EL PAíS › EL DIRECTOR EJECUTIVO COBRA EL DOBLE DEL MAXIMO QUE IMPUSO MAURICIO MACRI

Había un buen salario en el Colón

1El especialista en marketing Martín Boschet tiene un cargo creado para él en el teatro especialmente y cobra 12.500 pesos por mes, lo que duplica cómodamente los 6000 que puso como tope este gobierno porteño y lo que ganaría su mismo jefe.

 Por Sergio Kiernan

El director ejecutivo del Teatro Colón Martín Boschet tiene un contrato especial que le permite cobrar por sus funciones 12.500 pesos por mes. Esto lo pone en una peculiar situación: como el máximo legal que puede cobrar un contratado de la ciudad es de seis mil pesos, Boschet aparece cobrando algo más del doble que su jefe, el director general Horacio Sanguinetti. Para complicar más el tema, Boschet está registrado como aportando a una categoría impositiva que culmina en los 72.000 pesos anuales, que el funcionario supera en seis meses.

Horacio Sanguinetti llevó al joven ejecutivo Boschet a la función pública creando el cargo de director ejecutivo, que nunca existió en el Colón. Como para crear la vacante, el ex rector del Nacional de Buenos Aires y dos veces funcionario militar abolió el tradicional de director artístico. Boschet no tiene absolutamente ninguna experiencia registrada en gestión cultural de ningún tipo: su carrera hasta diciembre de 2007 se concentró en marketing y venta directa en agencias especializadas o empresas. Al asumir, Sanguinetti explicó que su segundo es “un joven del partido que conoce mucho de ópera, o lo suficiente, y que es muy buen organizador”.

Según cuentan sus conocidos, a Boschet efectivamente le gusta escuchar ópera, tanto como le gustan los trenes: el funcionario sería uno de los raros practicantes locales del trainspotting a la británica, y sus viajes siempre incluyen visitas a terminales y estaciones. Con 41 años, Boschet todavía tiene un aire juvenil pero puede mostrar algunos laureles en su profesión de marketinero. Entre 2000 y 2003, por ejemplo, trabajó en las divisiones interactive y direct de Grey Buenos Aires y participó de la creación de las empresas Grey Interactive Latino y Grey Technologie. También fue presidente de la comisión Agencias de la Asociación de Marketing Directo e Interactivo de Argentina, Amdia. Para marzo de 2006, Boschet tomaba la dirección de marketing y ventas de Experiencia Patagonia, una firma de turismo de lujo en el parque nacional de Los Glaciares.

Pero además de ganarse la vida vendiendo y ayudando a vender, y de escuchar ópera, Boschet comenzó a hacer política en su barrio. Fue el fundador de algo no muy definible llamado Proyecto Recoleta, de existencia más virtual que material en www.proyec xtorecoleta.com.ar, que buscaba proyectarlo como posible cabeza de la futura comuna. En rigor, el sitio, Boschet y sus seguidores en Recoleta terminaron trabajando en la campaña general del macrismo. El ahora funcionario se arrimó a los “equipos de trabajo” que según Sanguinetti comenzaron a planear la gestión del Colón ya en mayo. En los pasillos partidarios consideran newtoniano que la estrella de Sanguinetti –y de Boschet– ascendiera en la misma medida en que descendía en el PRO la de Ignacio Liprandi, el coleccionista que coordinó y publicó la sorprendente plataforma cultural para las elecciones.

El PRO debe ser un lugar de lo más simpático, ya que las amistades parecen florecer. Por ejemplo, resulta que Boschet se casó recientemente con Liana Vinacur, encargada de Relaciones Públicas de la cadena Hyatt en el país. La boda tuvo un lado partidario, porque fue organizada por Bárbara Diez de Rodríguez Larreta, we-

dding planner y esposa del actual jefe de Gabinete de Mauricio Macri. La fiesta resultó un éxito y cimentó las relaciones.

Boschet asumió su flamante cargo en diciembre pasado, armado con un contrato de locación de servicios personales firmado con el Colón –todos los nuevos funcionarios firmaron uno– que exhibe su CUIT y lo da como residente en la calle Arenales. El teatro lo contrata sin relación de dependencia, sin relación laboral alguna, sin aportes y sin obra social para “prestar servicios en calidad de Director Ejecutivo” entre el primero de enero y el treinta de junio de 2008. En concepto de honorarios, el Teatro se compromete a pagarle un total de 75.000 pesos en seis cuotas mensuales de 12.500. Ambas partes pueden dar por cerrado el contrato sin más obligación que los días trabajados dentro del mes en que se termine, por renuncia o despido. No hay indemnización.

El artículo sexto del contrato indica que “está a cargo del locador (el contratado) el pago de las obligaciones fiscales y previsionales emergentes de la actividad desarrollada”. Lo cual genera una duda: Boschet está registrado en una categoría de autónomo que tiene como techo los 72.000 pesos anuales. En la mitad de ese plazo, el funcionario se pasa por tres mil pesos.

El contrato de Boschet despierta otras preguntas más de fondo. Al momento de firmarlo, el máximo posible que podía cobrar un contratado era tres mil pesos mensuales, o 36.000 por año en doce cuotas. El 21 de enero, por el decreto 60/08, Mauricio Macri duplicó este monto, que llevaba varios años sin actualizarse. El largo decreto detalla cuánto y cómo pueden gastar en asesores los funcionarios de mayor rango y avisa que sólo pueden superar el monto de 72.000 anuales –seis mil por mes– algunas “contrataciones artístico-culturales” que se monten para “producción de servicios públicos finales y que puedan identificarse con acciones específicas que ejecuta para la organización del Ministerio de Cultura”. Estas acciones son espectáculos puntuales de ballet, teatro, música, lírica, festivales, conciertos, exposiciones, conferencias y actividades académicas afines. Quienes se dediquen a esto podrán cobrar hasta 150.000 pesos en un año. Si hace falta más para contratar a, por ejemplo, una celebridad internacional, el decreto avisa que hay que hablar con el ministro de Hacienda porteño, que debe co-firmar un decreto autorizando el gasto extra.

Nada de esto existía cuando Boschet fue nombrado director ejecutivo. El contrato que le permite ganar 75.000 pesos en seis meses supera por 3000 lo que ahora podría ganar en un año y duplica cómodamente lo que podía ganar al asumir, algo más de un mes antes del decreto del jefe de Gobierno. Si el contrato se renueva por otros seis meses en los mismos términos, el ingreso total de Boschet para 2008 duplicaría el máximo legal decretado por su propio empleador y le obligaría a cambiar de categoría ante la AFIP.

Fue imposible comunicarse con el funcionario, que no respondió a las llamadas de Página/12 para saber si su contrato supera el máximo legal, si tiene un contrato de artista o si simplemente piensa cobrar 75.000 pesos por seis meses de trabajo y donar el resto del año. Sería un aporte generoso para una institución cultural que necesita fondos. El presupuesto de la restauración y arreglos del Master Plan, de 25 millones de dólares, ya fue gastado y Macri dijo que sólo se hizo el 30 por ciento de los trabajos. El teatro que Boschet codirige puede llegar a necesitar otros cincuenta millones para terminarse algún día.


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Martín Boschet y su contrato.
 
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