DEPORTES › OPINION

Entre ansias y jactancias

Por Osvaldo Bayer
Desde Alemania


Bueno, hoy vamos a hablar sólo de fútbol, no sea que nos dejemos llevar por el mundo que lo rodea. Que de eso sí que hay tema. Pero vamos a hacernos la ilusión de que todo es deporte, que todo se hace por jugar buen fútbol en este Mundial de la redonda en tierras germanas. Y esto último casi lo podríamos confirmar con el ansia estudiantil que puso Trinidad-Tobago en todo su partido con Suecia, los veinte primeros minutos de Costa de Marfil contra la Argentina, y el primer tiempo que jugaron los nuestros.

Y tal vez también los primeros minutos de los ingleses que parecieron una escuadra embanderada que dominaba con catalejos hasta el horizonte. Pero todo luego se volvió pan comido. La Argentina del dos a cero se dijo algo así: “Y para qué vamo’ a seguir moviéndono’ si ya ganamo’”. Hasta que vino el gol de marfil del mago Drogba y nuestros muchachos se pusieron nerviosos y comenzaron a mover lo que hay que mover. Y ganamos porque el silbato anunció el final. Porque si no... no sabemos. De cualquier manera el celeste y blanco demostró que puede ser uno de los mejores equipos del torneo. Hasta ahora, el que puso más voluntad fue Ecuador, que los dejó a los polacos tirados en el piso, por más estampitas que repartieron.

Como decimos, muy bien los argentinos hasta el dos a cero. Luego pasó a ser como si estuvieran jugando un amistoso entre casados y solteros. Hasta que les entró el miedo de perder lo que habían logrado. Ojalá que la próxima se propongan jugar los noventa minutos. Lo que hubiera podido ser el espectáculo de la jornada: un equipo bien ensamblado, con personalidad, con salida y llegada se quedó. Mientras que poco antes el equipo morocho por donde se lo mire de Trinidad-Tobago nos dio a todos la lección de lo que es correr del primer minuto hasta el último, a la vez de mostrar garra y un talento de poetas de la redonda. En sus carreras había alegría, y pese a que le echaron al mejor, con diez hombres les hicieron marcar el paso a las columnas escandinavas, que al parecer creían que les iban a impartir una lección de fútbol civilizado a estos tataranietos de esclavos llegados hace generaciones a esas tierras nuevas.

Inglaterra, con Paraguay, sólo hizo lo necesario. Hasta su único gol no fue propio. Para qué más. Lo único que les hubiera faltado habría sido que miraran el partido desde afuera. Trabajaron sólo lo necesario para bañarse al término de la cita. Como si ganar fuese ya una costumbre. Paraguas que se fueron a la carga barracas como si no hubieran conocido de antemano a los Lores. Nos imaginamos que los británicos ni siquiera, un hábito, un principio imperial. Pero si continúan así, no entran.

Los filósofos de la redonda ya están adelantando sus pronósticos. Brasil, Alemania, Italia, Argentina e Inglaterra. Entre ellos está la cosa. Y alguna sorpresa en los próximos días que ayude a embarullar los pronósticos. El tiempo ayuda, la primavera sonríe. Aunque las noticias de las tierras bombardeadas todos los días entristecen. Ayer, los niños muertos en Palestina no pudieron ser tapados con el grito de gol. Las alegrías se quedaron en la garganta.

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