"El imputado negó su participación en el hecho y del contenido de sus dichos se evacuarán las citas correspondientes", precisó un comunicado entregado por Ochoaizpuro, que decidió que el acusado continúe alojado en la alcaidía penitenciaria de la ciudad de Junín.

Contrario a lo que se preveía, Cuello prestó declaración indagatoria este mediodía por el delito que se le imputa pero que, según se reveló, cuenta más con indicios que con pruebas certeras. Los elementos que le darían contundencia a la acusación son el posible hallazgo de ropa con sangre, rastros hemáticos en alguno de los vehículos o en una vivienda, huellas o ADN de Cuello en un palo o caño de tres centímetros de diámetro que habría sido usado para matar a Tomás y que todavía no se encontró.

Un momento de tensión se vivió esta mañana en la puerta de la sede judicial, cuando un grupo de vecinos insultó al padre de Cuello, que se hizo presente en el lugar para acompañar a su hijo detenido. Por su parte, Guillermo Santillán, tío del niño asesinado, afirmó que si se demuestra la culpabilidad de Cuello, éste "no tendría que ir a la cárcel, tendrían que dejarlo en Lincoln y no llegaría a cruzar la plaza".

El hermano de Leonor Santillán, la madre de la víctima, coincidió con las sospechas de los investigadores en que el brutal crimen del pequeño de 9 años estuvo planificado con mucha anticipación. El fiscal Ochoaizpuro, a cargo de la investigación, pidió ayer formalmente la detención de Cuello, de 38 años y profesión albañil, tras imputarlo formalmente de "homicidio agravado con enseñamiento y alevosía".

Por ahora es el único imputado por el crimen, aunque se está analizando si pudo haber contado con alguna colaboración o encubrimiento. Según el fiscal, el nene "murió inmediatamente después de desaparecer, entre las 12 y las 16 del martes. Recibió golpes en la cabeza que resultaron vitales con un elemento duro, romo, que no se determinó. Hasta el momento la hipótesis es la participación de una sola persona".