SOCIEDAD › UN FESTIVAL Y MOVILIZACION EN PLAZA DE MAYO BUSCAN ALERTAR SOBRE LOS DERECHOS FEMENINOS

En marcha para poner límites al abuso

Esta tarde se llevará a cabo la Marcha de las Putas, un fenómeno que ya se extendió por todo el mundo. El objetivo es sensibilizar acerca de la “cultura de la violación” que sustenta y justifica los abusos sexuales. Habrá talleres y distintas actividades.

Esta tarde, después de dos horas de festival artístico en Plaza de Mayo, la Marcha de las Putas (MP) llegará una vez más al Obelisco, para cerrar la tercera edición porteña del movimiento que es mundial con recitales convocados bajo el lema Consentimiento: la línea es clara. La consigna no fue elegida al azar, sino por una razón muy específica: durante 2014, casos como el femicidio de Melina Romero pusieron en evidencia cuánto falta para sensibilizar sobre el derecho a decir no, y la frontera entre abuso y consentimiento. “Hubo una tendencia muy marcada a relativizar el consentimiento en los casos de abuso” conocidos, explicó Verónica Lemi, una de las organizadoras, para quienes el objetivo es cuestionar “la cultura de la violación”, que sustenta y justifica los abusos sexuales.

“Si está inconsciente, no consiente”, “sólo sí es sí”, “el consentimiento se da, no se da por sentado”, “nada justifica un abuso”, son sólo algunas de las frases del spot, autogestionado y que circuló en las redes sociales como un boca en boca virtual, para anunciar la fecha del evento, explicar sus razones y recaudar solidariamente fondos para solventarlo (ver aparte). A lo largo de una tarde de actividades tan diversas como un taller de defensa personal, charlas “sobre cultura de la violación, consentimiento y roles de género”, la exposición fotográfica sobre la campaña Acción Respeto (que puso en cuestión el acoso callejero usualmente disfrazado como presuntos piropos) y performances, entre otras, la MP busca aportar materiales y herramientas para sensibilizar y generar un cambio. No es inusual que las respuestas públicas y a veces hasta judiciales sean “culpar a la víctima, hurgar en su vida para justificar lo que le pasó: si estaba borracha, adónde iba, cómo se vestía. En este contexto, ¿qué víctima va a querer hablar de lo que pasó? Necesitamos, como sociedad, modificar este contexto para que las víctimas de abuso sexual puedan denunciar, puedan contarlo y reciban contención en lugar de culpabilización”, señaló Lemi.

Alrededor de las 15, el festival comenzará en Plaza de Mayo, que fue elegida porque “tiene el espacio perfecto para armar un circuito, algo que otras plazas no, y además porque es ‘la’ plaza”, explicó Lemi, para quien “es superesperanzador” que el comité organizador y quienes demostraron interés en colaborar con la convocatoria sean “gente muy joven”. “Es verlos y decir ‘ok, hay una chance acá’. Hay muchas chicas y chicos de 15, 16, 17 años que vienen, participan un montón y te das cuenta de que la tienen superclara, están interesados en promover estas ideas, tienen cierto compromiso. Muchos están en centros de estudiantes del colegio secundario, entonces proponen en ese ámbito charlas sobre estos temas. Es algo que habla muy bien de la generación que viene.” Una de las coordinadoras de las actividades, ejemplificó Lemi para demostrar a qué se refiere, hace poco se fue de viaje de egresados del colegio secundario.

En el festival, que estará en Plaza de Mayo desde las 15 hasta las 18, habrá, entre otras cosas, una juegoteca para sensibilizar a niñas y niños sobre la importancia del derecho sobre sus propios cuerpos (“para generar conciencia y trabajar en prevención del abuso infantil”), teatro musical (que conjuga stand up con parodias “para jugar con los estereotipos y los prejuicios”), exposición de fotos que recuerdan actividades y momentos de marchas anteriores. Además, el colectivo Squatters, que trabaja interviniendo publicidades de la vía pública, organizará actividades para quienes quieran sumarse a hacer lo propio en la plaza, sus alrededores y durante la marcha misma. “La idea es deconstruir esas publicidades. Van a armar con publicidades grandes y varias chiquititas de la calle una cosa interactiva para que la gente pueda intervenir. La idea es que cada uno vaya con un fibrón indeleble, o que haga un collage si prefiere.”

La Marcha de las Putas comenzó en abril de 2011 en Canadá, como Slut Walk. Fue la respuesta pública a la charla que tres meses antes el oficial de policía Michael Sanguinetti brindó en una universidad de Toronto y durante la cual explicó que “las mujeres deberían evitar vestirse como putas para no ser victimizadas” sexualmente. En tiempos de Internet y redes sociales, la iniciativa que nació en Toronto creció rápidamente, y ese mismo año se replicó en distintas ciudades de Canadá, Estados Unidos, Suecia, Nueva Zelanda, Inglaterra, Holanda y Argentina.

La convocatoria retoma una palabra que, de tan cotidiana, resuena en lo privado y lo público. Puta, reflexionó Lemi, “es un insulto que abarca mucho más que lo sexual: nos dijeron ‘puta’ por negarnos a tener relaciones sexuales, nos lo dijeron por defendernos o defender a otras, por opinar y defender nuestras posturas, por militar, por vestirnos como queremos, por responder al acoso callejero, por poner límites, por salir solas”.

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La Marcha de las Putas ya tuvo dos ediciones en la ciudad de Buenos Aires.
Imagen: Télam
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