ESPECTáCULOS › “CULPABLE DE ESTE AMOR”, UNA TELENOVELA MUY RARA

Almorzando con “el elegido”

Oscar Ibarra y Daniel Delbene explican por qué agregaron elementos fantásticos a la tira de Telefé, siguiendo la senda de Resistiré. “Cada vez más, la ficción exige superar la realidad”, coinciden.

 Por Emanuel Respighi

Un asesinato en el primer capítulo que traslada el tiempo de la telenovela tres meses atrás; una secta de origen asiático que traspasó los límites religiosos y, con absoluta impunidad y acciones propias de la mafia, realiza experimentos de modificación genética con objetivos non sanctos; un bebé (“el elegido”) con extraños poderes mentales, capaz de mover objetos y provocar dolor, al mejor estilo El bebé de Rosemary; una droga (“esclavina”) que aniquila la voluntad de los hombres. Y en el medio de toda esa trama surrealista, dos enamorados cuya pasión ya no es obstaculizada por un/a tercero/a en discordia o por la diferencia de clases que separa a los tortolitos, sino por el extraño poder de una organización mayúscula y misteriosa. Así es la compleja historia de Culpable de este amor, la telenovela de Telefé que, a poco más de un mes del final, sabe cómo atraer la atención del público.
A caballo del éxito que el último año tuvo Resistiré, que marcó definitivamente el camino narrativo a seguir por la telenovela de estos tiempos, Culpable... se animó a agregarle a la típica historia de amor el elemento fantástico y mágico que caracterizó a la novela escrita por Mario Segade y Gustavo Belatti. Pero la incorporación de lo esotérico como elemento central de la trama toma otro valor considerando que la telenovela protagonizada por Gianella Neyra y Juan Darthés se emite a las 13.15, un horario que por lo general la televisión reserva a telenovelas fieles al estilo tradicional. La jugada no fue mala: la tira promedia 14 puntos de rating diarios, por encima del rendimiento de El deseo, la telenovela devenida unitario que Telefé Contenidos lanzó con bombos y platillos y no obtuvo recompensa a través del rating.
Aunque reconocen la influencia de Resistiré en un género que lucía estancado, Oscar Ibarra y Daniel Delbene, los autores de Culpable de este amor, se adjudican la introducción de lo esotérico en las novelas. “Nosotros siempre le buscamos costados desafiantes a las telenovelas”, cuenta Delbene en la entrevista con Página/12. “Hicimos Mujercitas, Ricos y famosos y siempre manejamos elementos mágicos, como en Yago, donde intervenía un espíritu de la selva. En Culpable de este amor nos jugamos un poco más a mezclar estos elementos mágicos con ciertas dosis místicas, pero que tengan verosimilitud con lo que se está contando en el programa”, detalla. Más o menos verosímil, lo cierto es que Culpable... se trata de un universo abierto a cualquier desafío, sobre todo si de cuestiones místicas se trata. “Cuando le comentamos la trama a Villarruel –rememora Ibarra–, él se entusiasmó mucho con todos los adornos de la historia. Al punto que después de casi dos horas de hablar tuvimos que aclarar que en la novela también había besos y amor. Eso habla a las claras del lugar que ocupa actualmente lo esotérico en la telenovela.”
–¿Utilizan el elemento fantástico como recurso liberador de las rigideces del género?
Daniel Delbene: –Lo fantástico da una libertad mayor: la de expresar un montón de cosas esenciales que con elementos reales cuestan mucho más. Es como los pintores, que de pronto deforman la realidad para pintar mejor la esencia. La realidad tal cual es una foto: a esa foto nosotros le agregamos elementos que exacerban determinados rasgos de la trama con lo fantástico. La realidad siempre es más chata.
Oscar Ibarra: –La secta, si bien figura como tal, tiene muy poco de místico. En realidad, lo que quiere es el poder y no repara en nada con tal de lograrlo. Cuestión que no dista mucho de lo que buscan los que son poderosos: Bush, si tiene que matar estadounidenses para continuar en el poder, lo va a hacer. El poder no tiene moral. Y en este caso, la secta, que tiene mucho de cofradía, tampoco.
–¿Es el contexto político y cultural mundial el que permite ir más allá de la historia de amor entre “la pobre mucama y el príncipe azul”?
O.I.: –La novela está inspirada en una realidad universal. En nuestro caso, una telenovela posmenemista. Probablemente, hace un tiempo la gente no hubiese aceptado una telenovela de este tipo. La ficción exige cada vez más superar la realidad. Y la realidad mundial cambió. Culpable..., encima, se emite después de un noticiero que es mucho más terrible que la novela. Ahora hay que llamar la atención de alguna manera, ya sea con un elemento mágico o con una superpoblación de muertos. Si bien esta novela tiene algo de diferente, nosotros nunca dejamos de lado los códigos básicos del género: la pareja se ama, pero ese amor está amenazado por diversos obstáculos. Lo que cambia es que ahora los obstáculos son más terribles. Antes eran el chisme, la mala, el qué dirán.
D.D.: –Nosotros no elegimos el camino más fácil. Podríamos haber hecho una historia de amor escapista. Intentamos asimilar la realidad de alguna manera, sublimándola ficcionalmente. La novela enfrenta a dos fuerzas que ya no son el bien y el mal: el amor está amenazado por el poder, encarnado en una organización. El espectro de oposición es más complejo.
–¿Creen que lo fantástico se va a instalar en el género?
O.I.: –Probablemente; ahora en Padre Coraje hay una logia. En Resistiré y en Soy gitano también hubo una cuota fantástica. Siempre el elemento fantástico es muy atractivo y, en tanto le sirva a la historia, se va a imponer. Ahora, ese elemento en una tira como Gasoleros no encaja.
–¿Esa libertad narrativa no puede atentar contra la necesidad de contar una buena historia? A El deseo no le fue bien...
O.I.: –No atenta contra una historia bien contada, siempre y cuando se respeten ciertos códigos. Resistiré tenía un código de telenovela clásico. El núcleo es más o menos siempre el mismo. No hay historias nuevas. El deseo rompió con esa estructura: no había pareja. Y la pareja es la primera regla de la telenovela. Creo que la historia de El deseo no era para contar en una telenovela, y tal vez sí para un unitario.
D.D.: –Igualmente, es muy loable el haber intentado contar algo distinto. Cuando uno arriesga corre el riesgo de perder: lo importante es que uno siga arriesgando. Ahora, cualquier telenovela es un trabajo en equipo: tiene que ver mucho la edición, la dirección, la musicalización... Eso significa que es el fin de las telenovelas de autor.

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Ibarra y Delbene dicen que en la TV “hay que seguir arriesgando”.
 
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