EL MUNDO › HUNGRIA BUSCA CONTROLAR EL FLUJO DE REFUGIADOS DE GUERRA SIRIOS QUE CRUZAN A DIARIO

Despliegue militar en la frontera serbia

Las fuerzas de seguridad húngaras reprimieron ayer, con gases lacrimógenos, a 150 refugiados que querían comenzar a caminar por una carretera hacia la capital húngara. Budapest busca reforzar la frontera con soldados.

Hungría planea una maniobra militar cerca del límite con la vecina Serbia bajo el lema “acción decidida”, informó el Ministerio de Defensa, sin dar más detalles sobre las dimensiones de ese ejercicio o su posible relación con la crisis de refugiados. Budapest busca reforzar la frontera también con soldados, aunque hasta ahora no obtuvo luz verde del Parlamento para hacerlo. Tampoco hay una fecha exacta para la posible maniobra. Refugiados de zonas en guerra como Siria llegan continuamente al país. Entre 1000 y 3000 migrantes cruzan a diario desde Serbia en forma ilegal: los recién llegados son registrados en Röszke, junto a la frontera, donde con frecuencia se producen tumultos y conflictos entre los refugiados y la policía. Las fuerzas de seguridad húngaras reprimieron ayer, con gases lacrimógenos, a 150 refugiados que querían comenzar a caminar por una carretera hacia la capital húngara.

Los refugiados llegaron a última hora del martes, a pie, desde Serbia, y se pusieron en marcha Budapest, informó la agencia de noticias húngara MTI. La policía pudo convencer a una parte de ellos, sobre todo a familias con niños, de ser trasladados con autobuses al campamento de Röszke. Pero el resto, sobre todo hombres jóvenes, se negaron, al grito de “No Camp” y “Budapest, Budapest”. La versión policial señaló que no se registraron heridos y que los agentes usaron gas lacrimógeno después de que algunos refugiados les lanzaran objetos.

Muchos de los refugiados, como Osama, un sirio de 21 años, llegaron a la estación de trenes Keleti de Budapest para salir de allí hacia el anhelado Occidente. “Ya sabíamos que en Röszke hay problemas”, señaló Osama en la estación, en referencia a que muchas veces hay que pasar horas –y hasta noches– en ese punto, sin saber qué pasará. El estudiante universitario dijo que antes de cruzar la frontera desde Serbia, él, sus dos primos y un amigo se enteraron de la situación en Röszke, por lo que, al llegar a la ciudad húngara, aprovecharon la primera oportunidad para huir con otros 200 refugiados del punto de reunión. “No queremos que nos registren. Queremos llegar a Alemania”, dijo Osama, y contó que le llevó dos semanas viajar desde Siria a Hungría.

Aunque muchos de los que huyeron fueron capturados por la policía y conducidos de regreso al punto de reunión de la misma localidad, Osama y su grupo se habían alejado de la autopista, con lo que lograron seguir sin problemas. El grupo llegó en la medianoche de ayer a Budapest, aunque Osama no quiso precisar cómo había logrado alcanzar la capital. Son muchos los refugiados que pagan para que los lleven clandestinamente a la capital húngara. Como la mayoría de los más de 170.000 refugiados que entraron en Hungría en lo que va del año, Osama quiere llegar a Alemania para pedir asilo y continuar sus estudios. El y sus amigos aguardaban en la estación para viajar en alguno de los trenes que salía ayer. En la terminal ferroviaria y en la salida del subte voluntarios de Migration Aid, una organización creada en la red social Facebook, trataban de hacer más agradable la espera para unos 100 refugiados que permanecían allí. “Ultimamente, la situación está mucho más controlada”, aseguró Tamas, un voluntario conocido con el nombre de “Banana” entre los refugiados por ser responsable de repartir esa fruta.

“Nadie se queda aquí”, agregó “Banana” y subrayó que, por la generosidad de los vecinos de Budapest, ya cuentan con ropa y comida de sobra y que los mismos voluntarios llevan al punto de reunión de Röszke. “Aún así, un día nos hacen falta bananas, mientras que al día siguiente son medias”, explicó Tamas. En diferentes rincones se ven voluntarios que dibujan con los niños, mientras algunos músicos tratan de entretener a los refugiados para que olviden sus penas durante un tiempo. En la estación los refugiados se organizan cada vez mejor con la ayuda de los voluntarios y esperan en ordenadas filas a poder subir a los trenes. Según detalló un empleado de la terminal, cada tren parte con entre 150 y 250 refugiados.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) instó a Hungría a mejorar las condiciones de recepción para quienes soliciten asilo; también pidió que los procesos de registro de los refugiados sean más sencillos. Por su parte, 22 organizaciones de la sociedad civil húngara instaron al gobierno, en un comunicado conjunto, a respetar los derechos humanos de los migrantes. Los refugiados, en vez de ser criminalizados, deben ser acogidos según estándares del humanitarismo, reclamaron organismos como el Comité Helsinki para los derechos humanos o Greenpeace. Amnistía Internacional señaló que la respuesta de los dirigentes europeos a la creciente crisis de refugiados fue incoherente y careció de liderazgo, ambición y compasión.

Si bien el sistema de asilo de la Unión Europea atraviesa una crisis profunda, que Hungría no puede solucionar sola, eso no exime al gobierno de la obligación de ayudar a los refugiados en su sufrimiento. “La crisis que comenzó en las calles y plazas de Budapest ha llegado ahora a la localidad fronteriza de Röszke, bien por incapacidad o por falta de actuación consciente”, advirtieron los organismos de derechos humanos. “La situación de Röszke tiene que resolverla el Estado, junto con las organizaciones internacionales”, afirmaron los grupos civiles.

Según Teresa Sancristóbal, responsable de la misión de Médicos sin Fronteras (MSF) en la ciudad cercana de Szeged, las condiciones en el campo de refugiados de Röszke son insostenibles. “Es una catástrofe”, dijo la referente de la organización humanitaria. “El campo de refugiados de Röszke no es lo que se espera cuando se viene a Europa”, explicó Sancristóbal. Y agregó que los refugiados necesitan con urgencia ayuda organizada. Sin embargo, señaló que la coordinación entre las autoridades húngaras es inexistente. Hungría abrió hace cuatro días un nuevo campo en Röszke con tiendas de campaña del ejército calefaccionadas y con mil lugares para dormir, que iba a reemplazar a un antiguo campo cercano en un complejo de contenedores. Ambos espacios se encuentran siempre abarrotados de gente.

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Un agente húngaro habla con una familia de refugiados en la frontera con Serbia.
Imagen: AFP
 
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