EL PAíS › TIMERMAN, EL NUEVO MINISTRO KIRCHNERISTA

De periodista a canciller

Hijo del fundador de Primera Plana, Confirmado y La Opinión, Héctor Timerman mamó el periodismo y la política desde la infancia. El secuestro de su padre, Jacobo Timerman, derivó en su exilio en los Estados Unidos y en su militancia en organizaciones de derechos humanos. Los primeros meses de Néstor Kirchner como presidente lo convirtieron en devoto confeso del Gobierno e interlocutor de los Kirchner con los principales grupos de poder norteamericanos, tarea que derivó en el comienzo de su vertiginosa carrera política: cónsul en Nueva York en 2004 y embajador en los Estados Unidos en 2008, siempre con línea directa con la Casa Rosada.

Judío practicante e hincha de Boca, el flamante canciller de 56 años militó en los ’70 en la Juventud Universitaria Peronista. Entre marzo y julio de 1976, luego de fugaces experiencias como periodista en La Opinión, asumió con 22 años la dirección del diario La Tarde. Tres décadas después minimizó el atenuante de ser joven y calificó de “indefendibles” los artículos elogiosos de Videla, Massera & Cía. publicados en ese medio.

En abril de 1977 sufrió el secuestro de su padre, torturado con especial saña por su condición de judío en las cuevas de Ramón Camps. Pese a que la comisión especial que investigó el patrimonio de Jacobo Timerman lo absolvió de la acusación de canalizar en La Opinión fondos de Montoneros, fue despojado de su diario, privado de su nacionalidad y finalmente expulsado del país.

En 1978, mientras Jacobo purgaba aún arresto domiciliario, Héctor se radicó como refugiado político en los Estados Unidos. La embajada le había advertido que corría peligro. Desde allí denunció la existencia de centros clandestinos e impulsó una campaña de presión internacional que derivó en la liberación de su padre y en un pedido del canciller de facto Oscar Camilión para que Estados Unidos expulsara a Timerman hijo.

En 1981 obtuvo una maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Columbia y participó en la fundación de Human Right Watch, cuyo directorio integró hasta 1989. Fundó junto a George Soros el Americas Watch Committe y forjó sólidos vínculos con el Comité de Protección de Periodistas y el Comité Internacional de Abogados para los Derechos Humanos.

En 1997 volvió al país y dirigió la revista Tres Puntos. Fue admirador confeso de Elisa Carrió y llegó a ser candidato a diputado por el ARI en 2001. Dos años después quedó deslumbrado por el arranque de la gestión Kirchner. En mayo de 2004, mientras dirigía la revista Debate y conducía un programa de televisión, el presidente lo designó al frente del Consulado y del Centro de Promoción Comercial argentino en Nueva York. Reemplazó a Juan Carlos Vignaud, denunciado por Página/12 por manejar con recursos del Estado una empresa de reparaciones hogareñas. Timerman informó que tomaba “licencia” como periodista para dedicarse a “mostrar los problemas de Argentina en el mundo financiero, cultural, de los derechos humanos y el periodismo”. Cómo cónsul, conoció de primera mano los vericuetos de la política estadounidense, organizó viajes y agendas de los sucesivos presidentes y fue su interlocutor privilegiado, en paralelo con la embajada argentina, ante los principales grupos de poder norteamericanos.

El 5 de febrero de 2008 asumió como embajador en los Estados Unidos. Sus objetivos, dijo, eran atraer inversiones, profundizar los lazos y consolidar una relación madura entre ambos países. En los últimos meses participó desde distintas trincheras en el enfrentamiento del gobierno con el Grupo Clarín y en paralelo con su vida de diplomático entabló infinitas discusiones y debates con políticos y periodistas desde redes sociales como Facebook o Twitter. Héctor Timerman está casado y tiene dos hijas.

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