SOCIEDAD › AUNQUE EL FUEGO CAMBIó DE DIRECCIóN, EN FORT MCMURRAY, SóLO QUEDARON BOMBEROS

Ciudad arrasada por el fuego

El viento y una fina llovizna ayudaron a las expectativas de Fort McMurray, al oeste de Canadá, tras haber quedado rodeada por el fuego. Cien mil personas abandonaron la región. Mil seiscientas casas quedaron en cenizas.

Doscientos bomberos eran los únicos que se mantenían en la ciudad de Fort McMurray, en el oeste de Canadá, luego de haber quedado rodeada por el fuego el último fin de semana. Si bien el incendio fue controlado en el área urbana, todavía es imposible el regreso de la población, estimada en unas 70 mil personas. Mientras, numerosas dotaciones de bomberos seguían combatiendo las llamas en los alrededores de la ciudad, donde más de 1600 casas quedaron reducidas a cenizas. Unas 100 mil personas debieron abandonar la región y las autoridades locales quieren garantizar las condiciones de seguridad para su retorno, así como permitir la reanudación de clases en las escuelas y la vuelta al trabajo en las empresas, la administración pública y el comercio. Pulmón económico de la provincia de Alberta, las compañías petroleras cerraron varios sitios productivos por precaución. Algunas precipitaciones y vientos moderados durante el fin de semana propiciaron que las llamas no se propaguen a otros sectores. Los expertos creen que la extinción del fuego llevará semanas y el gobierno canadiense anunció ayuda económica para los damnificados.

El incendio de grandes proporciones que continúa azotando una zona forestal de Canadá consta de 34 focos, y cinco de ellos siguen fuera de control. El fuego se mueve en dirección este, alejándose de la ciudad de

Fort McMurray, severamente afectada y totalmente evacuada. El despliegue de medios involucrados para combatir las llamas es impresionante para una provincia como la de Alberta, que semeja en tamaño a toda Francia: alrededor de 1500 bomberos, 150 helicópteros y unos 30 aviones cisterna. A todo ello se suman unas 300 máquinas que permiten arrancar la maleza y los árboles que están peligrosamente cerca de infraestructuras edilicias, sobre todo de bases petroleras, para de ese modo protegerlas de las llamas.

Si bien el fuego arrasó una superficie de 1610 kilómetros cuadrados, fue aminorando el último fin de semana. Los bomberos trabajaron a destajo para mantener las llamas a distancia de las minas de arenas bituminosas de las compañías petroleras, y para eso ayudaron mucho las condiciones meteorológicas, con un aire más húmedo, chaparrones y vientos menos intensos. “El incendio es claramente menor de lo que habíamos temido”, declaró Rachel Notley, primera ministra de Alberta, e informó que el último domingo finalizó la evacuación de unas 25 mil personas de Fort McMurray, que fueron llevadas en convoys, automóviles y por vía aérea hacia el sur. Asimismo, la primera ministra manifestó pesadumbre porque muchos evacuados no pudieron celebrar este año el Día de la Madre en sus hogares.

Por su parte, el ministro federal de Seguridad Pública, Ralph Goodale, destacó que “la reconstrucción no será rápida ni fácil”, y pidió a la población tener “paciencia”. A su turno, Scott Long, director de los servicios de emergencia de Alberta, dijo que tras una semana dedicada a evacuar a los habitantes de la zona y proteger infraestructuras, “la segunda fase consistirá en evaluar los daños para identificar las prioridades”. Long explicó que “lo primero será llevar transformadores y equipos de generación eléctrica, unidades de tratamiento de agua, reanudar el trabajo del hospital y las clínicas, así como de las escuelas y los servicios municipales”.

Con algunos sectores residenciales del oeste y norte de Fort McMurray prácticamente devastados, miles de personas permanecen evacuadas desde hace una semana en centros de alojamiento transitorios, residencias universitarias, campings y casas rodantes en estacionamientos alejados de la ciudad. Asimismo, una comunidad aborigen ubicada al sudeste de Fort McMurray, aún amenazada por el fuego, recibió 5 toneladas de víveres por medio de un helicóptero.

En otro orden, el primer ministro Justin Trudeau anunció que ofrecerá una ayuda de 1250 dólares canadienses (unos 1000 dólares estadounidenses) por adulto y de 500 por persona a cargo. Por su parte, las compañías de seguros también desbloquearon fondos.

Por último, si bien los incendios forestales paralizaron parcialmente la producción de petróleo en Canadá, contribuyeron al aumento de los precios del crudo. El petróleo de la variedad Brent del Mar del Norte para entrega en julio se cotizaba ayer a 46,04 dólares el barril, 67 centavos más que el viernes. El precio del barril del tipo estadounidense WTI para entrega en junio subió 88 centavos, hasta 45,54 dólares. Expertos en materias primas calculan que a causa del siniestro la extracción de petróleo se redujo en más de un millón de barriles diarios. Canadá es el principal proveedor de petróleo de Estados Unidos, pero los incendios obligan a este país a compensar la falta de suministro de crudo canadiense con importaciones desde otros países productores.

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Lo que quedó después del paso del fuego que asedió la región durante una semana.
Imagen: AFP
 
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