SOCIEDAD › LOS EFECTOS DE LA CONTAMINACION EN LOS NIÑOS

Una verdadera pandemia silenciosa

La contaminación industrial tendría una nueva víctima específica: el cerebro de los niños. La versión digital de la revista científica The Lancet publicó ayer un estudio que manifiesta que millones de niños de todo el mundo podrían haber sufrido daños cerebrales por efecto de productos químicos tóxicos que son expulsados al ambiente como residuo de la producción de industrias.

El estudio fue elaborado por expertos estadounidenses y daneses y denuncia una “pandemia silenciosa” de trastornos en el desarrollo neurológico, que son consecuencia de determinadas sustancias que tienen un efecto en las personas que es real pero difícil de calibrar.

Algunas de las afecciones que, según el estudio, derivan de la contaminación industrial son autismo, déficit de atención, retraso mental y parálisis cerebral.

En ese sentido, los autores del trabajo reclaman a las autoridades europeas y estadounidenses –los dos polos de mayor actividad industrial del mundo– que refuercen la investigación y los controles sobre los productos industriales contaminantes, para de esa forma proteger a los niños, que son los más vulnerables a sus perjuicios.

En el estudio se identifican 202 productos químicos industriales potencialmente perjudiciales para el cerebro humano y, según los autores, son “sólo la punta del iceberg”, ya que actualmente hay más de mil de estas sustancias identificadas como neurotóxicos en animales, que probablemente también lo sean para los humanos.

En cuanto a los controles que existen al respecto, los investigadores estadounidenses y daneses consideran que en la Unión Europea (UE) no son suficientes, mientras que en Estados Unidos sólo se les impone a las empresas requisitos mínimos –que muchas veces no se cumplen– para que realicen pruebas de seguridad sobre los productos químicos que utilizan para sus actividades industriales.

Philippe Grandjean, de la Universidad del Sur de Dinamarca, afirma en The Lancet que “el cerebro humano es un órgano precioso y vulnerable y, debido a que su funcionamiento óptimo depende de la integridad del órgano, cualquier daño, aunque sea limitado, puede tener serias consecuencias”.

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