SOCIEDAD › EL GUITARRISTA DIJO QUE SóLO COBRABA POR TOCAR

La estrategia de mostrarse empleado

 Por Horacio Cecchi

A Maximiliano Djerfy lo defiende Analía Fangano; al resto de Callejeros, Martín Gutiérrez, y en una estrategia bastante en común con éste, al manager Diego Algañaraz lo representa Alejandro Bois. Pese a las fuertes diferencias de estrategia jurídica con el resto del grupo (llamativamente es el único que decidió declarar), ayer Djerfy eludió cargar de responsabilidades a los Callejeros. Por momentos, resultó de una ingenuidad llamativa. Dijo que “cobraba un sueldo de 700 pesos. No importa si tocábamos una vez o diez por mes, ni tampoco si era para 500 personas o 15 mil. Yo en eso no me metía. Cobraba mi sueldo y me iba a mi casa. Mi relación con el grupo era de amistad de trabajo”.

Dijo desconocer qué pasaba con el resto del dinero. “Ni siquiera sé si había más dinero.” Tampoco sabía cómo se decidían por un local u otro para dar sus espectáculos. “Para mí, si decían Obras iba a Obras, Excursionistas, iba a Excursionistas, Cromañón, iba a Cromañón. A mí no me preocupaba dónde, yo soy músico, iba a tocar.” Pero sostuvo desconocer quién decidía. “Yo no sé, entre todos, en el grupo, no había alguien que decidiera.”

“No tenemos seguridad, son cinco amigos que nos ayudan, que cuidan que la gente no se nos venga encima, que cuida que no nos roben nuestras pertenencias en los camarines, deben cobrar algo de plata, no sé cuánto ni quién les paga, pero no nos encargamos de la seguridad, como una disco tiene sus patovicas.” También en relación con la pirotecnia, aseguró que Patricio Fontanet es asmático y que debía hacer nebulizaciones antes y después de cada recital, y que “estábamos en contra porque no se podía respirar, no se podía cantar; el diseño artístico que aparecía en el escenario no se veía por el humo”.

Cuando le enseñaron en la pantalla la imagen de una página web que supuestamente hacía publicidad para el grupo Callejeros, dijo “no la conozco, no entré nunca, no sé quién la hizo, no me interesan esas cosas, a mí lo único que me importa es la música”.

Dijo estar en tratamiento psicológico, y el tribunal lo autorizó a que un especialista que lo acompañaba lo asistiera de ser necesario. No hubo urgencias por el lado de Djerfy, pero a los 24 minutos de haber iniciado la audiencia, la primera interrupción correspondió a un pedido de Fangano: “Pido si mi defendido puede ser asistido por el psicólogo”, solicitó. El tribunal aceptó. Abrió un receso de 15 minutos y 40 minutos más tarde anunció que en realidad la atención era médica y no estaba dirigida a Djerfy sino a su abogada, que había sufrido un desmayo. Una hora después de la interrupción, todo siguió adelante.

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