El pasado miércoles 28 de junio, Día Internacional del Orgullo, para muchos fue un día de festejos, para nosotres (las personas trans) fue una nueva posibilidad de decir: ¡basta! El año pasado para la misma fecha realizamos el gritazo travatrans pidiendo justicia por nuestras compañeras, a las que no queremos verlas más ni presas ni muertas. No queremos otra cosa que los derechos que debemos tener todes. Vivienda, salud, trabajo, educación. Vivimos en un estado de emergencia desde que nacemos hasta buena parte de nuestras vidas. No queremos que se siga reproduciendo la desigualdad que vuelve inalcanzable cualquier objeto. Más allá de eso nuestros cuerpos se siguen mostrando para ser odiados. 

La noche del miércoles hacía frío, casi 14 grados. Ya había caído el sol. Eran las seis de la tarde pasadas. Llegaba en subte a Plaza de Mayo. Había mucha gente. Se entremezclaban militantes, empleados salidos de la oficina, curiosos, etc. 

Debo decir que esta segunda marcha fue muy concurrida. No podría precisar el número exacto pero duplicó la cantidad de la del año pasado, cuando se realizó el Gritazo Trava Trans. La sororidad de las mujeres se hizo presente y estábamos mancomunadas. Es una buena señal. Recién liberada, Higui, otra víctima del patriarcado, de la gente correcta, estaba ahí, marchando con nosotras. Las compañeras Florencia Guimaraez García y Sasha, uno de los hermanos de Diana Sacayán, pronunciaron unas palabras antes de iniciar la marcha. Detallaron los motivos por lo que nos encontrábamos allí.

-Ni presas ni muertas.

-Por la implementación del cupo laboral trans.

-Por la reparación histórica de las víctimas de la represión institucional.

-Basta a la expectativa de vida de 35 años

-Justicia por Diana Sacayán, nuestra querida compañera asesinada.

-Basta de travesticidios.

Comenzamos a marchar, megáfono en mano y cantando “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las travestis en la cara de la gente”. Muchos medios independientes estaban ahí también para cubrir. En un momento por Avenida de Mayo nos cruzamos con la policía. Ellos estatuticos, esperando la orden del superior que les indicó que se aparten, obviamente luego de hacer las señales pertinentes para mostrarnos quién manda. Así y todo seguimos marchando.