Con un desempleo que supera el 25 por ciento, el gobierno de Grecia propuso un esquema que incluya nuevas subas de impuestos, reformas en el sistema laboral y recortes a los salarios y las jubilaciones por un total de 13.500 millones de euros (17.600 millones de dólares. El paquete debe ser presentado ante los acreedores: la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.

Las medidas habrían sido acordadas con la oposición para cuando se las trate en el Parlamento y sólo restaría el visto bueno de la troika. Si bien no se conocieron precisiones al respecto, los sindicatos creen que incluirá una rebaja de los salarios de entre un seis y un 20 por ciento, y los jubilados dejarían de percibir 4.900 millones de euros.

Los sindicatos tanto del sector privado como del público fueron los que convocaron la protesta contra los ajustes, por lo que no funcionan ministerios, escuelas ni otras instituciones públicas. Los médicos sólo atendieron casos de urgencia, y el transporte por ferry a las islas del Egeo y los trenes del país se encuentran totalmente paralizados.

Durante la marcha, la policía lanzó gas lacrimógeno, mientras las personas huían por las calles adyacentes a la movilización, presas del pánico. Los enfrentamientos se prolongaron casi dos horas.

Debido a las tres horas de paro de los controladores, las aerolíneas anularon numerosos vuelos internos y otros partieron con retraso, y los museos y sitios arqueológicos permanecen cerrados.