EL PAíS › LA CAUSA PARALELA POR EL ASESINATO DE MARIANO FERREYRA

Chicana para evitar la indagatoria

 Por Irina Hauser

La causa en la que se investigan presuntos sobornos dirigidos a la Cámara de Casación Penal para que dejara en libertad a la patota acusada de asesinar a Mariano Ferreyra quedó otra vez paralizada y con las indagatorias en suspenso. Es porque el abogado y ex juez federal subrogante Octavio Aráoz de Lamadrid, que debía declarar ayer como sospechoso, recusó al juez Luis Rodríguez y pidió su juicio político. También requirió apartar al fiscal Sandro Abraldes, que dio impulso a la investigación. Todos estos planteos tendrán que ser resueltos por la Cámara del Crimen.

Aráoz de Lamadrid está imputado por presunto cohecho, ya que quedó escrachado en las escuchas que se habían ordenado en la investigación principal sobre el homicidio de Ferreyra, ocurrido el 20 de octubre de 2010. En esas conversaciones, el abogado –que había defendido a uno de los matones presos– aparecía en un papel fundamental en la presunta planificación de un soborno para beneficiar a la patota detenida y, por ende, al titular de la Unión Ferroviaria (UF), que era investigado como posible instigador del crimen pero aún no estaba en prisión. De hecho, Pedraza participaba de esos diálogos reveladores, que también involucraron a un agente de la Secretaría de Inteligencia (SI), Juan José Riquelme, al contador del gremio Angel Stafforini y el secretario de Casación Luis Ameghino Escobar. Hay tres jueces investigados. Uno renunció, otro dejó su cargo de subrogante en Casación.

Las indagatorias comenzaron el lunes último con Riquelme, que se negó a declarar. Tanto él como Aráoz de Lamadrid fueron señalados por la fiscalía como presuntos intermediarios de la trama. Aráoz fue secretario, en Casación, de uno de los jueces que están siendo investigados, Eduardo Riggi. La pesquisa apunta a que se habría manipulado el sorteo del expediente para que el caso le tocara a la Sala III, que él integra. En el estudio de Aráoz de Lamadrid se secuestraron 50 mil dólares que, al parecer, habrían estado destinados a “compensar” ese sorteo y comprar voluntades, según las propias escuchas telefónicas. El dinero había sido llevado por Stafforini hasta su oficina.

Aráoz de Lamadrid evitó la indagatoria al recusar al juez Rodríguez y al fiscal Abraldes, que lo investigan. Con esta aparente maniobra logró parar la causa otra vez y las indagatorias de él, Pedraza, Stafforini y Ameghino Escobar quedaron en el aire hasta nuevo aviso.

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