EL MUNDO › EL MINISTRO DE TRABAJO RENUNCIA POR UN ESCANDALO

La re-ida de un aliado de Blair

 Por Andrew Grice *

Tony Blair estaba luchando anoche por restaurar su apaleada autoridad después de aceptar la renuncia de su aliado en el gabinete, David Blunkett, y de sobrevivir a la revolución de los comunes contra las leyes antiterroristas por un solo voto. Después de uno de los días más negros de Blair desde que asumió sus funciones hace ocho años, los ministros temen que el primer ministro necesite convencer a su partido de que él está al mando. Los últimos quince días estuvieron dominados por peligrosas divisiones del gabinete sobre reformas en educación y bienestar y el fumar en lugares públicos.
La segunda renuncia de Blunkett en 11 meses y un ambiente de rebelión creciente entre los miembros del Parlamento del Partido Laborista está alimentando una sensación de crisis sobre el puesto de premier. En Westminster había una atmósfera de fin de era. El intento de Blair de permanecer en Downing Street hasta 2007 o 2008 podría estar en peligro salvo que retome rápidamente la iniciativa. Tratará de hacer esto impulsando los planes para reformar la salud, los beneficios por incapacidad y las pensiones antes de Navidad.
El primer ministro fue muy cuestionado cuando volvió a llamar al leal Blunkett al gabinete sólo cinco meses después de que renunciara como secretario de Interior en diciembre pasado. Blair fue puesto a la defensiva durante la preguntas al primer ministro. Michael Howard, el líder tory, le dijo que “estaba en funciones pero no en el poder” y que esta semana marcó “el comienzo del capítulo final de su administración”.
En un día dramático, la mayoría del gobierno escapó a la derrota humillante sobre las propuestas de proscribir la “glorificación” del terrorismo. El voto fue de 300 a 299 con Blunkett apoyando al gobierno. Fue necesario que Charles Clarke, el secretario de Interior, desistiera para evitar una posible derrota sobre los aspectos más controversiales de la ley de terrorismo, que permitiría que la policía detuviera a terroristas sospechosos sin cargos hasta 98 días. Sólo pocas horas después de que Blair defendiera el plan, Clarke fue obligado a prometer conversaciones con todos los partidos en un intento de llegar a un compromiso para la próxima semana. Aunque Downing Street insistió en que Blunkett no había sido despedido, era claro que Blair jugó una parte en su decisión de renunciar cuando los dos hombres se habían reunido dos veces en el Nº 10 ayer a la mañana. Blair alabó a Blunkett como un “hombre decente y honorable que había contribuido con mucho a su país”, e instaló a otro leal, John Hutton, en reemplazo de Blunkett como secretario de Trabajo y Pensiones.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.

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