El desempleo en España se sigue encarnizando además más particularmente con los trabajadores extranjeros y afecta a un 28 por ciento de esta comunidad, frente al 21,26 por ciento en el trimestre anterior, indicó este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE).

"El número total de parados se sitúa en 4.010.700" personas y "aumenta hasta el 17,36 por ciento" de la población activa, frente al 13,91 por ciento en el trimestre anterior, indicó el INE en un comunicado.

Casi la mitad de los desempleados (1,8 millones de personas) perdieron su trabajo en los últimos doce meses y más de un millón de familias tienen a todos sus miembros activos sin trabajo, según el INE.

La tasa de desocupación española sigue siendo la más alta de la Unión Europea, que en febrero registró una media del 7,9 por ciento.

"Es una cifra malísima", "un mazazo", reconoció el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, al señalar que la economía española se encuentra actualmente "en el epicentro de la crisis, en el núcleo de la tormenta".

Estos datos "son peores que los que esperábamos", confesó la ministra de Economía, Elena Salgado, quien subrayó que estas cifras suponen "un problema humano muy importante".

El gobierno preveía en enero que el índice de desocupación llegara en 2009 a 15,9 por ciento, pero el Banco central de España vaticinó un 17,1 por ciento para este año, que se elevaría al 19,4 por ciento en 2010.

En la misma línea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) situó esta semana su previsión de desempleo en el 19,3 por ciento en 2010, un récord entre los países industrializados, para los que proyecta una desocupación promedio del 9,2 por ciento.

Según el desglose del INE, la tasa de desocupación entre los españoles, descontando a la comunidad extranjera, era de 15,24 por ciento en el primer trimestre del año (+2,72 puntos porcentuales respecto al trimestre anterior y +6,51 puntos respecto al mismo mes de 2008); la de los extranjeros llegaba al 28,39 por ciento (+7,13 y +13,7 puntos respectivamente).

En España, donde la inmigración se incrementó fuertemente en los últimos 15 años, viven actualmente 5,22 millones de extranjeros, que suponen un 11,3 por ciento de una población total de 46 millones, una de las mayores de tasas de Europa.

La crisis financiera mundial desinfló a fines de 2008 brutalmente la burbuja inmobiliaria de estos últimos años en España, provocando un colapso del sector de la construcción y sumiendo al país en la recesión.

El ejecutivo socialista español de José Luis Rodríguez Zapatero aseguró que hará "todo lo posible para reducir estos números", en palabras de la ministra de Economía, para quien "las medidas que ha adoptado el gobierno para el estímulo fiscal están dando sus frutos".

El gobierno ha tomado en los últimos meses varias medidas anticrisis, la principal de ellas el llamado Plan E, dotado con 11.000 millones de euros para crear 300.000 empleos, destinado sobre todo a que los ayuntamientos pongan en marcha obras de infraestructuras.

Además destinará 11.000 millones de euros para que los ayuntamientos paguen las deudas pendientes a empresas y autónomos y 3.000 millones de euros créditos a empresas endeudadas.