SOCIEDAD › CINCO PERSONAS FUERON ACUSADAS DE SER “PARTíCIPES NECESARIOS” Y DE ENCUBRIR EL CRIMEN DE LA NIñA DE VILLA TESEI

El caso Candela, con las primeras detenciones

Según la policía, apareció ADN de Candela en la casa donde habría estado cautiva, en la calle Kiernan 922. Uno de los detenidos está acusado de ser quien llevaba la comida a la chica. Anoche seguían los allanamientos y podría haber más novedades.

 Por Raúl Kollmann

El caso Candela tiene desde anoche a cinco personas detenidas, acusadas de “encubrimiento agravado” y de ser “partícipes necesarios” en los hechos que derivaron en el asesinato de la niña. Todos están vinculados con la primera de las casas allanadas la semana pasada: la de Kiernan 922, de Villa Tesei, muy cerca de donde apareció el cadáver. En esa casa habría aparecido material genético compatible con el de la chica secuestrada y asesinada. Incluso sobre uno de los detenidos pesa la sospecha de que era el responsable de llevarle la comida a la chica durante su cautiverio. Sobre otro, la imputación se centra en una presunta vinculación con la camioneta desde donde habrían tirado el cuerpo. Anoche, los peritos analizaban justamente un vehículo que habría tenido que ver con el hecho. Al cierre de esta edición, la Policía Bonaerense seguía llevando a cabo una serie de allanamientos. De hecho, los investigadores manifestaban su convicción de que podrían darse otros pasos importantes en las próximas horas. De todas maneras mantenían un fuerte hermetismo.

Técnicamente, las personas acusadas fueron “aprehendidas con pedido de detención”, lo que significa que fueron privados de su libertad a la espera de que el juez autorice (o no) las capturas. Esto podría suceder durante la noche o en el transcurso del día.

De esos cinco acusados, dos son personas que estaban a cargo de la casa sospechada (una de ellas, la dueña): una es quien se habría ocupado de la comida de Candela y las otras dos habrían sido vistas entrando y saliendo de ese domicilio.

En la casa, la policía había encontrado una gomita para el pelo y alguna otra evidencia sobre la que se hicieron estudios científicos que habrían dado positivo. Según fuentes policiales, en esos elementos apareció el ADN correspondiente a la niña.

Todo reafirma que el asesinato de Candela está relacionado con personas de la zona y conocidos. Una cosa es clara: siguen abiertas las dos hipótesis principales. Por un lado, una persona que ella conocía, con la que arregló un encuentro el lunes 22 de agosto y en la que podría haber de por medio un abuso sexual y, por otro lado, una disputa casi familiar en el marco de bandas de piratas del asfalto o narcos. Como viene señalando Página/12 desde el viernes pasado, hay datos de la autopsia que todavía deben encajarse en el rompecabezas. De las dos hipótesis surge que no está claro si actuó una sola persona, dos o un grupo, pero parece nítido que quien arrojó el cuerpo tuvo muy claro qué tenía que hacer para no dejar rastros, ni huellas. Dobló el cuerpo para meterlo en una bolsa, usó alguna cuerda, después sacó la cuerda, le quitó a Candela toda la ropa y tal vez –no es seguro– manguereó el cuerpo para asegurarse de que no quedara ningún elemento que sirva a la investigación.

Varios medios difundieron ayer los detalles de la autopsia que este diario viene preservando desde el viernes y que no descartan la actuación de una persona que Candela conocía. Aunque el estudio forense descartó que existiera una violación, dejó bases para presumir que podría haber algún tipo de abuso.

La actuación de una persona conocida de Candela surge de datos que ya son públicos:

  • La niña no fue atada en su cautiverio, no le pusieron mordaza ni venda.

  • La última comida “asimilable a arroz y pollo” se produjo “entre tres y cuatro horas” antes de la muerte, según los forenses. Por el aspecto del cuerpo, comió normalmente durante los siete días en que estuvo con vida.

  • No se percibe el deterioro de una persona que no se pudo bañar o que sufrió un maltrato pronunciado. Por ejemplo, estaba perfectamente peinada.

  • A esto se suma que las amigas de Candela desmintieron ante la Justicia que tuvieran previsto un encuentro con ella o una actividad de los scouts, es decir que la chica salió de su casa con una excusa. Por otra parte, Candela no se quedó en la esquina, sino que caminó al menos cien metros. Tampoco se registró ningún testimonio de un secuestro violento: era un lunes feriado, pero algo tan brusco podría haber llamado la atención.

  • No es un dato menor la forma de la muerte, como si se buscara la manera menos cruenta: sofocación, casi seguro con una almohada.

El otro dato que en su momento brindó la autopsia y también la División Rastros es que quien arrojó el cuerpo tenía algunos conocimientos no tan habituales.

Raúl Torre, criminalista y profesor universitario, lo analizó así:

  • “Que alguien doble el cuerpo para meterlo en una bolsa es común. Sacar un cadáver de una casa es un momento delicado, incluso más que el momento del asesinato. Este se produce en un lugar privado, pero al sacarlo arriesga que lo vean. Por lo tanto lo que saca no se tiene que parecer a un cuerpo sino a una bolsa de basura. Incluso porque es la forma de meter el cadáver dentro del vehículo. Tenemos estudiados decenas de casos en que efectivamente doblan el cuerpo enseguida después del crimen.”

  • “Para doblar el cuerpo tampoco es inhabitual que se usen cuerdas. Tenemos bastantes ejemplos.”

  • “Ya no es tan común que antes de arrojar el cuerpo, el homicida o cómplice del homicida le saque las cuerdas para no dejar rastros. Tampoco es habitual que le saque todas las ropas. Esto ya muestra algún conocimiento de cómo se encuentran huellas y evidencias”, continuó Torre.

“El cuerpo habría sido lavado”, contó ayer el jefe de los fiscales de Morón, Federico Nieva Woodgate. El dato no está plenamente confirmado. Por ejemplo, no figura en la autopsia específicamente. “Habiendo pasado por la policía científica y por muchísimas investigaciones, no recuerdo ningún caso en que el cuerpo haya sido manguereado –le dijo Torre a este diario–. Igual, no cambia mucho las cosas. El cuidado extremo a no dejar pruebas está presente, si lavaron el cuerpo y si no lo lavaron, también.”

El caso conjuga a una persona conocida, con cierto conocimiento de la forma de no dejar rastros y las dos posibilidades que se abren como móviles: la relación con un abuso sexual o un vuelto –siempre con alguien conocido– por algún hecho anterior relacionado con robo de camiones o con drogas.

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La casa de la calle Kiernan 922 fue la primera allanada tras el crimen.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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