ECONOMíA › SALARIOS BAJOS Y PRECARIEDAD “AYUDAN AL CRECIMIENTO”

Un Banco Mundial retrógrado

Los supuestos con los que dictamina cuándo hay en un país un mejor clima de negocios valoran positivamente la inestabilidad en el empleo y la explotación. La sindicalización es mala cosa.

 Por Julio Nudler

Si usted es un asalariado y pretende que el Banco Mundial lo considere elegible para sus mediciones sobre lo fácil o difícil que es conchabar y despedir trabajadores, debe reunir cinco requisitos. El primero de todos es no ser un ejecutivo y llevar 20 años trabajando para la misma empresa, lo cual estrecha considerablemente el casting. Otra condición es que su mujer no trabaje, dedicándose a la casa y los dos hijos. La familia, en el caso argentino, deberá residir en Buenos Aires. Sin perjuicio de lo cual, usted deberá ser un ciudadano respetuoso de las leyes, con lo que muy pocos entrarán en consideración. Su raza y su religión deberán coincidir con las de la mayoría de la población del país. Vale decir que si usted es negro, aborigen o amarillo, o devoto de Mahoma o de Jeová, para el BM no existe. La última característica es también muy precisa: usted no debe estar afiliado a ningún sindicato, a menos que sea obligatorio.
Esa empresa en que se supone usted lleva 20 años es una SRL industrial radicada en Buenos Aires, de capital totalmente argentino, con 201 empleados. Es condición sine qua non que cumpla con toda ley y regulación (¿existirá alguna que satisfaga esta exigencia?), pero en ningún caso otorgue a sus trabajadores más beneficios que los dispuestos por ley. A esta altura estará usted preguntándose qué masoquismo lo llevó a permanecer desde 1984 en semejante firma. Pero, como dijo Le Pera, veinte años es nada.
Estos elocuentes detalles forman parte de la metodología que usó el antiguo Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento para ofrecer una instantánea del clima de negocios en el mundo, país por país. Todo aquello que, según el Mundial, aliente o desaliente la inversión, la productividad y el crecimiento. Para eso se analizan y cuantifican algunos indicadores. El año al que concierne el estudio es 2003, cuando el Ingreso Nacional Bruto per cápita argentino fue de 3650 dólares (utilizando el tipo de cambio de mercado para pasar de pesos a dólares) y la economía informal representó (según el BM) el 25,4 por ciento del total, contra un promedio latinoamericano del 41,5 por ciento.
El trabajo señala que para iniciar algún negocio o emprendimiento económico, poner en marcha una empresa o lanzar alguna patriada en la Argentina es preciso realizar 15 trámites. Sumando los días que puede llevar efectuarlos se arriba a 32. La lista de pasos, si quiere anotar, es la siguiente:
- registrar la razón social;
- certificar la firma de los socios;
- abrir una cuenta bancaria;
- publicar la creación de la empresa en el Boletín Oficial;
- pagar el arancel de registración;
- registrarla como sociedad;
- comprar libros contables especiales;
- rubricarlos;
- inscribirse en la AFIP;
- obtener un número de la Seguridad Social;
- inscribirse en el IVA;
- registrarse en el Ministerio de Trabajo;
- anotarse en una ART;
- registrarse en las AFJP;
- rubricar los libros de salarios.

Si bien el número de diligencias a cumplir es superior al exigido en el promedio latinoamericano (15 contra 11), insumen menos de la mitad del tiempo (32 días contra 70), cuestan comparativamente una cuarta parte y se exige mucho menos capital inicial. Respecto de las reglas de juego laborales, en la Argentina es más fácil tomar un trabajador que en Brasil y casi 60 por ciento más fácil echarlo. Mientras el índice de dificultad del despido es de 30 para la Argentina, marca 34 para el promedio latinoamericano y caribeño y 70 para Brasil.
En estos índices también se traslucen los gustos de los bancomundialistas. Tomando al acaso el índice que mide la dificultad de despedir personal, las cuestiones a determinar son éstas: si el exceso de personal no es causal de despido, si el empleador debe notificar al sindicado o al Ministerio de Trabajo cuando echa a un trabajador que sobra, si debe notificar en caso de cesantías masivas, si en las dos últimas circunstancias la empresa necesita la aprobación del sindicato de la autoridad laboral, si la ley obliga a entrenar o remplazar antes del cese, si se aplican normas de prioridad para los despidos y si esas reglas rigen para el reempleo.
Si la respuesta a cualquiera de esas cuestiones es sí, se asignará un uno por ítem; si no, se le pondrá un cero. Las preguntas uno (la del exceso de personal) y cuatro (la de la aprobación sindical y gubernamental) ponderan el doble. Como un resultado más alto indica mayor dificultad para los despidos, el país en que esto suceda estará evidenciando un clima más desfavorable para los negocios. Desde cierta lógica esto parece evidente, conduciendo a una conclusión provocativa: cuanta más incertidumbre sientan los trabajadores respecto de su futuro laboral, mejor será el medio ambiente para empresarios e inversores. Sin embargo, podrían formularse algunas hipótesis alternativas: por ejemplo, que un trabajador más inestable tiende a consumir lo menos posible, restando demanda de consumo, o que su compromiso con la labor diaria es más frágil y, por ende, menor su productividad. De hecho, países como Japón protagonizaron milagros económicos con trabajadores empleados de por vida.
También considera el Banco Mundial como nocivo para los negocios, y se supone que por tanto para la economía, si sólo pueden utilizarse contratos temporarios para tareas que también lo son. Es asimismo malo que los trabajadores temporarios sólo puedan mantenerse en esa precaria situación hasta un máximo de 3 años. Lo ideal para el BM es que ese endeble status pueda prolongarse por más de 5 años.
Este también considera propicio maximizar la plusvalía, es decir, la explotación del trabajador. Si el salario mínimo representa más del 75 por ciento del valor agregado por trabajador, la nota será 1; si está entre 0,50 y 0,75 el puntaje asignado será de 0,67. Y así siguiendo, hasta ganarse un cero si el asalariado apenas recibe una cuarta parte del valor que genera. Ese cero conduce a un índice menor, y éste señala un mejor clima de negocios. Dar a los trabajadores más estabilidad y mejor paga es, según el organismo, un “obstáculo al crecimiento”. Se recordará que el economista jefe del Banco Mundial para la región, Guillermo Perry, afirmó en entrevista concedida a Página/12 en Cartagena de Indias que ese organismo es de izquierda. ¿No se le habrá ido la mano?
Afortunadamente, no la Argentina sino Colombia, con su gobierno conservador, es galardonada por el BM como la nación que en la región más mejoró su clima para la inversión, sólo superada a nivel mundial por Eslovaquia.

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Mejores condiciones laborales son tenidas por el BM como un “obstáculo al crecimiento”.
 
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