Los policías brasileños en huelga por mejoras salariales desde hace diez días desocuparon ayer la sede de la Asamblea Legislativa del estado de Bahía, donde estaban amotinados. Dos de los principales líderes del movimiento, Marco Prisco y Antonio Paulo Angelini, quedaron detenidos, con lo que suman cuatro los huelguistas en esa condición de un total de 12 órdenes de captura decretadas contra los cabecillas de la medida. La huelga policial originó una ola delictiva que incluyó al menos 115 homicidios e hizo peligrar la celebración del Carnaval, que se iniciará en una semana y moviliza anualmente a miles de turistas.

El teniente coronel Marcio Cunha, responsable de comunicación de la operación militar que cercó el local, confirmó la salida de los 245 policías, quienes pasaron por una inspección antes de ser liberados. El jefe militar aclaró también que en el interior del edificio no había niños, a pesar de que los policías habían dicho que de la ocupación participaban también sus familiares, incluidos hijos. Por su parte, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, rechazó ayer una amnistía para policías que cometieron delitos en el décimo día de huelga en Bahía, horrorizada por los actos vandálicos que promueven. Según conversaciones telefónicas grabadas entre los huelguistas, afirmó que hay otros motivos en esa paralización por aumentos de salarios en vísperas del Carnaval. “Quedé horrorizada ayer cuando escuché grabaciones telefónicas entre líderes de la protesta en la TV Globo sobre el hecho de que hay otros intereses envolviendo el paro. Eso no es correcto”, afirmó Rousseff en Pernambuco, durante una visita a las obras de la Ferrovía Transnorestina. “Hoy Brasil tiene una visión moderna de garantía de la ley y el orden y no consideramos que sea correcto instaurar el pánico, el miedo, crear situaciones que no son compatibles con una democracia”, señaló la mandataria.

“Si hay una manifestación no debe ser condenada”, dijo Rousseff. “Pero actos ilícitos no pueden ser amnistiados, porque entonces nos convertimos en un país sin reglas”, dijo la mandataria, y agregó que aguarda con expectativa el fin de la huelga de los policías militares de Bahía.

El gobernador del Estado, Jacques Wagner, enfatizó que existen unas grabaciones en las que Prisco llama a quemar camiones y bloquear una de la principales autopistas bahianas (la BR-116) y extender el paro a otros estados de Brasil, como Río de Janeiro y San Pablo.

Según el gobernador, ello demostraría que engañó a los policías que reclaman pacíficamente un aumento salarial. Wagner insistió en que los policías que adhirieron pacíficamente a la huelga no sufrirán ningún castigo. “Pero los que usaron armas e incitaron a la violencia responderán a procesos judiciales y administrativos”, enfatizó.

Por otra parte, el Legislativo de Río de Janeiro votó simbólicamente aumentos salariales para la Policía Militar, Civil y Bomberos del Estado, propuestos por el oficialismo, con enmiendas que introdujo la oposición. Ello permitió alcanzar un consenso mayoritario, horas antes de que una asamblea de uniformados decida si se declara o no en huelga. La propuesta también garantiza nuevos beneficios para la policía, como un fondo de horas extra, un adicional de 100 reales de viáticos y el pago de gratificaciones para uniformados heridos en el ejercicio de sus funciones. Por su parte, el ministro de Justicia de Brasil, José Eduardo Cardozo, garantizó el envío de tropas del ejército a Río en caso de una huelga generalizada.