SOCIEDAD › TRABAJADORES, PACIENTES Y ORGANIZACIONES EN DEFENSA DE LOS TALLERES PROTEGIDOS DEL HOSPITAL BORDA

Ni locos dejan que cierren los talleres

Es un lugar de rehabilitación para 220 pacientes. Ante rumores de un posible cierre, organizan un festival para mañana. Ayer, el ministro de Salud garantizó la continuidad de los talleres, aunque ratificó el futuro cierre del Borda y el Moyano.

 Por Eduardo Videla

Aunque funcionan hace más de cuarenta años, hasta ahora han sido la cara oculta del sistema de salud mental de la ciudad. Allí, un puñado de hombres trabaja de cuatro a cinco horas por día, en la producción de muebles, ropa y medicamentos para uso en los hospitales porteños. Son todos pacientes psiquiátricos, algunos internados en el Hospital Borda, otros ambulatorios o atendidos en hospital de día. Ellos, sus familiares, y los 180 trabajadores que cumplen tareas en esos centros están en estado de alerta desde que el gobierno de Mauricio Macri anunció su plan para cerrar los hospitales psiquiátricos, derivar a los pacientes a nuevas instituciones e instalar allí un centro cívico para la administración de la ciudad. Ayer, tras recibir el apoyo de Madres de Plaza de Mayo, la Comunidad de los Talleres Protegidos de Rehabilitación Psiquiátrica convocó a un festival que se llevará a cabo mañana a las 11, en los talleres de la calle Suárez, en Barracas. El ministro de Salud, Jorge Lemus, salió a aclarar por primera vez que los talleres seguirán funcionando porque “están emparentados con el nuevo modelo (de salud mental) basado en la atención primaria, las internaciones breves y la reinserción social de los pacientes”.

En el banco de la carpintería, Luis Alberto lija sin premura una silla de madera que acaba de armar; podría decirse que la acaricia con el papel áspero, como si ese mueble fuera para la persona que ama. Tiene 30 años y éste es su primer trabajo, el oficio que aprendió aquí hace casi un año. Viene todos los días desde Rafael Calzada, donde vive con su papá, y después del taller cumple con la rutina del hospital de día, en el Borda. En el taller de electricidad, Leonardo viene desde el hospital, a tres cuadras, todos los días. Y con sus compañeros Matías, de 27; Leonardo, de 41, y Jaime, de 31, están trabajando en un bobinado para el motor de un ventilador que quedó fuera de servicio. Empezaron por aprender a pelar cables y llegaron a armar una instalación, “aunque todavía no me animo a largarme solo”, confiesa Matías, que viene derivado de la Obra Social de Bancarios. Todos reciben a cambio una retribución de 200 pesos mensuales.

Son 220 en total los pacientes de los talleres protegidos, repartidos en cinco sedes. Una de ellas es la de la calle Suárez al 2200, detrás del Moyano, en galpones que alguna vez fueron depósitos de la Fundación Eva Perón, según quedó grabado en la memoria colectiva de los trabajadores.

Por esos galpones transitó ayer Hebe de Bonafini, acompañada por Juana de Pergament y Hebe Mascia. Las tres fueron a expresar el apoyo de las Madres a la permanencia de los talleres. “Aquí se produce vida, compañerismo”, destacó Bonafini, que se propuso como “madrina” de los talleres, “para lograr que puedan trabajar en dos turnos”. “Y si a Macri se le ocurre la loca idea de cerrarlos, los vamos a ocupar con los trabajadores”, advirtió.

“El trabajo se puede potenciar si hubiera más personal, si tuviéramos más insumos. Pero Macri los está vaciando, porque su proyecto es cerrar los hospitales y promover un negocio inmobiliario en esta zona”, dijo Marcelo Frondizi, dirigente de ATE y trabajador de los Talleres Protegidos desde hace 37 años.

Actualmente trabajan en los talleres 180 empleados, en su mayoría calificados como operadores en salud mental o auxiliares de rehabilitación, categorías no reconocidas aún en el escalafón municipal.

Lo hacen junto a un equipo médico que evalúa a los pacientes, quienes son derivados a su vez tanto desde el Borda como de otros centros que valoran la experiencia. “Este es un lugar para que los pacientes que están en condiciones de ser dados de alta puedan encarar tareas de reinserción social”, explica Frondizi.

Aunque no es una experta en la materia, Bonafini dejó en su visita algunos conceptos interesantes. “Los pacientes psiquiátricos deben atenderse en hospitales comunes, igual que nosotros. Tenemos que terminar con la historia de que los locos tienen que estar encerrados”, dijo, en un claro pronunciamiento a favor de las políticas de desmanicomialización, que son resistidas por sectores de los médicos y los gremios.

Luego, por primera vez, el ministro Lemus salió a expresar públicamente su apoyo a los Talleres Protegidos “porque constituyen un dispositivo central en el modelo asistencial” del gobierno. Sin embargo, aclaró que los hospitales Borda y Moyano “se van a cerrar” recién cuando “se pongan en funcionamiento los dispositivos adecuados para reemplazarlos”. Esas medidas se tomarán, afirmó, “en cumplimiento de la Ley de Salud Mental, que busca la desinstitucionalización de los pacientes que, por su patología, no deben estar internados”.

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Nono Frondizi (izquierda), Bonafini y un grupo de pacientes en el taller de electricidad.
Imagen: Rafael Yohai
 
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