El jefe del Gobierno porteño, Mauricio Macri, afirmó que “todo es posible” cuando un periodista le preguntó si creía que el embotellamiento del viernes en Retiro fue “una jugada del gobierno nacional” para perjudicarlo. En un inesperado giro rockero, Macri dijo que fue el gobierno nacional el responsable de que la Capital Federal se convierta en “la ciudad de la furia”, apelando al título de uno de los temas más conocidos de Soda Stereo. El ministro de Hacienda de la Ciudad, Néstor Grindetti, fue más directo: “Fue una cosa preparada”, dijo. En cambio, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, puso de relieve la actuación que le cupo, para levantar el corte, al secretario de Seguridad, Sergio Berni: “Ayer (por el viernes) quedó demostrada su capacidad”, al convencer a los vecinos sobre la necesidad de suspender la medida.

Scioli dijo estar seguro de que Berni “va a cumplir las expectativas y la confianza que la Presidenta le ha depositado”. Desde la otra vereda, Macri apuntó sus críticas al gobierno nacional y a la ministra Nilda Garré: “La Policía Federal llega al lugar y, en vez de ordenarles (a los manifestantes) despejar el camino y hacerles cumplir la ley, custodia a aquellos que están violando la ley”.

Según Macri, “no hay reclamo que justifique que veinte ni doscientas personas impidan que otros ciudadanos, en este caso miles, concurran a trabajar”.

Por su parte, el legislador Francis “Tito” Nenna (Frente para la Victoria) criticó la falta de respuesta del macrismo al reclamo de los vecinos de la Villa 31: “Está amurallando la educación pública para beneficiar a las escuelas privadas. Está atacando el derecho social a la educación, destruyendo la escuela pública, porque el PRO concibe las políticas como mercancía”.

Una visión opuesta a las anteriores, expresó el diputado porteño Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica), quien solicitó a los gobiernos nacional y porteño que “dejen de lado el ego y la mezquindad”, a la vez que le pidió a Mauricio Macri que “se haga cargo y deje de victimizarse”.