EL PAíS › LA PELEA EN DIPUTADOS

Cuando el ARI se volvió “arisco”

Elisa Carrió y Marcela Rodríguez protagonizaron un fuerte cruce. Las desmentidas y las especulaciones.

 Por Adriana Meyer

Como integrantes de un mismo bloque compartieron en la sesión del miércoles el tiempo para fundamentar sobre el proyecto que habilita los métodos de anticoncepción quirúrgica en el sistema público de salud. Pero lo hicieron en sentidos opuestos. Primero habló Marcela Rodríguez, una de las autoras de la iniciativa, mientras Elisa Carrió se movía en su asiento y, por momentos, le daba la espalda. Cuando fue su turno rebatió los argumentos de su compañera. “La decisión que he tomado de no ser responsable en la aprobación de este proyecto de ley no deja de lado mi absoluta, total e ilimitada responsabilidad por la forma en que van a votar otros diputados de mi bloque. Es algo que no voy a decidir en este tiempo, sino en poco tiempo más”, fue el cierre que usó Carrió, entre enigmática y amenazante. Pocos minutos después, tuvo que disipar las especulaciones sobre crisis en la bancada. Los miembros del ARI minimizaron públicamente el incidente. Pero un dirigente que pidió anonimato consideró que el episodio sí afectará la vida del partido que, según recordó, viene con un clima de debate desde que Carrió aseguró que es posible concretar “alianzas de conductas” con Ricardo López Murphy o Roberto Iglesias.

Al momento de pronunciar las frases con las que cerró su intervención en el recinto, Carrió bajó la mirada y el tono. Hubo que esperar la versión taquigráfica para tratar de comprender su sentido. Luego, todos los miembros del ARI que hablaron públicamente negaron cualquier consecuencia en el interior del bloque. La propia Carrió desmintió que estuviera pensando abandonar el partido. “Cuando fundé el ARI me propuse que fuera plural”, afirmó a Página/12 la líder de Afirmación para una República Igualitaria, como queriendo explicar sus ambiguas palabras. Quienes la conocen ratifican que, por ahora, esta forma de disenso interno no tendrá secuelas. Sin embargo, interpretan que la alusión a “hacer algo” en el futuro es algo así como “me tengo que hacer responsable por la posición del ARI, pero más adelante veré qué hago”.

Primer round

El ARI había anticipado que votaría dividido el proyecto “de las trompas”, como se lo llama omitiendo la masculina vasectomía. Pero sorprendió el énfasis que puso Carrió al argumentar en contra. Rodríguez eligió sostener su iniciativa, por la que viene bregando hace años. “Las mujeres seguimos luchando para continuar siendo consideradas sujetos de derechos”, afirmó. Enseguida abordó el principio de autonomía de la persona humana “que puede reconocerse directamente en la ideología kantiana”. La legisladora apuntaba a establecer que “la persona tenga la posibilidad de elegir libremente sus planes de vida y cuente con los medios necesarios para materializarlos, siempre y cuando no afecte a terceros”. Es decir que la ligadura tubaria y la vasectomía puedan ser métodos accesibles para toda persona mayor de edad que quiera adoptarlos.

“Con el argumento de proteger a las mujeres para que no estén sometidas a decisiones que después no tienen vuelta atrás (la reversibilidad de estas prácticas no es del 100 por ciento), se les está impidiendo adoptar una decisión que la mayoría hace años viene pensando y ya tiene tomada”, apuntó Rodríguez. Y arrancó aplausos de quienes seguían la sesión desde las galerías cuando enfatizó que las mujeres “también tendrían derecho a una decisión irreversible... todos los días tomamos decisiones irreversibles. Tener hijos es una decisión irreversible”.

Carrió comenzó afirmando que “existen muchos supuestos en los que la ligadura de trompas es una necesidad y, por lo tanto, debe ser considerada un derecho”. Pero luego fundamentó otra situación, la que la hizo desistir de apoyar el proyecto. “Lo que voy a fundar no es una cuestión de conciencia sino filosófica y de libertad”, aclaró. Y expuso que “cuando el requerimiento (de estos métodos) se funda en un mero goce o deseo no creo que el Estado deba proveer los medios para su satisfacción sin asegurar la reversibilidad”. Es difícil imaginarse de qué manera puede producir placer un método anticonceptivo por sí mismo, salvo por la tranquilidad de propiciar goce sexual despreocupado de la procreación. Pero más improbable resulta aventurar que las ligaduras de las trompas de Falopio puedan transformarse en una moda adolescente, como expresó luego. Carrió aclaró que tiene esta posición “desde la época que era agnóstica”.

La jefa del ARI continuó su exposición pasando por Sigmund Freud, René Descartes, Hannah Arendt, la Biblia y la ética normativa. “La señora diputada Rodríguez dice que se funda en Kant, pero yo le voy a demostrar con la cita de (Carlos) Nino que se funda en Jeremy Bentham”, desafió Carrió. Y a continuación desgranó el razonamiento con el cual criticó al proyecto por considerar que se basa en el “utilitarismo liberal, que es, precisamente, la autonomía de la persona humana”. Rodríguez la miraba y movía su cabeza en sentido negativo. “Y cito a Nino porque es el maestro de mi querida amiga Marcela Rodríguez”, dijo Carrió. “Marcela dijo que todos los días tomamos decisiones irreversibles. Es cierto, pero no todos los días tomamos decisiones irreparables desde el punto de vista del sujeto”, le replicó. “Si estos problemas pueden ser resueltos en divanes psicoanalíticos de la clase media, no hay diván para los hombres y mujeres pobres que tienen que transitar sin ningún bastón con el yo dividido”, expresó. En los demás discursos se había destacado que la ley pondrá ese método anticonceptivo al alcance de los sectores más postergados, pero que tienen plena conciencia de sus riesgos y beneficios.

¿Aquí no ha pasado nada?

“Lo viví con tranquilidad porque era lo que se había hablado en el bloque la semana anterior. Como no había opiniones unánimes preferimos exponerlas antes que disfrazarlas con guitarreo. La mayoría estaba con Marcela pero el tema es tan delicado que no era conveniente imponerse porque todos venimos de sectores en donde nos imponían posiciones, y el ARI es otra cosa”, relató a Página/12 el diputado Eduardo Macaluse, presidente de la bancada. A la hora de votar, Carrió ya no estaba en el recinto y sólo acompañó su postura negativa el diputado Emilio García Méndez. Macaluse insistió en que los duelos verbales son habituales en las reuniones de bloque y los congresos partidarios. “Esto desmiente que Carrió se imponga... todos tenemos temperamento fuerte. Hay ‘peronismo’, ‘radicalismo’ y nosotros somos ‘ariscos’”, bromeó. Este diario le indicó que ese cruce fue el primero en hacerse público en el recinto, y quiso saber si esto no tendrá consecuencias. “No afecta la convivencia”, explicó. Sin embargo, otro dirigente del ARI que pidió anonimato consideró que el episodio sí afectará la vida interna del partido que, según recordó, ya viene con un clima de debate fuerte desde la llamada “alianza de conductas” que Carrió imagina posible de concretar con políticos como Ricardo López Murphy o Roberto Iglesias. El dirigente opinó que hubo cierta “sobreactuación” de Carrió, que opacó la oportunidad de mostrar una verdadera pluralidad interna. A pesar de varios intentos realizados por este diario, Rodríguez no pudo ser ubicada para hablar sobre este tema.

El presidente del ARI bonaerense, Carlos Raimundi, enfatizó que “si todos los debates tuviesen el contenido intelectual que el del miércoles, tendríamos uno de los mejores Parlamentos del mundo”. Según Raimundi, en los asuntos medulares como los superpoderes o los cuestionamientos al ministro de Planificación Julio De Vido hay total acuerdo. Sin embargo, hay uno de peso que también los encontrará divididos: el aborto.

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