SOCIEDAD › UN CENTRO CULTURAL QUE SE ABRE A LOS PRESOS

Donde hay espacio para todos

 Por C. R.

“La pintura es una forma de amor, de transmitir el amor a través del arte. Si no hay amor que transmitir, no hay pintura, no hay arte, no hay nada.” La frase fue dicha, en 1981, por el pintor Antonio Berni y hoy es el emblema del centro cultural El Perro, que funciona cerca de lo que se conocía históricamente como La Quema, en un predio que tiene como mojón un triángulo formado por las canchas de Huracán y Barracas Central, y la vieja estación Buenos Aires, del ex ferrocarril Belgrano Sur. “Se llama El Perro, en homenaje al mejor amigo del hombre, por la sencilla razón de que es el animal más fiel y el más amistoso.” Román Alegre afirma que “esas son también las virtudes de los trabajadores ferroviarios, que son los que impulsaron la creación de este lugar”.

El propio Alegre fue trabajador del riel hasta 1998, cuando lo dejaron cesante. Su padre, a los 56 años, todavía trabaja en el ferrocarril. El edificio que ocupa el centro cultural fue hace muchos años la sede de la Administración de Vías y Obras del Ferrocarril Belgrano Sur. Desde hace cuatro años se ha convertido en atelier, salón de exposición de cuadros y esculturas, escuela de teatro y escenario para expresiones musicales o actorales. En el lugar, además de los trabajos de Alegre, se exhiben obras del filetero Roberto Rodríguez y del escultor Diego Chávez.

Al centro cultural se llega por el empedrado de la calle Suárez, que en su tramo final entra como una puñalada hasta el corazón de la línea divisoria de los barrios de Barracas y Parque Patricios. “Nosotros les abrimos la puerta a los compañeros que están presos, porque la ley del ferroviario es ver por los demás. Eso ocurre en todo el mundo. Yo estuve en Francia y durante mi estadía, los ferroviarios de allá me abrieron todas las puertas posibles”, afirma Alegre.

En el salón exposición, una buena parte de los cuadros tiene motivos propios del ambiente ferroviario: trenes, estaciones. También se exhiben esculturas realizadas con material arrancado de las propias vías: espirales de los vagones en desuso y una multitud de tornillos, sobre todo del tipo tirafondos. Son los que se usan para dejar sujetas las vías encima de los durmientes. Hasta ese lugar, en el confín del sur de la ciudad de Buenos Aires, fue que llegaron los familiares de los detenidos para ver la parodia de la lucha entre El Rayo y la Bestia y la obra de teatro.

La obra Cambalache también fue presenciada por el ex canciller Rafael Bielsa y su esposa, por funcionarios de la Procuración Penitenciaria, de la Dirección de Política Criminal del Ministerio de Justicia y dos jefes de la Unidad 19, el responsable de Educación, Emilio Romero, y el de Seguridad Interna, Jorge Gianetti.

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