SOCIEDAD › FALLAN POR EL DIVORCIO POR DESVALORIZAR AL MARIDO

Es injuria desinfectarse de la suegra

La Justicia porteña confirmó ayer la “separación personal” de un matrimonio y le concedió el divorcio al hombre, al encontrarlo víctima de “injuria grave”, a causa de los maltratos que sufría por parte de su pareja por su origen árabe. La mujer lo desvalorizaba, acusaba de “terroristas” a sus familiares y, luego de sus visitas, limpiaba la casa con desinfectante. También se encontró con que el hijo del matrimonio presenta problemas psicológicos debido a la conducta de la mujer.

La Sala M de la Cámara Civil, integrada por los jueces Mabel De los Santos, Elisa Díaz de Vivar y Fernando Posse Saguier, ratificó el fallo de primera instancia del magistrado Miguel Guiraldes, quien “decretó la separación personal por injurias graves vertidas por la cónyuge”.

La resolución de los jueces considera las actitudes de la mujer de “injuria grave”, que no sólo afectaron al marido sino también al hijo adolescente de ambos, de 17 años, “quien lamentablemente exterioriza signos de un problema psicológico que se manifiesta en tics”.

Se trata de la pareja conformada por un médico y una psicóloga, que contrajo matrimonio en diciembre de 1993 y en 1997 tuvo a su hijo. En marzo de 2008, el marido inició un juicio de separación, “invocando un trato injurioso y despectivo por parte de la señora, insultos y descalificaciones delante del hijo, negativas a que el menor aprendiera el idioma árabe de la familia paterna, acompañada de discriminación cultural hacia la familia de origen e incluso a algún episodio de violencia física”.

En base a los testimonios de familiares y amigos de la pareja, los tres jueces determinaron que existió “desmerecimiento” hacia el hombre. “Ella realzaba defectos del marido delante de la familia, lo desvalorizaba, tenía una actitud hostil, enojada hacia la llegada del marido después del trabajo y ese clima lo transmitía”, detallaron. También adujeron que criticaba “las raíces de la familia acusándolos de terrorista”.

La hermana del médico islámico contó que la mujer evitaba que el hijo de ambos tratara con la familia de sangre del padre por “el origen árabe, alegando que era una cultura llena de violencia, guerras, al punto de que, cuando había contacto, luego limpiaba todo y desinfectaba con Lysoform en forma paranoide”. Una sobrina señaló que, a diferencia de su pareja, “él le daba un trato cariñoso, evitaba peleas y era respetuoso, priorizando la familia”.

Asimismo, uno de los amigos de la víctima contó que la ahora ex esposa también aplicaba “un control excesivo sobre sus actividades, tenía falta de la libertad lógica de un hombre para con sus amigos con los que jugaba fútbol” y lo “llamaba para chequear la certeza de los encuentros”.

Ante la condena en primera instancia y las declaraciones de los familiares, la psicóloga sostuvo que la sentencia era “injusta y arbitraria” por “la escasa envergadura y parcialidad de los testimonios aportados”. Por el contrario, los jueces indicaron que el hecho de que fueran familiares y amigos “no quita eficacia probatoria a sus declaraciones”, ya que “las personas más allegadas son quienes tienen mejor conocimiento de los hechos”.

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