DEPORTES › MANO A MANO CON DEL POTRO EN MONTECARLO

“Yo pienso en ganar sea cual sea la superficie”

Desde Montecarlo

Si la felicidad aparente sumara puntos para el ranking mundial, Juan Martín Del Potro podría escalar un par de posiciones desde su séptimo puesto actual. No es que no tenga problemas y que todo marche sobre ruedas, pero en comparación con la tensión que se le adivinó en estos días a rivales como Novak Djokovic o Rafael Nadal, el argentino parece llevar ventaja en cuanto a relajación, aunque eso no signifique falta de tensión competitiva.

“Yo, a cada torneo que vengo, vengo pensando en tratar de ganarlo sea cual sea la superficie”, dijo Del Potro durante una entrevista con la agencia dpa en un escenario difícilmente mejorable: una soleada tarde de primavera en la terraza del Montecarlo Country Club, con la serenidad del mar Mediterráneo y la febril actividad en los rectángulos anaranjados como fondo.

A diferencia de lo que tradicionalmente sucedió con los argentinos, Del Potro no es un especialista en polvo de ladrillo, sino que rinde más sobre superficies rápidas. De los 14 torneos que ganó, sólo tres fueron sobre polvo de ladrillo, y sus mayores triunfos llegaron con la conquista del Abierto de Estados Unidos en 2009 o el bronce olímpico sobre césped en 2012.

“El año pasado mejoré muchísimo en césped, hasta conseguir la medalla en los Juegos Olímpicos. Fue en una superficie que casi no la tenía en cuenta dentro de mi juego. Al final, me encontré jugando un tenis espectacular.” Así, Del Potro cree que las cosas no tienen por qué ser diferentes sobre polvo de ladrillo, una superficie en la que exhibe también una semifinal de Roland Garros. “El polvo, con buena preparación y días de entrenamiento, me gusta, aunque el cemento sea donde mejor juegue”, admitió.

Campeón en Rotterdam, finalista en Indian Wells y semifinalista en Dubai, Del Potro exhibió oscilaciones llamativas esta temporada, con derrotas prematuras ante rivales de menor jerarquía como el francés Jeremy Chardy, en Australia, o el alemán Tobias Kamke, en Miami.

“La verdad es que Chardy en Australia jugó muy bien y fue un partido muy parejo. Más allá de no encontrarme en plenitud, él mereció ganar. En Miami, por mi problema familiar no pude enfocarme. Pero eso pasa. Djokovic a veces pierde, Ferrer perdió rápido en Indian Wells. Los que están arriba también tienen esos altibajos cada tanto.” Pero entonces Del Potro admite que hay un límite, que tiene ya cubierto el cupo de derrotas inesperadas en 2013: “Yo sé que no me lo puedo permitir, no me puede pasar en estos torneos”.

No se lo puede permitir porque en 2013 tomó decisiones arriesgadas, una de ellas antipática para muchos en Argentina, como es la de no jugar la Copa Davis. Su meta no es ya acercarse, sino sumarse al grupo dominante del tenis que encarnan Djokovic, Andy Murray, Roger Federer y Nadal. “Cada año que comienza uno se plantea nuevos objetivos y metas. La forma en que terminé el 2012, entre los mejores en el Masters y ganando torneos indoor, hizo que tratara de apuntar a las primeras posiciones, sabiendo lo difícil que es, sabiendo las decisiones importantes y complicadas que había que tomar”, explica Del Potro, que hoy juega contra Jarkko Nieminen.

“En estos primeros torneos no tuve la regularidad de llegar a las instancias finales en todos, pero llegué a la final de un Masters 1000, que hacía muchos años que no la conseguía.” A esa final de Indian Wells llegó tras eliminar a Murray y Djokovic y tener contra las cuerdas a Nadal en la final.

“Tres días contra los mejores del mundo, mucho desgaste mental, físico, muchas emociones juntas. Ahora comienza una temporada de polvo en la que debo prepararme bien fuerte para llegar en condiciones a Roland Garros.”

Mientras busca controlar esa irregularidad que reconoce, Del Potro demuestra que a los 24 años no todo es tenis en su vida, porque se entusiasma al preguntársele por el papa Francisco, el primer latinoamericano y argentino de la historia al mando de la Iglesia Católica. “Es un orgullo que ahora no sólo se hable de Messi, sino también del Papa”, destaca el tenista, que en un nivel inferior al del Papa, Messi o Diego Maradona, es uno de los argentinos más conocidos a nivel mundial.

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