DEPORTES › JUGO POCO Y NADA PERO LE EMPATO A SAN LORENZO EN EL ULTIMO SUSPIRO

Racing puso otro ladrillo

En un partido mediocre, en el que abundaban los pelotazos, los de Boedo se pusieron en ventaja con un golazo de Solari. El DT Simeone eligió aguantar el resultado atrás, y los de Avellaneda, en el descuento, rescataron un punto vital.

 Por Daniel Guiñazú

Justo en la última pelota del partido, en el último de los cinco minutos de descuento adicionados por el árbitro Sergio Pezzotta (primero dio cuatro, luego sumó uno más), Racing encontró un empate que se propuso desde siempre, pero lejos estuvo de haber merecido. San Lorenzo nunca jugó bien. Aun así, había buscado más la victoria y la estaba alcanzando con un gol de Santiago Solari, a los 36 minutos del segundo tiempo. Pero en ese desenlace fatal, sus inseguridades terminaron por estropearlo todo. Renunció a manejar la pelota, quiso defender la ventaja echándose atrás, y en el corner final, Matías Martínez cabeceó solo en el segundo palo y anotó el 1-1, que nubló de amargura el debut de Diego Simeone como técnico azulgrana.

Salió lo que podía salir entre un San Lorenzo que se ha quedado prematuramente afuera de todo y un Racing de pico y pala que pone cada día un ladrillo para quedarse en Primera sin escalas intermedias. El partido fue de una mediocridad ilevantable. Y ni siquiera es posible rescatarlo a partir de lo inesperado de su cierre. A los dos les resultó utópico enhebrar más de cinco pases seguidos para generar juego. Sobraron los pelotazos a cualquier parte. Y las jugadas mal concebidas y peor resueltas fueron siempre la regla y nunca la excepción. San Lorenzo quiso más, tuvo a Solari, el mejor jugador de la tarde, y por eso, debió haber ganado. Pero resultó insuficiente.

Se necesitaba algo más. Y ese algo no existió. El equipo jamás pudo contagiarse del clima llamativamente sereno y fervoroso que reinó en el Nuevo Gasómetro. No hubo banderas invertidas ni voces amenazantes contra los jugadores. La eliminación de la Copa se relegó a un discreto segundo plano y el castigado hincha azulgrana parece haber abierto un compás de espera hasta que asome el proyecto futbolístico de Simeone. Sin embargo, más allá del nuevo esquema, un 4-2-3-1 similar al del River campeón del año pasado, con Ledesma y Santana en la recuperación, Chávez, Papu Gómez y Solari como volantes adelantados y Fornaroli como único delantero de punta, no se verificaron novedades. San Lorenzo transmitió la misma inexpresividad y la misma desorientación de antes. El equipo ha dejado de creer en sí mismo y acaso por eso, le empataron un partido que estaba virtualmente ganado.

A Racing le abrieron una puerta a la esperanza y se metió cuando casi no le quedaba margen para revertir la derrota. Ese fue su mérito esencial, no la suerte, y es preciso reconocerlo. Por lo demás, su propuesta fue todo lo austera que puede ser en este momento de sacrificio. Caruso Lombardi no regaló una moneda. Puso no menos de ocho hombres por detrás de la línea de la pelota, a Castromán suelto por los dos costados, a Lugüercio sólo en el medio y con eso, le alcanzó para complicarle la vida a San Lorenzo. Y para no mucho más. Llegó no más de tres veces en todo el partido.

La Academia se fue enamorando del 0-0 a medida que el reloj avanzaba pesadamente y a San Lorenzo se lo devoraba su impotencia. Y los cambios que fue metiendo Caruso dieron la pauta de su satisfacción con el punto que se llevaba. El gol de Solari era un justo castigo a su conformismo. El cabezazo de Matías Martínez le devolvió el sabor dulce a un empate que en verdad, sólo buscó con ahínco en los dos minutos finales de un partido casi impresentable.

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Martínez festeja el tanto del empate, que enmudeció a los hinchas de San Lorenzo.
Imagen: Fotobaires
 
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