EL MUNDO › SIN EL APOYO DE MOSCU Y DESDE LA CLANDESTINIDAD, BAKIYEH DENUNCIO UN GOLPE

El presidente kirguisio no se rinde

Un día después de los duros enfrentamientos en la capital Bichkek, que dejaron hasta cien muertos, Bakiyeh afirmó que no dejaría el poder tan fácilmente. Estados Unidos y Rusia tienen bases militares en la ex república soviética.

 Por Shaun Walker *

Desde Moscú

El presidente de Kirguistán, Kurmanbek Bakiyeh, se negó a renunciar ayer, mientras la oposición del país anunciaba que estaban a cargo y Rusia apoyaba a los revolucionarios como el nuevo gobierno legítimo. Un día después de los duros enfrentamientos en la capital Bichkek que dejaron hasta cien muertos, Bakiyeh habló con The Independent desde un lugar desconocido en el sur del país y afirmó que no dejaría el poder tan fácilmente. “Soy el presidente”, dijo la voz de Bakiyeh a través de una intermitente línea telefónica. “Hace nueve meses, el 77 por ciento de la población me eligió. Nadie me sacó el mandato, nadie tiene el derecho a reclamar el poder. Esto fue un golpe armado. No hay otra forma de decirlo.”

Bakiyeh fue destituido por irrelevante por los políticos de la oposición que tomaron el poder en Bichkek, quienes afirman que presidía sobre un régimen autoritario. “Su negocio en Kirguistán está terminado”, dijo Roza Otunbayeva, una líder de la oposición que anunció que ella encabezaría el gobierno interino que gobernará durante seis meses hasta que se lleven a cabo nuevas elecciones. La televisión estatal y el ejército parecían estar bajo el control de la coalición opositora.

La situación también estaba presentando nuevas dificultades para Rusia y Estados Unidos, ya que ambos tienen bases militares en el país. El primer ministro ruso, Vladimir Putin, habló con Otunbayeva por teléfono ayer y su vocero dijo más tarde que Moscú considera ahora al gobierno de Otunbayeva como el gobierno legítimo de Kirguistán. Por separado, un alto funcionario ruso le dijo a los periodistas, por fuera de una conferencia entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos en Praga, que la base de Estados Unidos en Kirguistán debía clausurarse. La base es una conexión clave en la cadena de suministros para las fuerzas estadounidenses con base en Afganistán. Los vuelos fueron temporariamente cancelados anoche, mientras las tropas estadounidenses fueron confinadas a la base.

Los residentes de Bichkek se despertaron ayer en una ciudad en ruinas, con los edificios del gobierno incendiados y docenas de negocios saqueados. Aunque la violencia se calmó en comparación con la del miércoles, todavía se escuchaban disparos en la ciudad. La policía, gran parte de la cual fue atacada durante los episodios de violencia, no se veía por ningún lado.

“La policía está toda oculta. Todos se han ido. Saben que si los encuentran, la gente los apaleará”, dijo un hombre cerca del edificio en ruinas del Parlamento, en el centro de Bichkek, anoche. Multitudes de hombres jóvenes andaban por las calles, muchos borrachos y armados con armas tomadas de la policía en los enfrentamientos del miércoles. “Miren a esos tipos jóvenes. Hay muchos problemas, esta es una situación peligrosa.”

“Esta no es la manera de llegar al poder, con armas en las manos”, dijo Bakiyeh. “¿Quién llega al poder así? Este fue un golpe armado y no había motivos para que sucediera.” El derrocado presidente kirguisio dejó la capital después de que los manifestantes dispararan a sus ventanas. Se negó a decir el lugar preciso, pero dijo que estaba en el sur de Kirguistán, su principal base de poder. Insistió en que él era el legítimo gobernante del país, pero no podía decir cómo iba a consolidar su posición.

“Por el momento no puedo ir a Bichkek, porque el llamado nuevo gobierno no puede garantizar mi seguridad”, dijo Bakiyeh. “Ni siquiera pueden garantizar la seguridad de la gente común. Esta locura y violencia debe detenerse.”

En Bichkek, Otunbayeva le agradeció a Rusia por su apoyo. “Estamos agradecidos a la Federación Rusa, agradecidos al primer ministro ruso, por el apoyo en los últimos días para exponer este régimen de nepotismo y crimen”, dijo Otunbayeva a la estación de radio Ekho Moscvy de Rusia. La opositora acusó a Bakiyeh de autoritarismo y de abusos contra los derechos humanos y estaba enojada porque le había dado a sus dos hijos posiciones poderosas en el gobierno. Otunbayeva dijo que el reconocimiento de Putin era significativo. “El hecho de que haya llamado, que hablara amablemente, que entrara en detalles, que quisiera conocer detalles en general, me emocionó. Es una señal.” Ella dijo que uno de los líderes de la oposición estaría viajando a Moscú en breve para hacer consultas.

Putin negó que Rusia haya estado involucrada en el planeamiento o ejecución de las protestas callejeras. Pero Bakiyeh le dijo a The Independent que él estaba seguro de que las protestas habían sido coordinadas desde afuera.

“Miren lo que pasó, tanta gente en las calles, tan bien preparadas y tan bien coordinadas. Eso no fue espontáneo. Esto es una provocación organizada desde afuera”, dijo el presidente kirguisio. Repetidamente negó el nombre del país que pensaba que estaba detrás de las protestas, pero afirmaba que tenía evidencia que hubo interferencia de afuera. Y expresó sorpresa al aparente reconocimiento de Moscú hacia el nuevo gobierno de Otunbayeva.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Bakiyeh (izq.) junto a Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, la semana pasada.
 
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