EL PAíS › MARIA EVA BASTERRA Y DANIEL TARNOPOLSKY

Una beba en el centro clandestino

 Por Alejandra Dandan

La audiencia del juicio unificado de la ESMA fue intensa. Declararon durante el día otras tres víctimas: María Eva Basterra, la hija de Víctor Basterra, el fotógrafo que sacó las primeras fotos de los marinos del centro clandestino de la Armada; la madre de Cecilia Viñas y Daniel Tarnopolsky, el único sobreviviente de una familia sobre la que los marinos dieron uno de sus mayores golpes, al secuestrar y asesinar a sus padres, dos hermanos, su cuñada y una de sus primas. Durante la audiencia, Daniel sacó una foto con unas quince personas y les habló directo a los jueces: “Esta es la peligrosidad de mi familia”.

La jornada empezó con el testimonio de María Eva. Cuando los jueces le preguntaron si estaba allí para que se hiciera justicia, ella les hizo una aclaración: “Que se haga justicia, y vayan todos presos”, explicó. María Eva estuvo en la ESMA una semana secuestrada, tenía dos meses de edad, estuvo detenida-desaparecida con sus padres. Cuando uno de los marinos la entregó en custodia a una ex detenida, le dijo que no se le ocurriera pronunciar el nombre de la niña. “Como tenía los pirinchos parados me ponen Cepillito de sobrenombre”, dijo ella. Durante los años que siguieron, la vida estuvo marcada por las entradas y salidas de su padre a la ESMA, las mudanzas en casas de amigos y familiares, los cambios de escuela y el escape de los tres a Neuquén ya en democracia, cuando los marinos todavía seguían manteniendo controles sobre los ex detenidos.

“Yo quería decir que todo, más allá de mi paso por la ESMA, que no fue poco, las consecuencias de esta vivencia, me gustaría que se tomen como parte de lo que se condena”, dijo al final. “El desarraigo, los miedos al abandono, son parte fundamental de las consecuencias y del plan que los tipos pensaron. No es sólo el paso de cinco días por un lugar terrible, sino todo el miedo y amedrentamiento que sufrimos todas las personas que pasamos por ese lugar y los familiares. Sería bueno que se tome en cuenta. Estoy feliz por ser parte de este momento histórico en el que al fin tenemos voz los hijos y los sobrevivientes y los familiares después de todo el tiempo de silencio por los miedos o por preservación o por las dos cosas. De alguna forma soy feliz, pero sé que falta mucho.”

Un dato molesto de la audiencia fueron algunas de las intervenciones de los abogados de la defensa. María Eva había hablado de la militancia de sus padres, de sus búsquedas. Dos de los abogados defensores de los marinos, además de continuar con la línea de preguntas que intenta impugnar esa militancia, ahora le preguntaron a ella por sus propias inscripciones políticas. “¿Usted pertenece a alguna agrupación?”, lanzó Guillermo Jesús Fanego, voz cantante del grupo. Los abogados de las querellas se opusieron.

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