SOCIEDAD › DESAPARECE UNA ENORME SUPERFICIE DE HIELO EN LA ANTARTIDA

Llegó la era del deshielo

A 100 kilómetros de la base General San Martín, al oeste de la península antártica, se desprendió una superficie de hielo igual al doble de la superficie de la ciudad de Buenos Aires. Advierten que el calentamiento global acelera el proceso más de lo previsto.

Una enorme masa de hielo, de una superficie equivalente a dos veces la ciudad de Buenos Aires, comenzó a desprenderse de la Antártida y buena parte de ella ya desapareció. El fenómeno afecta a la denominada barrera de Wilkins, situada en el sudoeste de la península antártica, que comenzó a colapsar debido al calentamiento del planeta, según advirtieron ayer científicos del Servicio Británico de Mediciones Antárticas (BAS, según sus siglas en inglés) y del centro estadounidense de Datos sobre Hielo y Nieve. La barrera de hielo se desplomó ayer, a unos 100 kilómetros de la base argentina general San Martín.

El fenómeno comenzó el 28 de febrero con el desprendimiento de un iceberg de 25,5 kilómetros de largo por 2,4 kilómetros de ancho en la barrera Wilkins. El desprendimiento del iceberg provocó la desintegración de un bloque de 569 kilómetros cuadrados de la barrera de hielo Wilkins, que en total tiene una extensión de 12.950 kilómetros cuadrados. Hasta el momento, se derritieron unos 414 kilómetros cuadrados de hielo, en las aguas del Mar de Bellingshausen, en el occidente de la península, según muestran las fotografías satelitales. Por el momento, esa muralla de hielo es sostenida por una estrecha franja de hielo de 5,6 kilómetros entre dos islas.

David Vaughan, del BAS, señaló que “el descongelamiento está ocurriendo mucho más rápido de lo pensado”. Ahora, el bloque de hielo, ubicado a unos 1600 kilómetros de Tierra del Fuego, “pende de un hilo”, indicó Vaughan. Por su parte, Ted Scambos, del centro estadounidense, dijo que “en los próximos meses no se espera que haya nuevos derretimientos, debido a que en el hemisferio sur comienza el período invernal. En enero próximo veremos si Wilkins continúa colapsando”. Además, señaló que “el Wilkins está allí desde hace ya al menos unos cientos de años, pero el efecto del aire tibio y el aumento del nivel del mar comienzan a causar desprendimientos”.

Para Eugenio Yermolín, glaciólogo ruso que desde hace nueve años trabaja en la Dirección Nacional del Antártico (DNA), las causas son muy claras: “En muchos lugares subpolares, la temperatura aumentó cuatro grados en los últimos 30 años, a razón de casi un grado cada diez años”. En tanto, Sergio Marensi, director del Instituto Antártico Argentino, recordó, en diálogo con Página/12, que “lo que ocurrió ayer en el este de la península ya pasó, pero en escala mayor, con la barrera de hielo Larsen en 1995 y 2002. En el ’95 colapsaron 1600 kilómetros cuadrados, mientras en febrero de 2002 fueron 3250 kilómetros cuadrados”.

Las barreras son densas plataformas de hielo, alimentadas por los glaciares que flotan en torno a la Antártida. “Las barreras tienen un rol fundamental para estabilizar los glaciares. Sin ellas, los glaciares acelerarían su descongelamiento al perder su protección y descargarían más agua al mar, elevando su nivel”, explicó Marensi, director del Instituto Antártico Argentino.

Al respecto, Yermolín agregó que sirven como reguladoras naturales del clima y de las corrientes oceánicas. “Cuando desaparece una barrera hay otro tipo de circulación oceánica, otro tipo de clima, porque es como un espejo de la radiación solar. Al influir en el clima local, podría afectar el clima global en una aceleración del aumento de la temperatura”, explicó. Mientras, Vaughan señaló que “el desprendimiento del Wilkins, la más extensa y en peligro de la península, no tendrá ningún efecto en los niveles de los mares ya que ya estaba flotando, pero es otro indicio del impacto que está teniendo el cambio climático”.

Según investigaciones de la DNA junto institutos antárticos de otros países, los glaciares de la península antártica descendieron en promedio medio metro por año. Así, en los últimos 30 años perdió 15 metros. “Pero las más afectadas son las barreras; tanto Larsen como Wilkins tuvieron mecanismos parecidos con el levantamiento de la temperatura. Los últimos cuatro veranos fueron muy cálidos, con temperaturas positivas, que es muy raro”, precisó Yermolín. Además, señaló que “todo está vinculado con el aumento de la temperatura porque el glaciar es una sustancia de tierra muy viva”.

En tanto, Marensi comentó que “se sabe que la península se está calentando, pero el interior no, aún mantiene su temperatura. La hipótesis que se maneja es que la península se está introduciendo en el mar”. Y advirtió que “hay retracción y adelgazamiento de las barreras y de los glaciares”.

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