SOCIEDAD › REPORTAJE EN PRISION A “EL URUGUAYO” VITTETE SELLANES

“Yo soy un triste ladrón de gallinas”

La fiscalía piensa que es “el hombre del traje gris” que dirigió el asalto al Banco Río. El dice que es inocente, que las pruebas son falsas o erróneas y, en resumen, que no le da el piné para semejante atraco.

 Por Raúl Kollmann

“Los fiscales quieren vender que el hombre de traje gris, al que ahora no encuentran, era yo, un triste ladrón de gallinas retirado. No estuve dentro de ese traje gris, el teléfono que dicen que usé no me lo secuestraron a mí y no hay llamadas con mis teléfonos, y si desde ese celular hubo comunicaciones con mi padre y con mi hijo seguramente fue porque por mi anterior situación de detenido muchas personas tienen esos números, porque se los di a compañeros de prisión para que llamaran a mi familia.” Quien se defiende así de las acusaciones en su contra es “El Uruguayo”, Luis Mario Vittete Sellanes, quien cumple prisión preventiva por ser uno de los jefes del robo al Banco Río. Vittete aceptó contestar por escrito una serie de preguntas formuladas por este diario, pero esquivó responder a una cuestión clave: si estaba en la Argentina o en Uruguay cuando se perpetró el asalto al banco.

El cuestionario por escrito fue entregado a los abogados de Vittete, Jacobo Grossman y Juan Carlos Fantoni, quienes recibieron las respuestas de El Uruguayo de puño y letra. Como es obvio, Página/12 no tuvo oportunidad de repreguntar. Este es el texto elaborado por el hombre considerado como jefe, al menos de la operación en su parte final, es decir el ingreso armado al banco.

–Los fiscales sostienen que usted estuvo dentro del banco utilizando un teléfono que estaba a nombre de Mariana Arévalo. ¿Es cierto? ¿Usted estaba en la Argentina o en Uruguay el día del robo al banco?

–Los señores fiscales dijeron que el hombre de traje gris seguramente era un alto militar, con muchísimo conocimiento y alta preparación, que seguramente estuvo activo en Malvinas porque se paseaba muy tranquilo frente a las miras telescópicas. Ahora que no lo encuentran le quieren vender a la opinión pública, a través de los medios de comunicación, que ese jefe es un triste ladrón de gallinas retirado. No estuve dentro del traje gris, el teléfono de Mariana Arévalo no me lo secuestraron a mí, no la conozco y no hay llamadas con mis teléfonos.

Página/12 tuvo acceso a la documentación presentada por los fiscales. Ellos afirman que Vittete usó dentro del banco un celular comprado con un documento falso a nombre de Arévalo y señalan que desde ese celular, después del asalto, hubo llamadas a Uruguay a tres teléfonos: al del hijo de Vittete, al del padre de El Uruguayo y a un tercer número desde el cual, después, se hicieron reservas de pasajes que luego usó Vittete para viajar a la Argentina.

–Una de las pruebas que mencionan los fiscales es que desde ese celular, usado dentro del banco, llamaron después a integrantes de su familia.

–Cualquier persona que poseyera los teléfonos de mi familia puede haber hecho esas llamadas. A lo mejor con el objeto de desviar las investigaciones al saberme retirado y al tener conocimiento de que me encontraba en el Uruguay. Debo aclarar que por mi situación pasada (estuve detenido), muchas personas tienen dichos teléfonos, ya que muchas veces se los daba a compañeros de encierro para que llamaran a mi familia al Uruguay. Quería saber cómo estaban o que me mandaran alguna cosa, en especial yerba uruguaya. A mí me secuestraron 2 teléfonos a mi nombre, uno uruguayo y uno argentino. No existen llamadas entrantes ni salientes con teléfonos de otros imputados.

–En su ciudad natal dicen que lo vieron con una cupé Hyundai pocos días después del robo al banco, ¿cómo la obtuvo?

–Sí, tengo una cupé India. La pagué al contado 39.100 dólares. Es matrícula uruguaya MAA 5395. Los fiscales dejaron en Uruguay una orden de secuestro del vehículo. Compré la cupé en el agente oficial en Uruguay. Vendí mi auto anterior, en 2005, en 29.500 dólares. También tengo otras propiedades. Le dejé a mi ex esposa un departamento en Rodríguez Peña 110 que vale 60.000 dólares y una Ecosport que vale 15.000. Todo eso fue en 2004. El robo al banco fue en 2006. Entonces la pregunta elemental es: si pude comprarme lo otro antes del robo al banco, por qué no me iba a poder comprar la cupé. Además, sólo tuve que poner 10.000 dólares por encima de lo que vendí mi auto anterior. Por otra parte, en Argentina y en Uruguay tengo todos mis impuestos al día. Usted sabe bien los intereses que reportan los préstamos fuera del circuito bancario. A ese negocio me dedico. Y la ganancia es mayor aún cuando se le cambia un cheque a una persona que ya tiene cheques anteriores rechazados.

–En el allanamiento al departamento de su ex esposa se encontró la documentación de la camioneta Ecosport. Los fiscales afirman que ese vehículo se usó para retirar el motor fuera de borda utilizado en el robo.

–Sí, en casa de mi ex esposa se secuestró la camioneta misma. Las personas que cargaron el motor reconocieron mi fotografía, pero creo que fue un reconocimiento inducido, ya que según ellos mismos apenas estuvieron un segundo con la persona que se llevó el motor. En cambio la señora que estuvo largo rato con el comprador del motor marcó a las personas número uno y dos, mientras que yo tenía el cuatro en la rueda de reconocimiento.

Los abogados de Vittete ya pidieron la nulidad de los reconocimientos, según le revelaron a Página/12.

–¿Conoce a los otros detenidos, en especial a Alberto De la Torre?

–Sí, conozco a De la Torre, con el cual me encontré en una parrilla ubicada en la Costanera Sur. Quiero aclararle que el hecho de que lo conozca y me relacionara con él no implica que seamos cómplices en el robo. Es más, desconozco si él tuvo algún tipo de participación. De lo que estoy seguro es de que yo no participé ni en la planificación ni en los trabajos previos ni en la ejecución del mencionado robo. Respecto de los otros detenidos no recuerdo haberlos conocido, ni siquiera haberlos visto alguna vez.

–¿Cuál es su actividad? ¿De qué vive?

–Tengo dos empresas en Argentina. Mi CUIT es 20-60313914-4. La primera, LM Computación. Fuimos tres socios, nos retiramos dos, pero pago monotributo, aunque lo debo desde agosto de 2005. Estoy asociado con un profesional argentino y un empresario chino teniendo la representación de un sistema de control cardiológico de Winlion Medical Corporation. Tengo inversiones como prestamista en algunas empresas argentinas con dinero genuino del Uruguay (no ahondaré en detalles), pero sí puedo informarles que una empresa que no está cumpliendo con sus obligaciones enfrenta un juicio por 102.000 pesos y un pedido de quiebra. Tengo cuenta en el Banco República Oriental del Uruguay, caja de ahorro en pesos y dólares, tengo un plazo fijo en el Bapro, una cuenta corriente sobre la que no libré ningún cheque, tengo una caja de ahorro en dólares y pesos. Tengo una tarjeta Visa con 1500 pesos de crédito y estoy esperando cobrar los 102.000 pesos para asociarme a una Cooperativa de Ahorro y préstamo que me pagará muy buenos dividendos por mi inversión.

–Los investigadores mencionan que usted tenía encima cuatro llaves pertenecientes a cajas de seguridad.

–Mis abogados le pueden mostrar la copia del acta de secuestro. No sólo no me secuestraron llaves de cajas de seguridad, sino que puedo dar fe de no tener cajas de seguridad ni aquí ni en Uruguay. Si el secreto bancario de Uruguay es un obstáculo estoy dispuesto a firmar una conformidad para que se les dé esa información. El dinero ocioso en cajas de seguridad no es un buen negocio. Yo lo presto contra cheques, pagarés o mutuos. Así gano un buen porcentaje.

–¿Puede usted darnos su visión de por qué lo acusan a usted?

–Mi nombre aparece en la primeras fojas de la causa sin explicación alguna, sólo por mis antecedentes. Luego aparece la testigo de identidad reservada que denuncia al marido. Dice todo lo que sabe y, a mi entender, lo que no sabía se lo informan los investigadores para hacer una declaración más sólida. Después dijeron que el hombre de gris dejó una huella digital sobre un mostrador. Eso desapareció, no se habló más. Para mí hicieron desaparecer esa prueba al darse cuenta de que no iba a coincidir con mis huellas. Esto lo pienso en función de todas las irregularidades que veo. Salieron como locos a buscar e inventar cosas en mi contra porque no encuentran o no quieren encontrar al hombre del traje gris. No me secuestraron nada, ni joyas ni traje gris ni teléfonos, armas, agendas. Después del asalto tuve miedo porque se hablaba de mí. Tuve miedo de los buenos policías porque me querían meter preso por algo que no hice y de los malos policías que me querían “chupar” para sacarme la plata que no tenía. También tenía miedo de los malos presos que salían de transitorias porque se corría la voz de que el que me apretaba se salvaba. Por eso, el 21 de febrero concurría al Juzgado de Ejecución Penal Número 3 para pedir al juez algún tipo de protección. Cuando se informó que uno de los autores del robo era Mario, el hombre araña uruguayo, mi abogado, el doctor Fantoni, vio que se referían a mí. Por eso viajé a Buenos Aires a ponerme a derecho.

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Imagen: Télam
 
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