ESPECIALES

Los observadores preguntan, el Dr. Rafael Pineda responde

CAROLINA VERA

Usted, como médico, hizo mención al código que los médicos respetan, pero lo que me pregunto es si usted no considera que cuestiones éticas, como están establecidas en ese código, no pueden actualizarse o pueden depender del contexto en el que han sido declarados.

DR. RAFAEL PINEDA

Yo personalmente creo que le medicina ha evolucionado, sobre todo en estos últimos 60 o 70 años, con el advenimiento de la penicilina y todo lo que vino después. Pero hay cuestiones que son tan radicales como las que están contempladas en el juramento hipocrático, y la más importante de todas es la defensa de la vida que tiene que hacer el médico.

Yo hace nada más que 42 años que me dedico a atender pacientes, usted imagínese cuántos han pasado, y estoy acostumbrado a ver cómo el paciente mira al médico y espera del médico una respuesta positiva de su problema, una ayuda. Muchas veces no hemos podido curar a la gente, ni mucho menos, pero sí muchas veces hemos acompañado y aliviado, y aun hoy, con una medicina sumamente desarrollada, tenemos limitaciones y la arrogancia del médico tiene que morir en esas limitaciones, porque el médico sabe que no puede resolver todos los problemas.

Entonces, acompañar al paciente, como decía el Dr. Decimone, en el sentido de que podemos aliviarlo, podemos acompañarlo, podemos asistir a su familia para que su familia pueda acompañar a ese paciente que necesita fundamentalmente del cariño y del amor de la familia. La familia, en la situación terminal del paciente, es lo más importante que puede tener un paciente. Entonces, hay cosas que no se pueden negociar, la cuestión de la vida no se puede negociar.

Podrán variarse algunos ítem de este juramento hipocrático, pero el médico fue pensado para defender la vida y no para terminar con la vida de un paciente.

MARCOS SALT

Doctor, sólo una pregunta, que veo como una contradicción, que la puedo entender desde el punto de vista humano, pero de alguna manera me choca como paciente. Usted hace mucho hincapié en la relación médico-paciente y por qué el médico no podría nunca plantearse la posibilidad de matar a su propio paciente, porque el paciente lo vería reflejado. El tema de la elección libre del médico y la elección libre de qué tratamiento va a hacer ¿no forma parte también de una vinculación entre médico-paciente muy importante?, ¿no hay una contradicción entre que esa relación tenga de alguna manera como base la imposibilidad de ejercer la libertad del paciente?

DR. RAFAEL PINEDA

Yo he sido formado en la medicina paternalista. Imagínese, yo entré en la Facultad de Medicina en el año ’60, me recibí de médico, hice mi residencia y a partir de allí me metí en la bioética por otras cuestiones no ligadas a la eutanasia, más ligadas a los problemas reproductivos, y ahí fui evolucionando ante la necesidad de que el paciente sepa la verdad. El día que yo necesite que me digan la verdad, mis médicos sabrán qué será lo primero que tendrán que hacer conmigo. Yo quiero saber la verdad de mis enfermedades. No siempre es posible decirle al paciente lo que tiene, es necesario decírselo de algún modo, pero no siempre es posible. El paciente puede ir progresivamente enterándose de lo que pasa. No creo que sea lo mejor decirle: “Señora, usted tiene un cáncer y dentro de seis meses se va a morir”, sino acompañarla en esta situación y tratar por todos los medios de que ella vaya enterándose de esta conversación, de esta relación afectiva, porque yo no puedo pensar en una relación fría entre mis pacientes y yo, porque yo me comprometo mucho con mis pacientes.

Entonces no veo la contradicción. Yo acompaño mucho a mis pacientes. Los pacientes tendrán la libertad de decir hasta acá quiero saber, vendrán los familiares y me dirán: “No, doctor, no le diga porque se va a morir”. No, no, no. Nos vamos a morir todos. Yo no conozco a nadie que se haya quedado en el camino de no morirse.

Entonces, en ese sentido, yo considero que hay que acompañar al paciente, informarlo gradualmente, pero nunca ocultarle nada, porque el paciente tiene derecho a saber qué le pasa, para saber las cosas que tiene que resolver él como persona, las cosas materiales y cosas espirituales. Entonces, el paciente debe saber, yo quiero saber y me imagino que usted también va a querer saber el día en que estemos próximos a desaparecer de este mundo.

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