UNIVERSIDAD › INCERTIDUMBRE EN EL AREA DE POLITICAS UNIVERSITARIAS

En busca de un secretario

La renuncia de Daniel Malcolm aún no tuvo confirmación oficial en Educación. Las alternativas y los posibles reemplazantes.

“Es como agarrar la intendencia de Beirut.” Pronunciada por un funcionario del Ministerio de Educación, la exagerada comparación pretendió explicar por qué no se definió aún la incierta situación de la Secretaría de Políticas Universitarias. Como se informó, Daniel Malcolm ya presentó su renuncia al cargo, aunque su alejamiento todavía no fue confirmado oficialmente. El primer nombre que sigue sonando para reemplazarlo es el del radical Alberto Dibbern, pero también continúan los intentos por hallar un candidato peronista. Mientras el ministro Daniel Filmus posterga la decisión final –que, según se suele repetir, sólo se tomará con la aprobación del Presidente–, se analiza en qué marco producir el recambio: en lugar de un mero trueque de nombres, podría presentarse como una modificación de la gestión.

“Estamos tratando de esperar para que el cambio no sea tan fuerte ni tenga tanto impacto –confiaron fuentes de la cartera educativa–. La idea es primero calmar las aguas y reordenar la secretaría.” Entre tanto, la actividad del área de Políticas Universitarias (SPU) está siendo controlada por el actual subsecretario, Horacio Fazio, un economista e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales que llegó al ministerio el año pasado, convocado por Filmus, ex director de Flacso.

Con Malcolm convencido de dejar el cargo a menos de ocho meses de haber asumido, dentro del ministerio ciertos asesores pensaban ayer que Fazio podía quedar al frente de la SPU. Pero los rectores de las universidades –principales interlocutores del secretario de turno– preferirían a un rector o a un ex rector, antecedente respetado por los últimos secretarios. En ese contexto subirían las acciones de Dibbern, ex titular de la Universidad Nacional de La Plata y actual vicepresidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau).

Lo que no terminaba de convencer en el entorno de Filmus es su filiación radical (y su procedencia platense, donde el storanismo no está entre los radicales afines al kirchnerismo). Por eso, se buscaba una alternativa peronista: “Estamos viendo, pero no es fácil. No hay muchos a los que les dé el pinet o que quieran asumir... sabiendo que no va a haber plata suficiente para atender todos los reclamos”, señaló la fuente.

El secretario que resulte designado tendrá que lidiar con un sistema universitario que se ha tornado especialmente sensible este año, con prolongados conflictos políticos abiertos en dos casas de estudios: la UBA y la Universidad del Comahue, donde los reclamos de democratización sostenidos por la izquierda estudiantil mantienen a las instituciones sin rector electo y, en el segundo caso, con varias unidades académicas tomadas desde mediados de mayo. Se suma, además, la crítica situación presupuestaria que atraviesa la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco, con un serio déficit que derivó en la creación de un comité de crisis y la declaración de la “emergencia económica” de la institución.

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