SOCIEDAD › UNA MULTITUD RECORRIó TECNóPOLIS EN EL PRIMER DíA DE APERTURA AL PúBLICO

Aprender por el camino de la diversión

Pese a la tarde helada y lluviosa, los visitantes recorrieron la muestra y, en especial los chicos, disfrutaron de los juegos con robots. Desde un satélite virtual, se puede ver a la Argentina desde 700 kilómetros de altura.

 Por Carlos Rodríguez

El hombre de barba, algo estático, siempre cruzado de piernas, responde a las preguntas que le hace un chico que se acercó al sillón donde está sentado, con gesto pensativo. Los dos dialogan en inglés. “¿Es un robot? ¡No puede ser!”, dice la señora despistada que pensaba que estaba presenciando la exposición de una persona de carne y hueso. El stand de Hanson Robotic es de gran atractivo, sobre todo para los adolescentes. Chicos y grandes se quieren llevar, como souvenir, un robot en miniatura con la cara de Albert Einstein. Cerca de allí, sobre una pantalla de televisión que forma parte del piso, otros niños intentan, sin ningún éxito, tratar de pisar unos pescaditos escurridizos que se escabullen entre piedras y algas marinas. El fracaso los divierte. Lo mismo les pasa a otros pequeños, uno por cada equipo, que manejan con graciosa dificultad dos esferas robóticas que se mueven a control remoto y que tratan de empujar una pelota de felpa hacia alguno de los dos arcos. El partido de fútbol termina en un lastimoso cero a cero que despierta sonrisas entre los fracasados goleadores y el público que presenció el espectáculo. En Tecnópolis, la megamuestra científico-tecnológica abierta desde ayer al público, se llega al conocimiento por el camino de la diversión.

En el stand de Hanson, la que puso la nota fue una mujer policía que, robotizada para estar a tono con el entorno, le dijo que “no, no y no”, en perfecto castellano, a la fotógrafa del diario, a pesar de que la habían autorizado a acercarse al sillón para tomar la escena del diálogo entre el chico y el robot barbudo. En una tarde helada y lluviosa, en el predio donde alguna vez estuvo el cuartel de Villa Martelli, donde el hoy fallecido coronel Mohamed Alí Seineldín encabezó una repudiada rebelión carapintada contra el ex presidente Raúl Alfonsín, el stand dedicado a la Antártida Argentina desbordaba de calor popular. Con videos que se repiten a cada rato, escenografías, fotos y datos informativos que llenan todas las paredes, se puede saber todo acerca de ese continente blanco rodeado de océanos. Incluso se puede sentir el frío, a siete grados bajo cero, en un simulador al que se puede acceder con el abrigo adecuado.

La muestra permanecerá abierta hasta el 22 de agosto, de martes a domingos, en un predio de 50 hectáreas que está dividido en 14 espacios temáticos divididos en cinco continentes: Fuego, Agua, Tierra, Aire e Imaginación. Entre los mayores atractivos está el planetario acondicionado para discapacitados. Allí se pueden observar los detectores de rayos cósmicos, una experiencia extraordinaria que se desarrolla en el Observatorio Pierre Auger de la provincia de Mendoza. Uno de los recorridos más interesantes es el denominado “Agua, desarrollo y vida”, donde se explica la importancia de los acuíferos subterráneos, que en la Argentina preservan el 54 por ciento de las reservas de agua dulce. También se puede realizar un viaje virtual en satélite, para observar la Argentina desde 700 kilómetros de altura.

Ayer, en el stand “Orgullo Nacional”, que hace un recorrido histórico de la industria argentina, se pudo observar en vivo y en primerísimo primer plano, una actuación de Fuerza Bruta que recreó uno de los cuadros realizados durante los festejos del Bicentenario. Tres jóvenes realizaron piruetas increíbles sobre un viejo y noble Siam Di Tella, a unos diez metros de altura, mientras desde el piso, otros dos artistas, en forma sincronizada, sacudían el vehículo como si fuera presa de un terremoto con tsunami incluido. La performance pudo ser vista a pocos metros, en platea preferencial, al punto de que cualquiera de los espectadores podía darle palmadas en la espalda, de aliento y aplauso, a los protagonistas.

El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, que ayer recorrió la muestra, afirmó que Tecnópolis es “un canto a la autoestima argentina”. El funcionario anunció que la intención del Gobierno es realizar la muestra todos los años, con el propósito de mostrar los avances en ciencia y tecnología. Parrilli sostuvo que lo que se está mostrando “es muy útil no sólo para los jóvenes sino también para los adultos que siempre parece que miramos hacia afuera pensando que allí está lo mejor”. Concluyó que la muestra sirve para “valorar la capacidad de los argentinos, su mística, su honestidad, su creatividad. Con esto queremos mostrar que en el país se pueden hacer grandes cosas”.

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El robot contesta correctamente las preguntas que hacen los niños, aunque sólo habla inglés.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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