EL PAíS › MAXIMO KIRCHNER, PROTAGONISTA DE LA PELICULA SOBRE SU PADRE

Voces íntimas y públicas

“¿Por qué él pudo conquistar a la más linda? Porque mientras los otros la miraban, él se animó”, dice la madre de Kirchner. Máximo habla del cuaderno en el que su padre anotaba los baches de Río Gallegos.

 Por Nicolás Lantos

Máximo Kirchner, campera negra, camisa con el cuello abierto, despeinado, se atolondra un poco para hablar, evita mirar a la cámara, escupe las frases de a poco, como si no terminara de convencerlo la idea de dejar atrás una década de virtual anonimato. Su voz es el hilo conductor a lo largo de más de cien minutos de película que narran la vida y la obra de Néstor Kirchner, desenrollándose en episodios articulados alrededor del testimonio de su hijo: el recuerdo de la infancia en el sur profundo, la cotidianidad de esa Río Gallegos administrada por su padre, los primeros contactos con la política y gestión, la familia, los anhelos, las cosas que quedaron pendientes. La película de Néstor Kirchner resulta ser, casi a la par, la película de Máximo.

Es que, más allá del valor emotivo del film y la reformulación de un relato biográfico que no revela sobre el ex presidente mucho más que lo que ya se ha visto o leído en otros lugares durante los últimos dos años, es esta novedad la que le da sentido a la película: dar a conocer la voz del hijo de los últimos dos presidentes argentinos y conductor de La Cámpora, la agrupación que más creció en estos años y que hoy ocupa el centro de la coalición oficialista. En resumen: comenzar a correr el velo que cubre el secreto mejor guardado de la política argentina contemporánea.

El relato que va enhebrando Máximo Kirchner a lo largo del documental es más cotidiano que político, sin embargo, en medio de un guión en el que uno y otro elemento aparecen trenzados permanentemente será imposible no detenerse a hacer lecturas más finas de algunos de los momentos que surgen entre sus recuerdos, como cuando relata que el Néstor Kirchner intendente de Río Gallegos llevaba siempre en el auto un cuaderno “de esos de anillos” en el que anotaba cada bache o bombita quemada que veía camino al supermercado.

O en la anécdota escogida por la directora Paula De Luque para inaugurar el filme: “Jugábamos a los soldaditos y pasaba y por ahí te rompía todo –comenta Máximo–. Eso hacía Néstor, estabas por ahí jugando y pasaba y hacía ‘eeeh pa pa’ y rompía todo. Y otra vez a arreglar todo. Y se divertía. Nosotros nos enojábamos. Pero lo volvíamos a armar. Creo que por ahí nos estaba enseñando algo, en ese sentido”.

De las demás voces que se suman al coro, la mayoría pertenecen a familiares, entre las que se destaca la de su madre, María Ostoic, otra “figurita difícil” del álbum kirchnerista, que da testimonio sobre la infancia del pequeño Néstor Carlos, pero también revela algunos detalles de su detención durante la dictadura o de la historia de amor con Cristina (“¿Por qué él pudo conquistar a la más linda? Porque mientras los otros la miraban, él se animó”, relata, en otro pasaje del que podría fácilmente hacerse lecturas políticas.)

Un puñado de figuras públicas (desde el dirigente del movimiento Evita, Fernando “Chino” Navarro, hasta el diputado Andrés “Cuervo” Larroque, pasando por el jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina) ponen sus voces en off para ilustrar algunas de las imágenes de archivo que se utilizaron en la película, y que a veces aportan elementos a través de detalles gestuales: como el recorrido del ex presidente por la ESMA el 24 de marzo de 2004 después de mandar a bajar los cuadros en el Colegio Militar.

Por último, llama la atención un breve fragmento filmado de una reunión privada en 2008, en pleno conflicto con las patronales agrarias: en él pueden verse, codo con codo, el miembro de Carta Abierta Ricardo Forster, el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández y el periodista de Página/12 Horacio Verbitsky. Allí puede escucharse a Kirchner criticando fuertemente el rol de los grandes medios de comunicación. A los espectadores atentos no se les escapará el cambio de la expresión en la cara de Fernández, sentado a la derecha del ex mandatario, al escuchar esas palabras.

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La película fue exhibida ayer en el Luna Park ante unas 3500 personas.
Imagen: Télam
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