El Parlamento turco aprobó ayer la renovación del permiso al gobierno para enviar tropas a Irak y Siria con el objetivo de hacer frente al Estado Islámico (EI) y a otros grupos jihadistas. La iniciativa se aprobó por 298 votos a favor y 98 en contra, con respaldo del oficialista Partido Justicia y Desarrollo (AKP) y el nacionalista MHP, habitualmente en la oposición, mientras que se opusieron los diputados del CHP, socialdemócrata, y los del HDP, prokurdo y de izquierda.

Durante el debate, el ministro de Defensa, Ismet Yilmaz, insistió en la necesidad de renovar el mandato, al considerar que los dos vecinos del sur de Turquía, en referencia a Irak y Siria, presentan numerosos riesgos y amenazas. Entre éstos citó al EI y al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), cuyas bases se encuentran en el norte de Irak y desde hace casi dos años mantienen negociaciones de paz con Ankara.

El mandato aprobado no sólo permite intervenir en Siria e Irak, sino que también contempla acoger a tropas extranjeras en Turquía. Este detalle dio motivo a más críticas de la oposición, que considera que abrirá la puerta tanto a contingentes de la OTAN como a milicias sirias o kurdo-iraquíes. Yilmaz subrayó que la autorización de intervenir en el extranjero se inscribe en las medidas para combatir el terrorismo y el paso de combatientes extranjeros a Siria, a las que exhorta la resolución 2178 del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada el mes pasado. Pero la oposición no se mostró convencida de que el mandato realmente se vaya a utilizar para intervenir contra los jihadistas, objetivo expreso de la resolución.

Akif Hamzacebi, vicepresidente del CHP, aseguró que la intención del mandato estaba clara. Citando al propio presidente turco, Recep Tayip Erdogan, el diputado opositor dijo que el objetivo era deponer al gobierno sirio. “El EI se usa como excusa”, lanzó. Ankara siempre negó las reiteradas acusaciones de armar a los grupos más fundamentalistas de la oposición siria.