ECONOMíA › “FOGONEAMOS LA ECONOMíA CUBRIENDO UNA NECESIDAD IMPERIOSA”

Hacer de la necesidad, virtud

Axel Kicillof expuso los objetivos de política económica del plan y algo más: anticipó “un cambio sustancial” en la participación del Estado en la economía. Se profundiza la política anticrisis, con un rol relevante del viceministro en su ejecución.

 Por Raúl Dellatorre

El secretario de Política Económica, Axel Kicillof, fue el encargado de dar el marco macroeconómico al lanzamiento del plan de cuatrocientas mil viviendas del día de ayer. “Estamos fogoneando la economía además de cubrir una necesidad imperiosa”, apuntó, tras señalar que las construcciones van a generar durante el primer año “cien mil nuevos empleos de manera directa y otros cien mil en forma indirecta”. El viceministro de Economía diferenció el impacto de este plan para vivienda única familiar de otros, como el recientemente lanzado por el Gobierno de la Ciudad –aunque sin nombrarlo–, que al abaratar la tasa, pero no garantizar el aumento en la oferta de viviendas “tiende a inflar los precios”. además de que “se corre el riesgo de generar una burbuja especulativa”. “Si no se tiene en cuenta cuáles son los resultados, cuál es el foco y a quién están dirigidos los créditos, son políticas irresponsables”, disparó.

Su exposición fue la primera y, por lo tanto, fue el responsable de exponer ante los cientos de presentes en el Salón del Bicentenario y ante quienes lo seguían por televisión (canales de noticias, antes de la conexión con la cadena nacional) los primeros detalles del plan de viviendas. No sólo por eso tuvo reservado un lugar trascendente en la presentación. Además, su discurso tuvo un contenido político que lo puso por encima de su función como “número dos” de la cartera económica. “Este programa se suma a las distintas iniciativas que, hasta el momento, han representado un cambio histórico para el pueblo para acceder a la vivienda; tanto Planificación Federal como la Secretaría de Obras Públicas van a seguir planificando viviendas y soluciones habitacionales”, anunció. “Estamos ante un período en el que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner va a provocar un cambio sustancial en la participación del Estado” –caracterizó en otro pasaje de su discurso– “y un ataque frontal al déficit de viviendas que se arrastra desde el neoliberalismo.”

Kicillof apareció ayer como uno de los principales impulsores de esta política de intervención activa del Estado frente a la desaceleración económica, con sentido contracíclico y fuertemente redistributiva. La puesta en escena del anuncio no lo disimuló. Al contrario.

El viceministro de Economía también se ocupó de aclarar que este plan no es el primero que motoriza el Gobierno en materia habitacional. Recordó que a través de distintos programas, entre ellos el Fonavi, el plan de mejoramiento de barrios y otros, se han facilitado “más de 900 mil soluciones entre nuevas viviendas y diferentes iniciativas para paliar la deficiencia habitacional de la población”. Se trata de un conjunto de programas federales ejecutados entre 2003 y el presente año, que arroja como resultado 670 mil viviendas terminadas, 207 mil en ejecución y otras 30 mil próximas a iniciarse. Estas cifras casi duplican las soluciones habitacionales desde el Estado en la década anterior (1992/2002): 473 mil unidades.

La alusión a la ineficacia social de bajar las tasas, pero no impulsar la construcción no fue la única crítica que deslizó Kicillof hacia el sistema de créditos hipotecarios vigentes. El direccionamiento del plan, señaló, apunta fundamentalmente a “un segmento de la población que se vio beneficiada por el modelo, cuyos ingresos han subido en más de un 500 por ciento, pero que aun así no puede acceder al crédito”, aunque atenderá también otras demandas, vinculadas con ingresos más altos. Aquel porcentaje es el que refleja la evolución del ingreso total familiar promedio entre 2002 y 2011. En el mismo período, el promedio del metro cuadrado se incrementó en un 314 por ciento, de acuerdo con las cifras que maneja la Secretaría de Política Económica.

Su titular cuestionó en su discurso el sistema de calificación de deudores y los planes que no privilegian a los tomadores en busca de su primera vivienda. “El problema es que dan más plata a gente que ya tiene vivienda, lo cual tiende a inflar los precios”, subrayó, tras lo cual volvió a recordar que el plan lanzado ayer “no está destinado a las viviendas ya construidas, sino a las que se van a construir”.

Según estadísticas oficiales, en base a datos del Banco Central, el crédito hipotecario no ha evolucionado de acuerdo con las necesidades crecientes de la demanda, sino que mantuvo una proporción constante o levemente declinante respecto del producto. Entre 1995 y el año 2000 el stock de créditos representaba entre el 1,2 y el 1,4 por ciento del PBI. En los últimos seis años, de 2006 en adelante, volvió a un nivel cercano al 1,5 por ciento, pero declinante a partir de 2009, hasta el 1,2 por ciento que representó en 2011. De ese stock de créditos hipotecarios, siempre en base a datos del BCRA, los bancos públicos aportaban a diciembre de 2011 el 67 por ciento y los privados de capital nacional el 21 por ciento.

Las estadísticas oficiales también revelan un alto diferencial de tasas de interés entre los distintos sectores de la banca, según la propiedad del capital. El costo financiero total para un crédito del Banco Nación alcanza al 16,7 por ciento, mientras que para el resto de la banca pública promedia el 19 por ciento. Entre los principales bancos privados nacionales, el costo financiero oscila entre 21,7 y 25,8 por ciento anual. En tanto que entre los bancos privados extranjeros (que representan el 12 por ciento del stock de créditos hipotecarios), el costo financiero se ubica entre el 33 y el 34 por ciento. Esto revela el escaso interés de la banca extranjera que opera en el país por atender este segmento del negocio financiero.

Kicillof subrayó que “los préstamos (del nuevo plan) se otorgarán a las personas que tengan terrenos y puedan construir o a aquellas que no tengan terrenos, los cuales se sortearán mediante la Lotería Nacional, para dar transparencia al sistema”. Antes, había referido que la Presidenta de la Nación le había ordenado al Organismo Administrador de Bienes del Estado (Onabe) “buscar terrenos ociosos disponibles, que estén en capacidad de albergar viviendas”.

La movilización de los recursos públicos, en este caso los terrenos fiscales y los fondos administrados por el Estado, es otro mecanismo que diferencia a la actual política de las aplicadas en otras etapas del país. Una política que genera empleo, crea vivienda para los sectores más necesitados y apuntala el crecimiento. En el diseño del plan, Kicillof se cuidó en comparar la situación del crédito hipotecario en Argentina de la existente en Estados Unidos, previo a la crisis de las “subprime”. Uno de los elementos clave que explican la burbuja norteamericana, según describió el titular de Política Económica ante la Presidenta, fue la desvinculación entre la evolución del monto de créditos hipotecarios, que creció un 200 por ciento entre 1998 y 2008, y los salarios reales, que permanecieron estancados en el mismo período. El resultado fue que explotó la burbuja y se ejecutaron los créditos impagables. La situación argentina es la opuesta: una necesidad creciente de viviendas, salarios en alza y crédito casi inexistente. El Estado aportará la pata faltante, que el poder financiero había decidido dejar renga.

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Axel Kicillof fue el primer orador en el acto del anuncio. Un plan que lleva su impronta.
Imagen: Pablo Piovano
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