistas mandaron entre 1983 y 1991. El procesista partido Acción Chaqueña, para afrenta de la democracia, recibió el espaldarazo popular entre 1991 y 1995. La UCR mantuvo el poder durante tres períodos, desde 1995 hasta 2007: los dos primeros Rozas, el otro Nikisch.

Si se observa bien la correlación con los gobiernos nacionales, se marca otra peculiaridad chaqueña: hubo predominancia de gobernadores no alineados con el partido del presidente de turno, o sea opositores en lo nacional. En tiempos de Raúl Alfonsín, primó el peronismo, que prolongó su vigencia hasta los dos primeros años de Carlos Menem, los previos a la convertibilidad. Luego hubo “cohabitación” entre el radicalismo chaqueño y el menemismo. Angel Rozas luego conviviría, por así decir, con Néstor Kirchner.

Rozas tuvo un ratito de oficialismo, durante la corta presidencia de Fernando de la Rúa, aunque su pésima relación política y las carencias de recursos seguramente no le valieron de mucho al Chaco.

Capitanich es, entonces, el único que atravesó su cuatrienio siendo oficialista a nivel nacional. Ya es record para la provincia. Si se confirman los vaticinios para hoy y para octubre, podrá ampliar esa marca única.

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A los boinas blancas les queda la esperanza (factible) de conservar las intendencias de Resistencia, su capital, y Presidencia Roque Sáenz Peña. El desdoblamiento de las elecciones robustece su ambición. La versatilidad popular a la hora de elegir distintos tipos de autoridades es otro dato flagrante de la sucesión de elecciones, que debería ilustrar a quienes apostrofan contra los veredictos de las urnas.

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La capital de Córdoba designa su intendente. El favorito según los sondeos es el radical Ramón Mestre. Lo siguen dos peronistas, el delasotista Héctor “Pichi” Campana y Olga Riutort. Los encuestadores han registrado que las distancias se acortaron en las semanas recientes. De nuevo, la separación del comicio de las provinciales y las nacionales puede ayudar a Mestre. Y también de nuevo: para saberlo deberá esperarse a que se compute el último voto.

El intendente radical Víctor Fayad fue reelecto plebiscitariamente en la capital mendocina. El ex gobernador Roberto Iglesias conserva perspectivas en la misma provincia. Con Mestre, esas tres son las mejores apuestas radicales en el territorio. Y seguramente un indicio de quiénes asomarán la cabeza en la interna ulterior a octubre. En el contexto ya señalado, “recuperar” una provincia como Mendoza valdría un bonus.

El Frente para la Victoria ya lo consiguió en Catamarca (la única provincia en que ganó el visitante) y en Chubut (donde el otrora dasnevista gobernador electo Martín Buzzi cruzó el Jordán hacia el kirchnerismo). Y fantasea con lograrlo en Río Negro, la única provincia que la UCR conduce ininterrumpidamente desde 1983, ahora con un gobierno cercano al oficialismo nacional (de esos que la crónica alude como “radicales K”).

De cualquier forma, el score a favor de los oficialismos provinciales será abrumador en las 22 provincias que cambian ejecutivos en 2011. Una goleada para los locales, seguramente la más amplia desde 1987, fecha del primer recambio en la recuperación de la democracia. Un signo que algo querrá decir.

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