SOCIEDAD › BUSCAN SOBREVIVIENTES DEL ACCIDENTE AEREO DEL MATO GROSSO

Rescate en un verde sin esperanzas

Los rescatistas intentan abrir claros en la selva. Colaboran aborígenes de la tribu caiapó. Habla un pasajero del Legacy.

El rescate de los restos del 737 de la aerolínea brasileña Gol y la búsqueda de sobrevivientes se inició con un operativo inusual: un grupo de aborígenes de la etnia caiapó, residentes en una aldea en el norte del estado amazónico de Mato Grosso y dentro del área del accidente, se sumará a la ayuda. A todo esto, los dieciséis militares que llegaron al lugar en que cayó el avión intentan abrir claros en la selva para permitir el descenso de helicópteros de la Fuerza Aérea. “Nadie entiende cómo logramos sobrevivir a una colisión en medio del aire”, dijo el periodista del The New York Times Joe Sharkey, uno de los siete ocupantes del Legacy que chocó con el Boeing de la Gol.

Los caiapós salieron el sábado de la aldea de Piaruçú con el plan de caminar unos 40 kilómetros hasta la confluencia de dos ríos, desde donde viajarían en lancha durante siete horas, para luego realizar una caminata en medio de la densa floresta que cubre el lugar y poder acceder al local del accidente. “Nuestra ayuda es para rescatar los cuerpos de las personas muertas en el accidente. Queremos ayudar porque somos gente, porque somos seres humanos”, declaró Txurracamae, administrador de la Fundación Nacional del Indio (Funai) de la localidad de Colíder (en Mato Grosso).

Las autoridades aeronáuticas buscan descifrar las causas de la caída del Boeing 737-800, después de chocar con el avión de pequeño porte, modelo Legacy, que volaba en la misma altitud y en sentido contrario.

En sus declaraciones a las autoridades, los cinco pasajeros, el piloto y el copiloto del Legacy coincidieron en afirmar que en ningún momento detectaron el acercamiento de otra aeronave, pese a que el avión tiene un sistema de alarma que advierte sobre el riesgo de colisión. “Dicen que no vieron nada”, afirmó el presidente de la ANAC, Milton Zuannazzi, quien agregó que los ocupantes del Legacy afirmaron que vieron solamente “una sombra” y luego escucharon “un ruido” antes de que el Legacy en que viajaban tuviera que aterrizar en una base aérea cercana, con avería en un ala.

Entretanto, desde Nueva York se dio a conocer un correo electrónico que envió el periodista del The New York Times Joe Sharkey a su esposa, Nancy, editora de la publicación estadounidense. Sharkey, uno de los sobrevivientes del Legacy, decía que “ninguno de los pilotos puede comprender que un 737 nos haya golpeado sin que lo hayamos visto”.

Los restos de la aeronave de Gol que se estrelló el viernes fueron avistados el sábado a 200 kilómetros al sudeste del municipio de Peixoto Azevedo, al norte del Mato Grosso. Zuannazzi dijo que sólo la investigación de las cajas negras de las dos aeronaves revelará qué pasó para que ocurriera el choque en pleno aire: “Antes de eso, todo es especulación”, advirtió el funcionario.

No obstante, la prensa brasileña se hizo eco de especulaciones sobre las causas del accidente. Fuentes del Centro Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo (Cindacta) citadas por el portal de noticias UOL afirmaron que “en ningún momento” las torres de control de Brasilia detectaron la posibilidad de choque entre las dos aeronaves, porque el Legacy “desapareció de los radares aeronáuticos”.

No obstante, el piloto del Legacy, Joseph Lepore, y el copiloto, Jan Palldino, aseguraron que, en el momento del choque, mantenían contacto con la torre de control.

El equipo de militares que alcanzó el lugar donde se encontraban desparramados los restos del Boeing describió la escena como dantesca y consideró lo improbable de que hubiera sobrevivientes.

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El ala dañada del Legacy (der.) comparada con el ala que no sufrió la colisión del Boeing.
 
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