SOCIEDAD › EL CARDENAL BERGOGLIO LAVO PIES DE RECIEN NACIDOS Y EMBARAZADAS

Rutinas de Jueves Santo

Bergoglio pidió que “a los pueblos originarios no les roben la tierra”. Reclamó “más diálogo” a la dirigencia política y cuestionó el estilo “fundado en la crispación”.

El cardenal primado Jorge Bergoglio realizó ayer el tradicional lavado de pies, esta vez a niños recién nacidos, puérperas y embarazadas, en el marco de la celebración del Jueves Santo. Lo hizo en la Maternidad Sardá, en el barrio de Parque Patricios. Al término de la ceremonia, Bergoglio reclamó “más diálogo a la dirigencia” política y se refirió al derecho de los aborígenes a la tierra: pidió que “a los pueblos originarios no les roben las tierras”. Para hoy, a partir de las 20.30, la Asociación de Amigos de Avenida de Mayo y el Arzobispado porteño organizan el tradicional Via Crucis, desde Luis Sáenz Peña hasta Plaza de Mayo.

La ceremonia religiosa se enmarcó en el Año de la Vida convocado por el papa Benedicto XVI y al que la Conferencia Episcopal Argentina adhirió, para rechazar la posible despenalización legislativa del aborto. Entre los variados temas que abordó el cardenal hizo referencia a los pueblos indígenas y al respecto dijo: “Todos tenemos derecho a tener pan, casa, trabajo, educación y los pueblos originarios a que no les roben sus tierras”.

Como otras veces, Bergoglio aludió a la falta de diálogo en el ámbito político. “Mi mensaje personal para todo hombre y toda mujer que se desempeñe en política es que dialoguen”, recomendó. En referencia al mismo tema, el cardenal se refirió a un estilo de conducción “fundado en la crispación y no en la paciencia” y aclaró que esa evaluación iba dirigida “a todos” los dirigentes. “La crispación se da cuando uno pierde control de sí mismo. No escuchamos al otro y entonces no entendemos qué nos está diciendo. A eso me refiero”, argumentó.

“El amor es servicio” y “servir para una madre es cuidar a sus hijos, educarlos y acompañarlos para que sean hombres y mujeres de bien”, afirmó Bergoglio. “Todo el que tiene autoridad, poder y posibilidades debe servir a los demás”, prosiguió, mientras de fondo se oían llantos de bebés. En ese mismo pasaje del discurso, criticó la actitud del egoísta que “no está presto a servir porque tiene las manos cerradas”.

Bergoglio llegó poco antes de las 17 a la Maternidad Sardá, en el barrio porteño de Parque Patricios, para celebrar en la capilla la misa llamada de la Cena del Señor. Antes de la comunión, el arzobispo se arrodilló delante de doce bebés recién nacidos que eran sostenidos por sus madres para lavarle los pies y besárselos. Lo mismo hizo con un grupo de mujeres embarazadas.

Como es tradición, el arzobispo repite, en diferentes instituciones, esta práctica que recrea el “gesto servicial” de Jesús en la Ultima Cena.

En los últimos años, el cardenal primado visitó a los afectados por el sida en el Hospital Muñiz, a los presos de la cárcel de Villa Devoto, a personas alojadas en el hogar San José, a enfermos con padecimientos crónicos del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y a los internados en los hospitales Borda y Tornú.

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Bergoglio encabezó el tradicional lavado de pies de Jueves Santo.
 
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