EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER RECIBIO A BERGOGLIO Y A LA CONDUCCION DEL EPISCOPADO

Una foto que demoró cuatro años

Durante el gobierno de Néstor Kirchner no hubo ninguna reunión con la conducción de la Iglesia Católica. Ayer, apenas nueve días después de haber asumido, Cristina Kirchner los recibió en su despacho, con el cardenal Jorge Bergoglio a la cabeza. No hubo declaraciones, sólo promesas de continuar el diálogo.

 Por Washington Uranga

La Casa Rosada fue el escenario. Ese fue el lugar de la foto. Allí se encontraron la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el titular de la Conferencia Episcopal, el cardenal Jorge Bergoglio. El motivo: el arzobispo de Buenos Aires y máxima autoridad de la Iglesia Católica en la Argentina fue a presentarle sus saludos “protocolares” a la nueva mandataria. No hubo declaraciones, ni antes ni después del encuentro. Las cámaras registraron sí un diálogo cordial entre los dos protagonistas principales que, sin embargo, no estuvieron solos. Por el lado del Gobierno se sentaron el canciller Jorge Taiana, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el secretario de Culto, Guillermo Olivieri. De parte de la Iglesia acompañaron a Bergoglio las máximas autoridades de la Conferencia Episcopal. Estuvieron presentes todos los integrantes de la Comisión Ejecutiva del Episcopado: el arzobispo de Tucumán, Luis Villalba, vicepresidente primero; el obispo de Lomas de Zamora, Agustín Radrizzani, vicepresidente segundo, y el obispo de San Miguel, Sergio Fenoy, quien ocupa el cargo de secretario general del organismo episcopal.

Diálogo fluido, sonrisas y, al menos por el momento, apenas consideraciones generales para una agenda que tendrá que fijarse en los próximos meses. Cristina Fernández y Jorge Bergoglio tuvieron la foto que durante cuatro años no pudieron lograr el propio cardenal primado de la Argentina y el ex presidente Néstor Kirchner. El vocero del Episcopado, sacerdote Jorge Oesterheld, calificó la reunión de “amable” y agregó que los obispos le entregaron a la Presidenta el documento que habían elaborado en abril pasado, donde exhortaban a la construcción de un país desde la inclusión social y reclamaban una autonomía real de los poderes del Estado.

Oesterheld, el único que habló de manera escueta con los medios de comunicación, consideró que el encuentro de ayer puede servir “para que el diálogo vaya a continuar y sea fluido”. Los restantes integrantes de la delegación episcopal se cuidaron muy bien de no pronunciar palabra. Tampoco de parte gubernamental se conocieron declaraciones.

El encuentro es el resultado de una serie de contactos que se dispararon el mismo día en que Cristina Fernández fue elegida como Presidenta, el pasado 28 de octubre. Desde ese momento, de ambas partes, surgieron señales cruzadas intentando dejar atrás una etapa de tensiones y desencuentros que se dieron durante el mandato de Néstor Kirchner. A pesar de que muchos de los temas de fondo y que fueron motivo de las discrepancias todavía no están resueltos, tanto de parte del Gobierno como de la Iglesia se fueron dando pasos de acercamiento.

Primero fue la nota que Bergoglio y la Comisión Ejecutiva le enviaron a la Presidenta electa saludándola por el resultado de los comicios y deseándole los mejores augurios para la gestión. Se trató de una formalidad institucional. Pero el gesto no pasó desapercibido en la Casa Rosada. A tal punto que la carta que inicialmente fue enviada al Senado dirigida al despacho de la entonces senadora, fue rápidamente rescatada por la Casa Rosada para, a su vez, agradecer. Los obispos también tomaron nota de la disposición al diálogo que Cristina Fernández puso de manifiesto en sus primeras declaraciones después de las elecciones. Este tema es una de las cuestiones en las que el Episcopado ha puesto mayor énfasis en todos sus últimos pronunciamientos. También anotaron todo lo que la Presidenta ha dicho sobre la “calidad institucional”, otro ítem que si se revisan los documentos episcopales aparece con frecuencia en la agenda eclesiástica.

Mientras Cristina Fernández hacía llegar por fuentes oficiosas su disposición a concretar un encuentro con Bergoglio y los suyos, los obispos también anotaron en la cuenta positiva los pronunciamientos de la nueva mandataria en contra del aborto y en concordancia con los lineamientos eclesiásticos en la materia. No fue menor la “contribución” al acercamiento a través de la decisión de dejar caer el estado parlamentario de algunas iniciativas en materia de políticas de salud que están en contradicción con las orientaciones de la Iglesia.

Todo esto fue abonando el camino para el encuentro de ayer. Pero también la interna eclesiástica ayudó para que la foto de ayer en la Casa Rosada pudiera concretarse. Las resistencias que Bergoglio siempre presentó para solicitar una audiencia con Néstor Kirchner, argumentando de distintas maneras pero apuntando siempre a que el ex presidente no tenía respeto suficiente por la investidura eclesiástica, se fue desmoronando ante el recambio por Cristina Fernández.

En la última reunión de la Comisión Permanente celebrada en Buenos Aires la semana anterior, varios obispos insistieron, respetuosa pero firmemente ante Bergoglio, para que solicitara la audiencia. La expectativa y el asedio periodístico hicieron que el hecho se demorara una semana, pero en cuanto se concretó la respuesta de la Rosada no se hizo esperar. La reunión se llevó a cabo en menos de 48 horas.

En el camino del encuentro no puede dejarse de lado el aporte que, a través de un diálogo tan fluido como cuidadoso, sostienen en forma permanente el secretario general del Episcopado, Sergio Fenoy, y el secretario de Culto, Guillermo Olivieri. Ambos son hombres de bajo perfil, pero a través de ellos se canaliza gran parte del diálogo institucional.

La falta de declaraciones posteriores al encuentro es parte del acuerdo, pero también de la cautela que las dos partes prefieren mantener, sobre todo después de los tormentosos años precedentes en los que, quizás como pocas veces en la historia argentina, la relación entre la Iglesia y el Gobierno estuvo por demás tensa.

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El cardenal Jorge Bergoglio y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se encontraron en la Casa Rosada.
 
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