SOCIEDAD › JULIO ROSALES ADMITIO QUE TUVO CAUTIVO EN SU CASA A ARIEL PERRETTA

La confesión del “Uruguayo”

El último detenido en el caso Perretta reconoció que tuvo cautivo al joven, pero excluyó de responsabilidades a su esposa, su hija y su yerno, todos detenidos. Dijo que no participó del secuestro.

“Yo lo tuve secuestrado, pero no lo secuestré”: alrededor de este eje se organizó –según su abogado– la declaración de Julio “el Uruguayo” Rosales, imputado en el secuestro del joven Ariel Perretta, quien fue liberado el sábado pasado. Rosales –quien anteanoche se había entregado a la Justicia– afirmó que la banda que efectuó el secuestro extorsivo estaba organizada en células, lo cual limitaba su posibilidad de conocer a otros integrantes. Insistió también en que el resto de su familia ignoraba que él tuviera una persona secuestrada. Según explicó el abogado, el inmueble donde residían consta de tres partes relativamente independientes a lo largo de un pasillo: la esposa y la hija de Rosales habrían sabido que en las piezas del fondo había una persona, pero no que estuviera secuestrada. El fiscal no adhirió a la versión de Rosales y todos quedaron detenidos.

Julio “Uruguayo” Rosales, de 40 años, que se había entregado en la noche del miércoles, fue indagado ayer durante seis horas por el fiscal federal de Morón Marcelo Fernández. Según Claudio España, abogado del imputado, éste “no se guardó nada: le dijo al fiscal, con lujo de detalles, todo lo que sabía”. Rosales “declaró haber tenido un rol activo durante el cautiverio de Perretta y admitió haber facilitado el lugar donde permaneció el secuestrado; en cambio, no participó en el acto del secuestro”, según su abogado, ya que “por la organización de la banda, hay células en las que cada una cumple un determinado rol”.

En cuanto a si la declaración de su defendido había comprometido a terceras personas, España contestó: “Ni confirmo ni desmiento. El contó todo lo que conocía”. Ciertamente, Rosales procuró desvincular a su familia. Su mujer, Gabriela Susana Ruiz, de 36 años, y su hija, Jéssica Rosales, de 18, “no sabían que allí había una persona secuestrada. Sabían, sí, que había una persona, pero no quién era ni que estuviera secuestrado”, contó el abogado que dijo su cliente.

Según España, el inmueble donde vivían –en el barrio Las Tunas de El Talar de Pacheco– se compone de “tres casas unidas por un pasillo. Al frente hay una habitación con una cocina, donde vivían Jéssica con su compañero Miguel Muñoz, de 21 años, y sus dos hijitas, una de tres años y otra de dos meses. En la mitad del pasillo hay “una prefabricada con dos habitaciones, cocina y baño, donde vivían Julio Rosales con su señora y dos de sus hijos”, contó España. La casa del fondo se compone de “dos habitaciones con un baño: ahí estaba el secuestrado”.

Miguel Muñoz, yerno de Rosales, se había entregado a su vez hacía unos días, y el martes se declaró inocente y atribuyó la responsabilidad a su suegro.

Ariel Perretta, de 24 años, había sido secuestrado el 10 de abril, cuando llegaba en su Peugeot 206 a la fábrica de filtros para automóviles de su padre en la localidad de San Justo, partido de La Matanza. Sus captores pidieron un rescate de tres millones de dólares, que no llegó a pagarse, ya que, el sábado pasado, Perretta fue rescatado por la policía, luego de un llamado al 911 de una voz femenina anónima, que dio la dirección de la casa, donde el joven estaba encadenado a una pared.

El fiscal Fernández no aceptó la versión de Rosales; éste, su esposa, su hija y su yerno quedaron detenidos, imputados por secuestro extorsivo. También están presos Osvaldo Pérez, Gustavo Sayago –manager de grupos de bailanta– y otro hombre con antecedentes por secuestros.

Otro posible participante falleció poco después de la liberación de Perretta: se trata del ex policía bonaerense Luis Abel Pratto –que había estado preso por el crimen de Silvia Garriador, cometido en 1995–, quien esa noche tuvo un infarto a tres cuadras de la casa de Rosales y murió en el Hospital de Tigre: la hipótesis es que Pratto era el hombre que custodiaba a Perretta, y que sufrió el infarto cuando escapaba de la casa de Rosales.

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Julio “Uruguayo” Rosales, de 40 años, se entregó a la Justicia en la noche del miércoles pasado.
Imagen: Télam
 
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