18:22 › UCRANIA

"Los cuerpos no irán a ningún lado hasta que lleguen los expertos"

Los insurgentes pro rusos del este ucraniano tomaron control de los cuerpos recuperados del derribado avión de Malaysia Airlines. Observadores de la OSCE supervisaron los cadáveres almacenados en vagones refrigerados. Los gobiernos de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Alemania urgieron al presidente ruso, Vladimir Putin, a garantizar que los rebeldes no impidan la labor de investigadores internacionales.

La delicada cuestión de quién dirige la recolección de evidencia en el lugar donde cayó el avión, que está bajo control de los insurgentes pro rusos, dominó la jornada de hoy, especialmente luego de que funcionarios ucranianos denunciaron que los rebeldes les sacaron los cuerpos a la fuerza a rescatistas enviados de Kiev.

Expertos de la Organización de Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE) que ayer visitaron el lugar de la catástrofe y que se habían quejado de impedimentos puestos por los rebeldes, regresaron hoy al lugar y afirmaron haber comenzado a trabajar con mayor libertad.

En Donetsk capital, luego de algunas declaraciones no muy claras de sus subalternos, el líder rebelde Alexander Borodai dijo que los cuerpos recuperados permanecerán en cuatro vagones de tren refrigerados, en los que fueron cargados hoy, en la ciudad de Torez, a 15 kilómetros del lugar de la caída.

"Los cuerpos no irán a ningún lado hasta que lleguen los expertos" de la Organización Internacinonal de Aviación Civil, dijo Borodai, citado por la cadena de noticias CNN. También dijo que se recobraron las cajas negras y que serán entregadas a los especialistas internacionales. Borodai agregó que también esperaban a un equipo de 12 expertos de Malasia e insistió en que sus fuerzas no están dificultando la tarea de los investigadores internacionales.

Observadores de la OSCE que supervisaron en Torez los cadáveres almacenados en los vagones refrigerados dijeron haber contado 196 cuerpos y que parecían estar en buen estado de conservación. Luego se trasladaron al lugar del siniestro, un descampado junto a la localidad de Grabovo, a 50 kilómetros de la frontera rusa, donde el jefe de la misión, el suizo Alex Hug, dijo a periodistas que los rebeldes les estaban permitiendo trabajar "más libremente".

Horas más tarde, el gobierno ucraniano anunció el hallazgo de otros 27 cuerpos en el lugar del siniestro, pero no quedó inmediatamente claro si estaban incluidos dentros de los 196 contabilizados por la OSCE.

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, dijo hoy que Rusia es responsable por el manejo de la evidencia que se recolecte en el lugar. "Aquí hay una acumulación de evidencia, de la cual Rusia necesita dar cuenta. No estamos sacando ninguna conclusión definitiva. Pero hay muchos puntos de los cuales es necesario que Rusia se haga responsable", dijo Kerry en una entrevista con el canal NBC.

Por su parte, los gobernantes de Francia, Alemania y el Reino Unido exigieron hoy a Putin que haya "acceso libre y total" a la zona de la catástrofe para los investigadores internacionales, insinunado que nuevas sanciones podrían ser posibles si Rusia no utiliza su ascendiente sobre los rebeldes.

El presidente francés, Francois Hollande, la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro británico, David Cameron, llegaron a este entendimiento tras mantener una serie de conversaciones telefónicas, informó la Presidencia francesa en un comunicado. "Si Rusia no toma las medidas necesarias, la Unión Europea estudiará las consecuencias" en su reunión de cancilleres del próximo martes, dijo el comunicado.

En Kiev, la embajada estadounidense emitió hoy un duro comunicado apuntando a la complicidad de Rusia en armar a los rebeldes y reiterando que el avión de pasajeros fue derribado por un misil disparado desde territorio controlado por los insurgentes. Ucrania y los separatistas se acusan de haber disparado un misil que derribó el Boeing-777 el jueves pasado cuando sobrevolaba la región oriental de Donetsk en su ruta desde la ciudad holandesa de Amsterdam a Kuala Lumpur, en Malasia. Los 298 ocupantes, de más de una docena de países, murieron en el desastre.

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El líder rebelde Alexander Borodai dijo que los cuerpos recuperados permanecerán en cuatro vagones de tren refrigerados en la ciudad de Torez, a 15 kilómetros del lugar de la caída.
 
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