ECONOMíA › ARGENTINA Y BRASIL COMPARTIRAN LA ESTRATEGIA DE PROMOCION INDUSTRIAL PARA GANAR COMPETITIVIDAD

Unidos contra un mundo menos amigable

Débora Giorgi y su par brasileño, Miguel Jorge, dieron pasos concretos para poner en marcha una integración productiva y comercial efectiva. Líneas de financiamiento y fondos de garantía para alentar inversiones que mejoren la competitividad.

 Por Javier Lewkowicz

Desde Brasilia

El flujo comercial entre la Argentina y Brasil alcanzará al finalizar 2010 un nuevo record, superando los 33 mil millones de dólares, según anticiparon ayer en Brasilia la ministra de Industria, Débora Giorgi, y su par brasileño, Miguel Jorge. Los funcionarios se reunieron para impulsar la integración productiva entre ambos países que, aseguran, avanza desde el plano de las declaraciones hacia pasos concretos: líneas específicas de financiamiento, un fondo de garantía para respaldar esas operaciones y el comienzo de las rondas de negocios directamente entre empresarios. El objetivo es “ser más eficientes a nivel regional en un mundo que va a ser más competitivo, entre países y empresas”, apuntó Giorgi.

El encuentro entre ministros se produjo en el marco del “Seminario internacional de integración productiva del Mercosur”, donde participaron como panelistas el secretario de Industria, Eduardo Bianchi, y por el lado brasileño el de Comercio Exterior, Welber Barral, encabezando las respectivas delegaciones. En su ponencia, Bianchi resaltó que en los últimos 20 años la composición de las exportaciones del Mercosur extrabloque han intensificado su carácter primario, mientras que las ventas internas aumentaron su componente industrial. De ahí que el impulso al comercio intrazona vía integración permita mejorar la ecuación general. Más aun en el marco del comercio record que se registrará este año. El anterior pico se había registrado en 2008.

Giorgi resaltó que los tratados de integración regional han aumentado significativamente en el mundo, aunque en general se trata de “tímidos avances en desgravaciones arancelarias”. Este modelo sería incapaz de responder ante las perspectivas para los próximos años del capitalismo global, entre las cuales Giorgi destacó la caída en la tasa de crecimiento del PIB y del comercio mundial, y la menor fluidez de financiamiento internacional. Además, “hay una tendencia a un mayor proteccionismo en diversas formas”, aseguró.

Los gobiernos buscan avanzar con la integración en sectores estratégicos (petróleo y gas, maquinaria e insumos agrícolas, aeronáutica y autopartes) y sensibles (electrodomésticos, línea blanca, madera y muebles, vinos y lácteos). El sector que más apoyo viene recibiendo es el autopartista de ambos países. La importancia de la integración se liga con la necesidad que tienen las empresas fabricantes de partes de ganar competitividad para pelearles el lugar a los proveedores extrazona. La reducción de costos provendría de ampliar la escala de ventas, al integrar ambos mercados.

Para incentivar la compra de partes brasileñas por las terminales radicadas en ese país, el ministro Miguel Jorge graficó que “hay que conversar, negociar mucho y tener cierta capacidad de presión”. En el caso argentino, la competencia asiática preocupa al sector privado. Página/12 les consultó a ambos ministros si era posible coordinar una estrategia para controlar la importación de estos productos. “Vamos a hacer extremadamente estrictos y exigentes en todo lo que se refiere al análisis de los productos de extrazona”, respondió Giorgi. Jorge aclaró que su mayor preocupación son las piezas provenientes de la Unión Europea. Brasil comenzó un programa de mayor protección arancelaria contra las autopartes provenientes desde fuera del bloque.

Tanto para autopartes como para otros sectores involucrados en la integración bilateral, se prevé tener listo para fin año una línea crediticia con fondos integrados por el Banco Nación y el Banco de Inversión y Comercio Exterior de Argentina (BICE), el Banco Nacional de Desarrollo (Bndes) y el Banco de Brasil. Serán 200 millones de dólares –aportando la mitad cada país– bajo la normativa de ambas bancas centrales. Según explicaron en la delegación argentina, la línea tendrá criterios de elegibilidad relacionados con el nivel de complementación alcanzado, la incorporación de tecnología, acceso a nuevos mercados e innovación productiva, entre otros. Por otra parte, se lanzará un fondo de garantía que permita apoyar a las empresas que busquen asociarse, que también será de unos 200 millones de dólares y que se extendería a 600 millones por apalancamiento.

Otro sector prioritario en el esquema de integración es el de petróleo y gas. Según explicó Welber Barral a este diario, la agencia de inversiones brasileña (ABDI) ya está trabajando en la acreditación para empresas argentinas que buscan ser proveedoras de Petrobras. También hubo avances en la industria naval, donde las empresas metalúrgicas están interesadas. En tanto, a fines de septiembre tendrá lugar la ronda de negocios entre los actores privados del sector madera y muebles, mientras que lo propio harán en octubre el sector de lácteos, autopartes, línea blanca y maquinaria agrícola. En noviembre se reunirá el sector de vinos. De estos encuentros ya deberían surgir proyectos bilaterales concretos, a ser financiados con los instrumentos que serán lanzados.

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Débora Giorgi, ministra de Industria, junto a su par brasileño, Miguel Jorge. “Ser más eficientes”, el objetivo.
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