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Ayer se conocieron nuevas desgrabaciones de Guido Antonini. En esas cintas, Franklin Duran busca convencer al valijero de que contrate abogados y se defienda en la causa abierta en Argentina.

Antonini: –¡Ah! Entonces yo busco mi propio abogado. No él que... no el que me buscó esa gente.

Franklin Duran: (suspira)

A. A.: –¿Qué me planteó el viejito ese? “Yo tengo un juez...”

F. D.: –El viejito argentino.

A. A.: –“...yo tengo un juez que voy a comprar y otro juez que es político que lo controlan ellos”.

F. D.: –Eso es Argentina.

A. A.: –¡Coño Frank!

(En otra conversación, Duran dice que no escuchó al “viejito” –se supone que es el ex juez Guillermo Ledesma– diciendo que iba a comprar a un juez.)

F. D.: –No seas huevos, ¿okey? A mí me sabe mierda lo que haga Pdvsa. Te lo dije el día 1: “Alejandro, lo más fácil para Pdvsa es eliminarte a ti, quedarte como un lavador de dinero y destruirte” ¿Tú sabes cuánto nos ha costado pagar en prensa a nosotros pa’voltear la imagen de narcotráfico y lavado de dinero y ponerlo como imagen, de dinero de negocios y de toda la vaina? Porque ésa fue la estrategia del gobierno, pintarnos como unos bichos. Es más fácil eliminarlos.

F. D.: –(...) Si tú revisas la prensa hace quince días te estaban tirando todo por lavado de dinero, por narcotráfico, por corrupción. Si tú revisas la prensa de ahora, eres el empresario maravilla.

(...)

F. D.: –Ante cualquier juez que vayas en el mundo y le digas: “Juez, esto no era mío” “¿Cómo que no era suyo? Usted firmó un papel”. “Juez, pero le juro que eso no era mío”. “Pero usted firmó un papel. Dígame cómo usted no... ¿lo que usted firmó ese papel, entonces?

A. A.: –Na’.

F. D.: –“Bueno, porque me prometieron, que me iban a dar un contrato de mil millones de dólares.” “¿Sí? Ah, muy bien, perfecto.”

A. A.: –A mí nunca me prometieron nada de eso. A mí me prometieron la villa y el castillo con tal de que me callara la boca después. Todo, la vida, pero a mí no me prometieron nada ese día.

(...)

F. D.: –Sólo por curiosidad, ¿has hablado con Uberti?

A. A.: –No, nunca.

F. D.: –¿Cambió los celulares él?

A. A.: –No sé. Mas nunca yo lo llamé. Chamo, ésa fue la segunda vez en mi vida que yo lo vi a él.