Alberto Allende Iriarte, quien sigue identificándose como diputado sin aclarar “mandato cumplido” y en 2003, en carta de lectores a La Nación, se lamentó porque la “persecución a los hombres de armas carece de equidad” (se refería puntualmente a “la detención de los militares” del “controvertido caso de María Belén” (sic), puso su granito de arena el 16 de noviembre. En su calidad de presidente del Partido Demócrata de Capital Federal, suscribió en un comunicado el clásico argumento de que “el matrimonio y su consecuencia natural, la familia, es entre hombre y mujer”. Un neologismo que puede rastrearse hasta el mismísimo Antonio Caponnetto, “gaymonio”, se reprodujo viralmente por la Agencia Informativa Católica (AICA), que convocaba el 30 de noviembre a “entregar firmas en contra de los proyectos de ley”); Notivida (el notiboletín editado por el “Pbro. Dr. Juan C Sanahuja y Lic Mónica del Río”) alentaba a la acción electrónica: “Pidale a Macri que apele el fallo que autorizó el gaymonio”, para lo cual sólo era preciso enviar un correo modelo con copia “al Procurador Gral. de la Cdad., al Jefe de Gabinete, al Secretario Gral, al Secretario Legal y Técnico y a la diputada electa Gabriela Michetti”. El posible autor del término, el autodefinido “intelectual” Caponnetto, desde Cabildo, hace unas semanas había convocado a sabotear el segundo plenario de comisiones sobre los proyectos de ley para modificar el Código Civil en lo referente al matrimonio. Cercanamente suyos eran también los volantes, firmados por la Agrupación Nacionalista Custodia, que acompañan estas páginas.