EL PAíS › OPINIóN

Michetti y el marketing

 Por Gabriel Fuks *

Días anteriores leímos con asombro que Gabriela Michetti piensa dedicarse a desarrollar un voluntariado social en la Ciudad de Buenos Aires. Insiste en mostrar un perfil “Madre Teresa” de un espacio político que, en los últimos tiempos, mostró su verdadero rostro, tratando de presentar como cándidos “monaguillos” a Jorge “Fino” Palacios y Abel Posse.

La seduce un programa de Estados Unidos en el que maravillosas damas de clase media “se hacen amigas de mujeres carentes de recursos, amadrinan una familia y ayudan a conseguir fondos para la educación de los chicos”. Hacia allí marcha entonces la “GM Fundation”, a copiar el modelo.

Gabriela debería comprender que el voluntariado sólo puede concebirse para profundizar y potenciar la acción del Estado. Su idea cool sugiere indirectamente que la política y el Estado son malos, contraponiéndolos al esfuerzo de fundaciones privadas, subsidiadas muchas veces por los mismos que jamás practican esas intenciones humanistas en sus relaciones laborales y, otras tantas veces, se desconoce el origen de los fondos.

Como si entrara a un viejo cine continuado, en el que la película empieza cuando usted llega, Michetti anuncia su intención de “alfabetizar a niños de menores recursos”. Pero desconoce, luego de estar dos años en el Ejecutivo, que en la propia ciudad de cuyo proyecto político de gobierno forma parte viven, se organizan y son solidarios jóvenes, mujeres y hombres que desarrollan el Plan Nacional de Alfabetización. Son voluntarias y voluntarios, se mueven en barrios, villas, inquilinatos, se instalan en locales de distinto origen y colaboran. Comprenden que leer y escribir es, también, ser libres, con armas que impiden el engaño.

Para los liberales, la realidad se compra “enlatada”. Desconocen que la gente crea nuevas formas y se convierte en protagonista de su propia historia. Estas viejas ideas no son otra cosa que el remedo de caridad, que toma como modelo a las señoras patricias de la Década Infame, que formaban sociedades destinadas a lavar sus culpas de pertenencia a una oligarquía, que por entonces se apropiaba de la parte del león de la renta nacional sobre el sudor y el sufrimiento de miles de argentinos.

El año 2011 será, para las Naciones Unidas, el “Año Internacional del Voluntariado”. Es de esperar entonces un 2010 con un debate fecundo y serio acerca del significado del término, del rol de los voluntarios, de su relación con el Estado, de su papel en la construcción social. Debate, y no chapuzas que encubren un desprecio a la organización popular disfrazado de bonhomía y buena onda. Gabriela Michetti debería conocer esta agenda.

* Presidente de la Comisión Cascos Blancos, Ministerio de Relaciones Exteriores.

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