EL PAíS › FRANCO MACRI, DIVIDIDO ENTRE SU HIJO Y EL KIRCHNERISMO

Entre el corazón y la razón

 Por Fernando Cibeira

Desde Beijing

A Franco Macri se le acaban los adjetivos para calificar la visita de la Presidenta a China. “Histórico”, “éxito enorme”, “extraordinario”, va diciendo quien tiene el handicap de haber estado entre los primeros empresarios argentinos en ver el potencial del gigante asiático. Después de más de una década de sembrar, aún hoy Macri cuenta que pasa varios meses al año en las oficinas del Macri Group en un moderno edificio vidriado de una zona paqueta de Beijing donde recibe a los periodistas que cubren la gira presidencial. Macri oficia de trader en el negocio bilateral, pero se muestra escurridizo cuando se le pide que defina en cuál de los acuerdos que firmó Cristina Kirchner por casi 10 mil millones de dólares intervino, aunque luego sostiene que “pude hacer contratar” la operación para rehabilitar 1500 kilómetros del Belgrano Cargas y que no va a parar hasta que los chinos financien la renovación total de esa línea. En cambio, tiene menos problemas en analizar la Argentina: derrama elogios a la política de los Kirchner, insiste en que su hijo Mauricio debería seguir un período más como jefe de Gobierno porteño y acepta el dilema que se le plantearía en un hipotético ballottage. “Desde el punto de vista del afecto votaría a Mauricio; si elijo con la razón, a Kirchner”, sostiene.

Macri cuenta orgulloso que cuando el miércoles a la noche salía de la cena en el Palacio del Pueblo, uno de los ministros más cercanos al presidente chino Hu Jintao se levantó enseguida a abrazarlo. “Son amistades de hace diez años”, explica. En la extensa charla se jactará de la primera vez que viajó a la capital china, cuando sólo existía el Beijing Hotel y que por más propinas que dio no consiguió que una mujer le hiciera un masaje porque por entonces las mujeres sólo atendían a mujeres y hombres a hombres. “Algunas cosas cambiaron por aquí”, marca.

El empresario reconoce que puede haber dificultades en el comercio y en lo que tiene que ver con el aceite de soja. “Todo eso se resuelve negociando”, asegura Macri, quien explica que como trader maneja la cuenta de las cinco principales empresas estatales chinas. Para él, no es difícil entender a los chinos, como sostienen algunos de sus colegas. “A veces es más difícil entendernos a nosotros, ellos son abiertos y llanos”, asegura, quien admite que entre sus aprendizajes en China estuvo el de dejar de brindar en las cenas con licor si es que quería vivir más años. “Beijing es como toda la población de Argentina. China tiene 1300 millones de habitantes y sólo 300 millones consumen. Con tamaños como éstos hay que saber tratar y saber negociar”, marca.

“Lo que valoro del gobierno de Cristina es que busca reactivar la industrialización, que es el único camino para el crecimiento parejo del país”, sostiene Macri, que en este punto llega a hablar de un eje Perón-Frondizi-los Kirchner como los presidentes que buscaron eso. “Este gobierno está haciendo lo que hay que hacer, crear empresarios argentinos que luchen por Argentina, que terminen de venir de todo el mundo a hacer sus negocios y después irse”, responde. “Desde Frondizi éste es el mejor gobierno que tuvo Argentina, el más adecuado a sus carencias y el más cercano a su mentalidad”.

Su hijo es un párrafo aparte. “Con Mauricio siempre hemos tenido un gran afecto, pero muchas veces no coincidimos. Yo estoy en desacuerdo con que busque presentarse para Presidente en el próximo período, tal vez en el siguiente período puede ser, porque habrá hecho de Buenos Aires una gran ciudad y se podrá ir tranquilo”, subraya. Franco sostiene que en el fondo tanto su hijo como los Kirchner son parecidos, porque “buscan la industrialización del país”.

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“Desde Frondizi éste es el mejor gobierno que tuvo Argentina”, dijo Macri.
Imagen: Rafael Yohai
 
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