DEPORTES › ENTREVISTA CON RAMON CABRERO, DT DE LANUS

“Salir campeón sería el broche de mi carrera como entrenador”

El conductor del líder del Apertura sabe que se encuentra ante una oportunidad histórica, pero la toma con tranquilidad. “La ansiedad será nuestro rival más complicado”, asegura el técnico del puntero del torneo.

 Por Leonardo Castillo

En un fútbol argentino signado por la inmediatez del resultado, Ramón Cabrero eligió marchar a contramano cuando en noviembre de 2005 se hizo cargo de la conducción técnica de Lanús y les propuso a sus dirigentes iniciar un trabajo a largo plazo. Con un plantel conformado mayoritariamente por jugadores surgidos de las divisiones inferiores y el aporte de algunos refuerzos que no erosionaron la economía del club, el entrenador armó un equipo protagonista, tanto en el plano local como en el internacional, y se encuentra ahora muy cerca de alcanzar el gran anhelo que comparten todos los hinchas granates: ganar un título de Primera División. Sobrio, sereno y convencido de que el fútbol es un juego “sencillo”, el DT del puntero del torneo le confió a Página/12 que “la ansiedad” será el principal escollo que deberán sortear sus dirigidos en este tramo decisivo del Apertura. “Si mantenemos nuestro nivel de juego y no nos descontrolamos, tenemos muchas posibilidades de salir campeones”, remarcó.

–El de Lanús es un plantel de jugadores jóvenes. ¿Tiene este grupo la madurez que necesita un equipo con pretensiones de ganar un campeonato?

–Estimo que sí. Fundamentalmente porque hace tiempo que varios de estos muchachos vienen jugando juntos y recibieron algunos golpes, de esos que ayudan a madurar rápido. Por ejemplo, la eliminación que sufrimos en la Copa Sudamericana a manos de Vasco da Gama es prueba de ello. Fue una derrota dura, que sin embargo no hizo mella en el ánimo del plantel, ya que a partir de ese partido nos enchufamos con todo en el torneo local e iniciamos esta racha de triunfos que nos dejó en la punta.

–Quedan cinco partidos para que termine el campeonato (Tigre, Central, Argentinos, Boca y Gimnasia). ¿Cuál es el rival más difícil que su equipo tiene por delante?

–Todos son difíciles. No hay un rival fácil cuando se pelea por un campeonato. Pero lo que más me preocupa es la ansiedad que pueda manifestar el grupo en alguno de estos partidos que faltan. Tenemos que estar tranquilos, eso es lo más importante. Digamos que la ansiedad será nuestro adversario más complicado.

–Hace dos años que dirige a Lanús. ¿Por qué eso es tan extraño en la realidad que se vive en el fútbol argentino?

–Porque todo está dominado por la necesidad de obtener resultados en el contexto de campeonatos que duran 19 fechas, y así es muy difícil desarrollar un proyecto serio. Por suerte en Lanús elegimos transitar un camino distinto, potenciar el surgimiento de jugadores de las divisiones inferiores. Y no nos fue mal, en dos años nos clasificamos en dos ocasiones a la Copa Sudamericana y el año que viene jugaremos la Libertadores. Además del subcampeonato que logramos hace un año, el club vendió jugadores por un valor de 15 millones de dólares, y ahora estamos peleando un campeonato. La clave de todo este proceso fue que apostamos al largo plazo.

–Pero muchos sostienen que se hace muy difícil aplicar un proyecto que tenga continuidad cuando la realidad económica del fútbol argentino impulsa a los jugadores a emigrar con pocos partidos en Primera. ¿Cómo hizo Lanús para sustraerse de este contexto?

–Nadie dice que seamos una isla. En un año vendimos jugadores como Rodrigo Archubi, Sebastián Leto y Cristian Fabbiani, que surgieron del club. La diferencia radica en que nosotros invertimos en la infraestructura del fútbol amateur y otros en cambio están desesperados por vender. La política de Lanús es tratar de retener al jugador surgido en el club todo lo que sea posible. Eso también nos diferencia un poco del resto.

–¿Este constante éxodo de futbolistas al exterior determina que el campeonato sea tan irregular?

–Es una de las razones, sin dudas. No hay tiempo para trabajar y cuando se encuentra un rendimiento, te venden los jugadores, se hace muy cuesta arriba mantener una regularidad en el juego.

–Que el campeonato sea tan irregular, ¿le quitará méritos a un hipotético título logrado por Lanús?

–No lo creo, porque la campaña que cumplimos está dentro de nuestras expectativas. Faltan cinco fechas y ya sumamos 27 puntos, tenemos la cantidad de puntos que pensábamos tener a esta altura del certamen. No sé, en cambio, si Boca o River pueden decir lo mismo.

–¿El fútbol es un juego fácil o difícil?

–Es relativamente sencillo, no tiene muchos secretos. La clave está en saber elegir los futbolistas y aprovechar sus buenos momentos.

–¿Cuánto influye el trabajo de un técnico en el juego de un equipo?

–Es algo muy difícil de mensurar, pero con toda la furia, en un 40 por ciento. A veces se sobreestima y le hacen creer a la gente que el fútbol es un juego de ajedrez entre dos entrenadores y la verdad es que no hay nada más alejado de la esencia del fútbol que esa idea. Es un deporte donde siempre están detrás la improvisación y repentización de los jugadores. No hay otra.

–¿Pero la gente que va a la cancha lo entiende así?

–En este país la gente sabe de fútbol, pero lo que pasa es que se deja dominar por la pasión. Un partido se gana o se pierde por un montón de circunstancias. Una derrota, aunque duela, no implica que necesariamente se haya jugado mal.

–Una de sus premisas es la de lograr que su equipo juegue siempre igual. ¿Eso no lo hace muy previsible para los adversarios?

–No. Cuando se juega bien es difícil que el rival pueda vulnerarte. La idea nuestra es salir siempre a buscar, tratamos de ubicarnos en el campo contrario, todo el mundo sabe eso, y hasta ahora ganamos más partidos de los que perdimos.

–Lanús no utiliza enganche. ¿Es un puesto que pasó de moda?

–Lo que pasa que el enganche es cada vez más vulnerable para la marca. Nosotros tenemos dos carrileros con buen manejo, como Marcos Aguirre y Diego Valeri, y la intención es que ellos alternen en la condición de conductor durante el partido.

–¿Quiere decir que no habría lugar para un jugador como Román Riquelme en Lanús?

–No dije eso. Jamás despreciaría un jugador con esas condiciones técnicas. Riquelme es más un conductor que un enganche. Ocupa varias posiciones en la mitad de la cancha, y contrariamente a lo que se sostiene, tiene bastante más movilidad de la que muchos creen. Riquelme puede jugar en Lanús y en cualquier otro equipo, sin importar el sistema táctico que utilice.

–¿Qué valoración le asignaría un título logrado por Lanús?

–Para mí, salir campeones sería el broche de mi carrera como entrenador. Si se me da, quedo hecho. No tengo nada más que pedirle al fútbol.

–¿Quiere decir que se retira?

–Sigo en Lanús hasta el 2009. Después, quién sabe. No sé si en otro lugar me voy a sentir tan cómodo como en este club.

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Cabrero confía en su equipo: “Si mantenemos nuestro juego, podemos salir campeones”.
 
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